Al final de su mandato, muy pocas cosas sorprenden al electorado norteamericano en la praxis política de Mr. Trump; él como ningún otro presidente norteamericano, ha hecho de las maniobras mediática infructuosas y las fallidas emboscadas a sus adversarios, una carta de presentación ante el mundo; a él poco le importa las valoraciones ética y morales, las críticas programáticas o los señalamientos políticos de sus aliados; ya que todas las imputaciones en su contra, se diluyen en la nube de las postverdades y el Fake News.
En ese orden de ideas, sin ánimo de disculpar su aberrante conducta, hay que decir que Trump no es un gobernante con autonomía, sino un mandadero al servicio de los poderes corporativos, económicos y financieros que controlan a esa sociedad supremacista, vacía de contenido político, y cargada de convencimiento económicos, donde el más delincuente triunfa y para que sea admirado por toda la sociedad, se construyen relatos fantasiosos que desbordan en mistos para inspirar a millones de pobres que sueñan con ser ricos.
En consecuencia, él es un pobre rico, preso de sus ambiciones el cual "gobierna" con muchas restricciones, signado por el mandato de un guion preestablecido al que no puede contradecir y es su deber cumplir y asumir las consecuencias históricas de su praxis devenga.
Quien quiera verificar esta afirmación, solo tiene que revisar, los gobiernos que anteceden a Mr. Trump y verificar si hubo alguna diferencia en su política internacional, modelo económico y modelo estado. Solo piense un momento en que se diferenciaron Bush (padre), Bush (hijo), Clinton, Obama de Mr. Trump. Salvo sus personalidades la política guerrerista y asesina fue la misma.
Afortunadamente para él inefable Presidente, tiene sus días contados en la Casa Blanca, todo señala que perderá las elecciones; mejor dicho, que no será favorecido por las componendas de los colegios electorales, pues ya cumplió el objetivo trazado por el establishment: "movió todo lo que tenía que mover, no cambio nada y del caos que causó", surgirán las oportunidades que han de redundar en el reposicionamiento de los capitales norteamericanos en el mundo.
Es importante señalar, que no hay contradicción esencial entre quien gobierna USA y sus opositores; y poco importa, pues los objetivos del Estado Nación trascienden a las circunstanciales alternancias en el poder. Por ello para el resto de la humanidad, el cambio de presidente en Estados Unidos, no significa absolutamente nada. Pues los objetivos son los mismos aunque los estilos varíen entre una personalidad presidencial y otro.
En ese orden de ideas, Venezuela, Cuba, Nicaragua, México, China, Rusia, Siria, Palestina e Irán, entre otros; "mientras insistan en ser libres del yugo de los EE.UU.", seguirán siendo objeto de agresiones por parte del Imperio. Una agresión que a los fines del modelo económico comercial que le sustenta, por un lado mantiene viva la industria de guerra, su principal fuente de enriquecimiento, y por el otro, desarrolla la Doctrina del destino manifiesto (1803), con la cual Estados Unidos de Norte América, se asume predestinado a extenderse en el mundo tomando nuevos territorios y todo cuanto en él se encuentre.
Es evidente que el mundo está en peligro; que las recurrentes crisis generadas en occidente, pone en riesgo la sobrevivencia de la humanidad toda. Hoy no hay coincidencias ideológicas uniformes que se contrapongan a la barbarie imperial como el siglo XX cuando el bloque socialista actuaba a manera de contrapeso y viceversa; todo lo contrario, está surgiendo la diversidad, se está revelando un mundo multipolar, multi étnico y pluricultural, el cual ha de ser suficiente para frenar a cualquier hegemonía.
Prueba de los antes dicho es que en la actualidad no es extraño las coincidencias en la diversidad, por ejemplo, la Revolución Islámica de Irán, el ayatolá Seyed Ali Jamenei desarrolla coincidencias y acuerdos con el Partido Comunista Chino, la Revolución Cubana, la Revolución Bolivariana y la mayoría de los 130 países de la NOAL.
He allí lo medular del asunto. Donald Trump saldrá de la Casa Blanca, pero continuará la tragedia de las imposiciones hegemónicas de EE.UU., y su caterva de aliados en el mundo. Tal vez pronto logremos superar la pandemia del COVID19, pero seguro que el capitalismo salvaje e inhumano, volverá por la senda de la explotación de un planeta cada vez más agotado. Sin embargo, tenemos una gran oportunidad de cambiar el orden mundial y retornar a la dinámica social convencido de nuestras vulnerabilidades y enterados de nuestras fragilidades como especie.
Pero si el imperio y su modelo depredador siguen devorando al planeta, la próxima pandemia será por hambre y sed, la cual no dejara margen para el desarrollo de oferentes y demandantes en ningún mercado.
Los habitantes de este planeta, tenemos mucho por lo cual luchar y un enemigo voraz que no da cuartel a la paz y la vida. No renunciaremos a Revolución Bolivarina y seguiremos por el camino trazado por el Comandante Presidente Chávez (2012) para la preservación de la especie humana.
Hoy, estamos frente a ese riesgo inminente. No es casual que quienes se oponen sean los mismos que provocaron las terribles condiciones ambientales en las que vivimos. No es extraño, que USA lidere la lista de muerte por contaminación de CONVID19 y las principales economías del planeta le sigan en la lista. No es casual, por el contrario es consecuencia concreta de tanta irresponsabilidad. La Revolución es el camino y el socialismo la alternativa.