Planes frustrados, o tierra prometida

En marzo de 2005, Peter Maass —reportero del New York Times Magazine— viajó como reportero con un comando de la policía especial formado por James Steele. Maass visitó una biblioteca pública de Samarra convertida en una prisión macabra. Vio prisioneros con los ojos tapados y grilletes, algunos con señales visibles de golpes, y una mesa con "manchas de sangre". Escuchó cómo alguien vomitaba y gritos que describió como "escalofriantes, como los gritos de un loco o de alguien a punto de volverse loco". También oyó claramente el sonido de dos disparos procedentes "del interior o de detrás del centro de detención".

En El Salvador, los escuadrones de la muerte fueron conocidos por utilizar el asesinato no sólo para deshacerse de los adversarios políticos, sino también para enviar mensajes de terror a la población en general. Los cuerpos mutilados que aparecían en las cunetas transmitían a la comunidad que el individuo que mostrase su disconformidad podría ser el próximo cadáver. Con frecuencia, los cuerpos torturados presentaban la "firma" del escuadrón: Mano Blanca o Brigada Maximiliano Hernández. En 2005, este tipo de mensajes eran habituales en las cunetas de Irak: prisioneros que habían sido vistos por última vez en manos de comandos iraquíes (relacionados con el Ministerio del Interior) aparecían con un solo orificio de bala en la cabeza, las manos todavía esposadas a la espalda, o con orificios de taladro en el cráneo. En noviembre de 2005, Los Angeles Times informó de que a la morgue de Bagdad "llegan todas las semanas decenas de cuerpos a la vez, incluyendo numerosos cadáveres con esposas de la policía" (esposas que después son devueltas).

Diez meses después de que "la opción de El Salvador" se mencionase por primera vez en la prensa quedaron claras sus tremendas implicaciones. Los comandos iraquíes, entrenados por Steele, trabajaban oficialmente para el ministerio del interior iraquí. Cuando Maass preguntó acerca de lo que había visto en la biblioteca, desde el ministerio insistieron en que "no se permite ningún abuso de los derechos humanos de los prisioneros que están en manos de las fuerzas de seguridad del Ministerio del Interior". Sin embargo, en noviembre de 2005 se localizaron 173 iraquíes en un calabozo del ministerio algunos habían sido torturados hasta el punto de que se les estaba cayendo la piel, otros tenían marcas de taladros en el cráneo, o les habían arrancado los dientes y las uñas de los pies. Los prisioneros liberados afirmaron que no todos habían salido con vida y confeccionaron una lista de 18 personas torturadas hasta la muerte en el calabozo del ministerio los desaparecidos.

Esto es lo que ocurre con los proyectos de crear sociedades modelo en países que no son los propios. Las campañas de limpieza rara vez son premeditadas. Sólo cuando las personas que viven en el país en cuestión se niegan a abandonar su pasado, el sueño de la tabla rasa se desdobla en su otro yo, la tierra arrasada; sólo entonces, el sueño de creación total se convierte en una campaña de destrucción total.

La violencia no prevista que hoy azota Siria es creación del optimismo letal de los arquitectos de la guerra. Se predeterminó con esta frase aparentemente inofensiva, incluso idealista: "un modelo para un nuevo Oriente Medio" La desintegración de Siria tiene sus raíces en la ideología que exigió una tabla rasa sobre la que escribir la nueva historia. Cuando esa tabla inmaculada no apareció, el defensor de esa ideología procedió a destruir con la esperanza de hacerse con esa tierra prometida.

¡La Lucha sigue!



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Manuel Taibo


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