El imperialismo no espera. En el escenario que estamos viviendo, Producto de la agresión a la que el pueblo venezolano, ha sido asediada por el País más poderoso del planeta. Debemos de reconocer en este momento tan delicado para La Patria, la abnegación de los funcionarios de los cuerpos de seguridad del Estado para desarticular a bandas criminales del suroeste de Caracas, con vinculaciones a grupos paramilitares provenientes de Colombia, que cuentan con el apoyo de grupos terroristas de ultraderecha nacional. Acabamos de obtener un gran éxito en contra de grupos criminales terroristas formados, financiados y armadas por el paramilitarismo colombiano en la Cota 905, bajo la dirección de Iván Duque, Presidente de Colombia. La participación de la derecha terrorista venezolana es evidente, así lo señalan las prueban presentadas, igualmente lo declara uno de voceros Freddy Guevara, como también lo reconoce el prófugo de la justicia venezolana, Leopoldo López desde España. Desde donde conspira para desestabilizar el gobierno que el pueblo venezolano, se dio por la vía del voto.
Los gobiernos de Colombia y estadounidense, tienen acuerdos muy importantes en la escena del crimen y la desestabilización de gobiernos libres, independientes, soberanos y democráticos que surgen por la vía del voto. También tienen poderosas corporaciones mediáticas, para manipular las comunicaciones y desinformar.
Venezuela y específicamente la ciudad de Caracas enfrentaron durante 4 días una situación de tensión, por la toma de la Cota 905, encontramos los hechos generadores de violencia y sufrimiento a la comunidad de la zona, pero también de lo que geoestratégicamente esto significa. Aunque hay delincuencia no estamos en presencia del hampa común. El imperialismo no espera, lo concentrado en los alrededores de la cota 905, es una creación muy original por parte de los gobiernos de los EE.UU. y Colombia, con el agregado de hampa común, paramilitares, narcotráfico y la derecha terrorista venezolana, en cabezada como quedó demostrado por: el exdiputado rastrojo Juan Guiado, el prófugo de la justicia venezolana Leopoldo López y el responsable de muchas muerte en las guarimbas de los años 2014, 2015,2016 y 2017, Freddy Guevara. Después que funcionarios de seguridad del estado venezolano tomaron la Cota 905 y las zonas aledañas, el pasado 7 de julio, salieron a la luz las verdaderas dimensiones del conflicto que podría llamarse a estas alturas paramilitarismo político urbano.
El hampa común, no utiliza las armas de guerra incautadas por las autoridades, entre las cuales se halló una ametralladora .50 de fabricación estadounidense para las Fuerzas Armadas gringas, con potencia para derribar a un avión o helicóptero a baja altura y penetrar un carro o fortificación sin blindaje, y varios rifles con mira telescópica de francotiradores. Municiones, lanzacohetes y fusiles de asalto era lo que sobraba en las manos de los delincuentes, que azotaban la zona sur oeste de Caracas. Cómo llegó armamento de ese calibre a las manos de los criminales. Confirmado el magnicidio: del presidente Jovenel Moise, 26 de los 28 detenidos, son de nacionalidad colombiana, militares activos y empleados todos de una empresa con sede en Florida, EEUU, que usa mercenarios para llevar la guerra a los países del mundo. Surge una pregunta, qué relación tiene los ocurrido en Haití con los sucesos ocurridos en la cota 905, con impresionante proyección mediática.
El imperialismo no espera. Resulta que la empresa que empleó a los asesinos de Jovenel Moise es propiedad de un venezolano, que es seguidor del exdiputado rastrojo Juan Guaidó, y además, fue una de las opciones consideradas por el autoproclamado interino de Venezuela, para ejecutar el contrato asesino que finalmente firmaría con el gringo Jordán Goudreau, desarrollado en territorio colombiano, con la protección del gobierno colombiano, y perpetrado en nuestro territorio por las costas centrales como una intentona de invasión y de golpe de Estado.
