Salvo contadas y honrosas excepciones, los ungidos diplomáticos de carrera del MRE venezolano, arremeten con furia contra la política internacional bolivariana y su marcado énfasis en estrechar las buenas relaciones con los gobiernos y mantener los lazos de amistad, compromiso y solidaridad entre los pueblos. Para ellos, la diplomacia es neutral, oportunista, voraz y depredadora, pues así lo manda la globalización, el libre mercado y el imperio. A su juicio, no hay razones que justifique un internacionalismo franco y de cara a la mutua cooperación entre las naciones; a su entender, no hay cabida para la negación de los rentables negocio que se derivan de las necesidades energéticas y el hambre del mundo, y por tanto ir con la mano extendida al encuentro de soluciones para los ingentes problemas que atraviesa la humanidad, es peder el rumbo, malgastar esfuerzos, regalar los recursos.
Ahora bien, hay que reconocer que las minoría opositoras a la política internacional de la revolución no admiten ningún razonamiento que contradiga lo esencial de sus convicciones ideo políticas, radicalmente social demócrata y demócrata cristiana, de derecha para ser exactos, y por ello señalan la negación del humanismo, la cooperación y la hermandad, como objetivo primordial para el logro de un mundo multipolar, pues ello pone en riesgo el estatus de supremacía meritocratica, clasista, xenófoba y radicalmente racista, que esto “sesudos defensores del capitalismo internacional” han ocupado y en alguno casos heredado de generación en generación desde la fundación del MRE.
Es así como, mientras los pueblos del vilipendiado tercer mundo avanzamos por la senda de la lucha a favor del desarrollo sostenido de una economía social, de cara a superar los daños estructurales dejados por gobiernos plegados a los designios del imperio, los sempiternos gobernantes de derecha y su diplomacia entreguista, enajenada y apátrida, junto a los mentados analistas internacionales criollo y demás especies mercenarias y oposicionistas a la revolución bolivariana, reciben con bombos y platillos al amo de la muerte, el genocida George W. Bush, manifestando sin inmutarse que dicha visita es la mejor oportunidad para impedir el avance del poder popular que representa el presidente Chávez. Todo ello, con la esperanza de volver al festín de los elegidos para garantizar la supremacía de los valores hegemónico del capitalismo depredador.
Para nadie es un secreto, que en las catervas de la diplomacia tradicional, se rebosa el oportunismo individual y el desconocimiento a la realidad sustantiva de las masas concientes, se obvia los elementos críticos frente a la realidad concreta y en nombre de una pretendida neutralidad y objetividad tras la cual se escudan todas las perversidades imaginables en contra de aquello que osan pensar contrario al mandato del imperio, se pondera el autismo retórico y escurridizo como norma del buen comportamiento en la diplomacia internacional.
Cabe destacar, que a esto grupúsculos y sus reconcomidos odios sociales, cínicos cancerberos del imperio, tanto les perturban los procesos sociales de emancipación que se gestan en Venezuela y América Latina, que hoy parecen una verdadera jauría de hambrientos lobos feroces, que con su actitud arrastrada, clavan sus dientes en el músculo de los sectores empobrecidos.
Caso patético, son las declaraciones emitidas por los sabios analistas internacionales, que por ahora co-habitan en los eternos medios de comunicación de masa, devenidos en partidos de oposición delirante, cuando vindican exageradamente las bondades de la visita del presidente Bush a A.L, asegurando, que ya era hora que USA viera “su patio trasero” y restituyera el “orden histórico de las clases dominantes” pues a su juicio, esa gente de color extraño, extracción humilde (indígena, negro, pobre) no debe mandar.
En consecuencia, el mensaje es claro, el imperio no descansará en sus arremetidas contra la revolución y para ello utilizará todos los recursos disponibles, especialmente a los sátrapas aduladores, cipayos cuya aspiración mayor es entregar hasta el último recurso natural y energético disponible en las ricas tierras al sur del trópico de cáncer. Por ello seguiremos en la lucha, pues el socialismo se construye peleando.
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