En abril de
2007, tras las presiones de Washington, la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos (CIDH) de la Organización de Estados Americanos
(OEA), decidió abrir una investigación a Venezuela por “atentado
a la libertad de expresión”. La CIDH se refiere a las agresiones
de las que habrían sido víctimas algunos periodistas de los canales
de televisión golpistas RCTV y Globovisión, durante
el golpe de Estado –que por otra parte apoyaron– contra el presidente
Hugo Chávez en abril de 2002. Cinco años después de los hechos, la
Comisión consideró súbitamente que las demandas eran admisibles (1).
La CIDH guardó
un asombroso silencio después del golpe del 11 de abril de 2002 en
el que varias personas fueron salvajemente asesinadas. En vez de pronunciarse
sobre las masivas violaciones de los derechos humanos que siguieron
al golpe de Estado que derrocó a Chávez durante 48 horas, prefirió
al contrario dar crédito a las denuncias que presentó la oposición,
responsable de la ruptura del orden constitucional. En realidad, el
timing (momento oportuno) de este procedimiento, con motivaciones
politiqueras, está íntimamente ligado a la decisión del gobierno
venezolano de no renovar la concesión audiovisual a RCTV, que
finalizará el 27 de mayo de 2007.
El presidente
Chávez no tardó en reaccionar para denunciar la hipocresía de la
CIDH que, según él, no dispone de ninguna autoridad moral “para
emitir cualquier juicio referente a asuntos constitucionales de Venezuela
[...], pues apoyó descaradamente con su silencio la violación de derechos
humanos durante el golpe de Estado de abril de 2002”. También criticó
la falta de independencia de la Comisión cuyas instrucciones “obedecen
a los intereses de la administración Bush”. “¿Cómo van a venir
a opinar con propiedad, cuando no se pronunciaron ante los hechos inconstitucionales
e inmorales del golpe de Estado?”, cuestionó (2).
La posición
partidista de la CIDH muestra desgraciadamente hasta qué punto depende
de la influencia de la Casa Blanca. En efecto, es sorprendente ver a
esta Comisión de la OEA acusar a las autoridades venezolanas de algunas
agresiones esporádicas de las que fueron víctimas algunos profesionales
de los medios privados, cuando se ha negado siempre a condenar el cierre
de la cadena pública Canal 8 que orquestaron los golpistas en
abril de 2002 y las violencias que siguieron. Mediante esta acción
con el timing dudoso, la CIDH se presta a la campaña hostil
contra el gobierno bolivariano y acaba de perder la poca credibilidad
que le quedaba.
El asunto
RCTV
La decisión
del gobierno venezolano de no renovarle la concesión a RCTV
es una acción perfectamente legal ya que el espectro de las ondas hertzianas
pertenece al Estado. Además la población, que todavía tiene en la
memoria la participación activa de este canal en los sangrientos eventos
de abril de 2002, respaldó ampliamente esta posición. Numerosos observadores
se han asombrado del hecho de que los cuatro principales canales de
información privados Univisión, Globovisión, RCVT
y Televen, todos cómplices del golpe de Estado que dirigió
Washington, no se hayan nacionalizado.
Efectuando
un flagrante acto de ingerencia en los asuntos internos de un país
vecino, el Senado chileno aprobó una resolución exigiendo a su presidenta,
Michelle Bachelet, que protestara contra la no renovación de la concesión
de RCTV ante la OEA. El acuerdo suscrito por 18 votos contra
6 denuncia “la trasgresión de la libertad de pensamiento y de expresión”,
sin mencionar de ninguna forma la implicación del canal en los acontecimientos
de 2002. La adopción de ese texto por un Senado dominado por una mayoría
de derecha es poco sorprendente, según el presidente Chávez: “Se
trata de la misma derecha que aplaudió el golpe de Estado” de 2002,
“esa extrema derecha que nos odia” (3). Este virulento intercambio
suscitó algunas tensiones entre las dos naciones (4).
Jesse Chacón,
ministro del Poder Popular para las Telecomunicaciones y la Informática,
explicó que la no renovación de la concesión a RCTV era un
hecho natural e inexorable. En efecto, conforme a los artículos 1 y
4 de Reglamento sobre las Concesiones para Televisoras y Radiodifusoras,
el acuerdo que se firmó el 27 de mayo de 1987 con RCTV por una
duración de 20 años finaliza el 27 de mayo de 2007. El espacio radioeléctrico
que ocupa actualmente RCTV se destinará a un nuevo canal público
conforme al artículo 108 de la Constitución que estipula que el Estado
“garantizará servicios públicos de radio y televisión y redes de
bibliotecas e informática, con el fin de proporcionar el acceso universal
a la información” (5).
Chacón insiste
precisamente en el hecho de que no se trata de una decisión política:
“Si se tratara de una decisión política, el 14, 15 ó 16 de abril
[de 2002] aquí se habría abierto un procedimiento administrativo y
se habrían cerrado todos los canales de televisión, pues los venezolanos
sabemos cómo participaron activamente en el golpe de Estado del 11
de abril”. El ministro subrayó que los tiempos habían cambiado desde
1987 y que ahora se daba prioridad al servicio público de información
(6).
RCTV,
además de su participación en el golpe de 2002, es el canal de televisión
que ha sido más sancionado en la historia de Venezuela. Desde su creación
en noviembre de 1953, las autoridades sancionaron por lo menos seis
veces a este medio privado. En 1976, bajo el primer gobierno de Carlos
Andrés Pérez, RCTV fue cerrado durante tres días por violar
la ley sobre los programas televisivos. En 1980, el gobierno de Luis
Herrera Campins también decretó un cierre de 36 horas por las mismas
razones. En 1981, RCTV fue cerrado también durante 24 horas
por divulgar escenas de carácter pornográfico. Bajo el segundo gobierno
de Carlos Andrés Pérez, RCTV fue sancionado durante un día
por difundir propaganda comercial a favor del consumo de tabaco. En
1991, la Corte Suprema de Justicia prohibió un programa no conforme
a la legislación. Por fin, en 2002, bajo el gobierno de Chávez,
RCTV fue condenado a una severa multa por acuerdo ilícito con otros
canales de televisión y violación de las reglas de competencia (7).
El presidente
Chávez reafirmó que la decisión que se tomó en cuanto a RCTV
era irrevocable. Ahora, el segundo canal del país se utilizará “en
beneficio de la nación y no contra la dignidad de los venezolanos”
(8).
Hostilidad creciente de
Washington
El líder venezolano
acusó también al gobierno de Estados Unidos de estimular a la oposición
interna con vistas a desestabilizar el país. Un informe reciente del
Departamento de Estado acusaba a Chávez, quien obtuvo cerca de 12 victorias
electorales democráticas sucesivas desde 1998, de representar una “amenaza
para la democracia venezolana”. La administración Bush, que ha intentado
varias veces derrocar al presidente bolivariano, no aprecia las políticas
independientes de Venezuela y sus éxitos sociales que instalan un peligroso
precedente en el continente. Ha demostrado claramente que piensa deshacerse
del hombre más popular de América Latina (9).
Animados por
las declaraciones de Washington, los sectores extremistas de la oposición
venezolana no tardaron en reaccionar. El 26 de abril de 2007, una nueva
bomba explotaba cerca de la embajada de Bolivia en Caracas, ocasionado
importantes daños materiales, y llevando a once el número de atentados
terroristas que se han cometido en los últimos meses. Varias personas
fueron arrestadas entre ellas dos abogados, Luis Alberto Rodríguez
y Diana Carolina Mora Herrera, quienes colocaron los explosivos (10).
Estados Unidos
jamás ha descartado un eventual asesinato del presidente Hugo Chávez.
Desde su elección, su seguridad personal se ha reforzado extraordinariamente
y los servicios de inteligencia desbarataron varios planes de atentados.
Washington, que acaba de liberar al Bin Laden latinoamericano, Luis
Posada Carriles, un terrorista responsable, entre otros, de 73 asesinatos,
ha lanzado una señal clara a Caracas. La eliminación física de Hugo
Chávez está en el orden del día (11).
Notas
(1) Gerardo
Reyes, «Comisión de la OEA demanda a Venezuela», El Nuevo Herald,
27 de abril de 2007.
(2) Agencia
Bolivariana de Noticias, «CIDH está imposibilitada moralmente
para emitir juicio sobre Venezuela», 27 de abril de 2007.
(3) El Nuevo
Herald, «El Senado chileno protesta por cierre de Radio Caracas»,
13 de abril de 2007.
(4) Associated
Press, «Gobierno chileno rechaza críticas de Chávez», 13 de
abril de 2007.
(5) Agencia
Bolivariana de Noticias, «Decisión de no renovar concesión a
RCTV es un hecho natural e inexorable», 29 de marzo de 2007.
(6) Agencia
Bolivariana de Noticias, «Cierre de RCTV no responde a una decisión
política», 29 de marzo de 2007.
(7) Agencia
Bolivariana de Noticias, «RCTV ha sido el canal más sancionado
en Venezuela», 29 de marzo de 2007.
(8) Agencia
Bolivariana de Noticias, « Presidente Chávez: Quedan pocos días
al canal de la oligarquía apátrida», 1 de mayo de 2007.
(9) Associated
Press, «Chávez acusa a EEUU de estimular conspiraciones en Venezuela»,
12 de abril de 2007.
(10) Associated
Press, «Detienen abogada por atentado a embajada en Caracas»,
27 de abril de 2007.
(11) Associated
Press, «Chávez acusa a EEUU de nuevo complot en su contra», 1
de mayo de 2007; Agencia Bolivariana de Noticias, «Presidente
Chávez denuncia reactivación de planes de magnicidio», 1 de mayo
de 2007.
Salim Lamrani es escritor, profesor e investigador francés y está especializado en las relaciones de Cuba y Estados Unidos. Colabora habitualmente en Rebelión. La traducción al español es suya y ha sido revisada por Caty R., de los colectivos de Rebelión, Tlaxcala y Cubadebate.
lamranisalim@yahoo.fr