El pasado 25 de septiembre, mientras Bush, el presidente de los EEUU, colgaba un post en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en el que pedía reformar su Consejo de Derechos Humanos porque se callaba ante regímenes opresores como La Habana, Caracas, Pyongyang y Teherán (el eje del mal); un estudiante estadounidense de la Universidad de Columbia le cuestionaba a Mahmud Ahmadineyad, a la sazón visitante en la institución, que su país Irán aplicaba la pena de muerte.
La respuesta clara y redonda del presidente iraní "Ustedes también tienen pena de muerte" sube al tapete dos consideraciones pasmosas: por un lado el líder de un país intentando tratar a la humanidad como a sus propios ciudadanos, rematadamente ignorantes en materia geopolítica y gestión gubernamental, y, por el otro, uno de sus reales ciudadanos -con nivel universitario- dando muestras de una flojedad intelectual infinita, abandonado por la musa del equilibrio y la equidad, arrastrado por la baja pasión del desprecio a los demás, o probablemente leyendo un papel que le entregaran, como hicieran hace unos meses unos estudiantes universitarios opositores nuestros con la "chuleta" de Ars Publicidad en la Asamblea Nacional.
En fin, dos situaciones, dos claves para comprender un hecho que siempre ha intrigado al planeta tierra: ¿cómo es que gobierno de los EEUU mantiene aceptación entre sus electores para que se le toleren sus huecas propuestas guerreristas y fofas argumentaciones de sojuzgador del mundo? La respuesta: manipulación por parte de las élites gobernantes sobre sus ciudadanos y la consecuente ignorancia y consumismo de estos, carácter último propio del llamado “sueño americano” (u opio de las masas, como veremos más abajo). El clásico perfil de dominación colonial soportado en la ignorancia y la "mágica edad" de los pueblos, aplicado por un aparato dominador sobre sus propios conciudadanos.
Recuerda los hallazgo de Nicolás Maquiavelo, cuando en los siglos XV y XVI, a fuer de caminar entre tantos reinados europeos y familiarizarse con el principado de la época, descubre el doble juego de las castas en el poder y la clave de su permanencia y dominio: su falta de escrúpulos morales en el plano personal y su "noble" pretensión de mantener a sus súbditos en un estado incontaminado de tan exclusivas pasiones para dominadores, castigados al más mínimo gesto de infracción. ¿Para qué hablar de la cantidad de sentenciados a muerte por cometer acciones contrarias a la moral, pero practicadas hasta el grado del vicio y la perversión por jerarcas de la Iglesia, por poner un ejemplo? Matar, traicionar, persuadir amoralmente, eran platos de caviar de uso exclusivo. La máxima maquiavélica "Elimina físicamente a tu enemigo" da fe unos valores que, a nivel de dirigencia, no pueden tolerarse deportivamente entre las masas estúpidas y ciudadanos ignorantes, y que son ignorante -se aclara- no por voluntad propia.
La preceptiva más siniestra del maquiavelismo, por extensión, es mantener a los pueblos sumidos en la ignorancia y la desinformación para poder manejarlos. Y quienes lo manejaban en un pasado arguyendo ser ungidos de dios hoy son los mismos que clasifican la información y le vedan a sus pueblos el reporte de sus actos y pretensiones, normalmente de guerras, engaños y violatoria de los derechos humanos. A la gente se le debe dosificar la información con el propósito de que apoye ciegamente y no que juzgue. Si usted realiza una encuesta, por ejemplo, sobre el ciudadano corriente estadounidense y pregunta si está de acuerdo con el trato vejatorio que reciben los presos de Guantánamo por parte de las autoridades de su país, no le debe resultar sorprendente que la mayoría sin ton ni son aprueben dicho maltrato, porque se trata de personas -no presuntamente- "enemigas de los EEUU"; o, si a la pregunta de cuál debe ser el próximo país invadido por los EEUU, usted obtenga la respuesta Irán o Corea, "porque allí habrá una revolución" o "porque son un problema", respectivamente.
Por eso, cuando George W. Bush propone en la ONU más crítica a Venezuela, Corea, Irán y Cuba, y exige más solidaridad con Israel, está proponiendo que nosotros, los tontos del mundo, desconozcamos u obviemos sus desafueros en materia de derechos humanos y las incursiones asesinas del pobrecillo Israel masacrando palestinos. De ñapa pretende que o nos hagamos de la vista gorda o ignoremos sus verdaderas pretensiones imperiales de expropiar los recursos naturales de esos países, como ya pasó con Irak y pretende hacer con Birmania, o acabar mediante invasión con baluartes adversos a su política y geopolíticamente estratégicos, como Cuba.
Si nos atenemos a demostraciones "de conocimiento" como las respuestas sinceras y ciegas ya mencionadas del pueblo estadounidense, habría que decir que, en efecto, vive un sueño americano, pero un sueño inducido por sus gobernantes para que no miren los telones de fondo y las costuras bastas. Semejante receta de sueño, de reciente intento en la ONU y orgánicamente incrustada en la sociedad gringa, es lo que caracteriza desde siempre el discurso y la política del Departamento de Estado ante el mundo: un desparpajo y cinismo atléticos, una permanente asunción de la estupidez del mundo. Por eso es que viene la lógica pregunta: ¿cómo carajo han devenido en potencia unipolar con tal dialéctica?
Porque hay que estar dormidos para que en suelo propio se adopte, por ejemplo, una ley como la Ley Patriota, que vulnera la privacidad ciudadana al legalizar el espionaje telefónico o, sin ir muy lejos, aquí cerca en Colombia, donde se ha implementado inmunidad a la soldadesca norteamericana allí entronizada vía Plan Colombia. Es verdaderamente patético oír a sus representantes realizar sus propuestas al mundo civilizado: subscriban el Acuerdo de Kyoto que después nosotros lo haremos, subscriban el FNI (tratado sobre armas nucleares de corto y mediano alcance) y reduzcan sus armas que después nosotros lo haremos, subscriban el FACE (tratado sobre armas convencionales en Europa) que después nosotros lo haremos, respetamos la soberanía de los países y no invadiremos Irak ni Irán ni Birmania ni Cuba ni Afganistán, el petróleo y el Amazonas son de sus dueños, no participamos en el golpe de Estado en Venezuela, somos respetuosos de los derechos humanos, etc y bla, bla, bla. ¿Cómo calificar semejante técnica arrolladoramente conquistadora: como deliberadamente ingenua o deliberadamente cínica?
Puesto el mundo así de cabeza, y la inteligencia en su justo lugar, mayor es la probabilidad que Pinky -para usar una de sus caricaturas- conquiste el mundo en vez de Cerebro, aunque así las cosas no reporten gran gloria.
Como si dijéramos que el pueblo estadounidense, por extensión el mundo para sus conquistadores, es cultivado adrede en su estado ignorante, desinformado y, consiguientemente, manipulado, lo cual habla ya de un privilegiado factor de dominio apoderado del país. Castas, enclaves de poderío económico y los depredantes centros trasnacionales. Hay para el ciudadano común -en esencia el proveedor de votos- una dosificación del conocimiento, de modo que no llegue al desarrollo de esa especie de tercer ojo de la consciencia analítica y deliberante; y hay también para él, la promoción del gran sueño americano, ese gran juguete del consumismo y los placeres mundanales que se le da al niño norteamericano para que calle mientras a su madre o hermana le hacen el amor sus amantes.
Si fuera el caso que la dirigencia estadounidense pagara por sus crímenes de guerra en un juicio abierto, de trascendencia histórica, habría la seguridad que los ciudadanos del país responderían evasivamente como lo hicieran los funcionarios imputados del III Reich: no sabía que estuvieran haciendo tal o cual cosa. Triste, triste cosa.
Un pueblo manipulado actúa en términos próximos a la abyección, llevados por pasiones ciegas ensalzadas como patrióticas por los factores de dominio. Guerras, asesinatos, sicariatos, tándanas, embajadas, mercenarios, kamikazes de la gloria y cualquier otra cosa de discurso encendido. En el contexto de la visita de Ahmadineyad a la Universidad de Columbia mencionada al principio, diremos, sin exagerar, que "naturalmente" pudo haber sido asesinado, dado el ambiente generalizado de odio etnocultural promovido desde las capas de dirigencia política que negaban la visa al mandatario, pasando por la traidora "encerrona" que le propinaran los caros intelectuales universitarios (el rector incluido), hasta los apasionados estudiantes patrióticos enervados por la "presión política", como acotara en su intervención el mismo Mahmud, y como evidenciara ya la estirpe de las preguntas realizadas y comentadas al principio del artículo.