En una decisión sin precedentes la República Islámica de Irán decidió hacer todas sus transacciones financieras exteriores en euros o en yenes. ¡En otras palabras, lo mando pal carajo!!
¿Obedece el comportamiento y la actitud provocativa, bélica y hostil de EEUU contra Irán a lo que se veía venir y diciendo con tanta insistencia desde hace 2 años, y que soberanamente Irán puso en marcha y en ejecución ahora? ¿Se siente el monstruo herido de muerte por la decisión financiera de Irán? ¿Es mera casualidad que los EEUU se planten frente a las costas de Irán (Mar Caspio) con su provocativa panoplia militar de los mil demonios? ¿O es con el ex profeso fin de intimidar y amedrentar a Irán, tercer productor mundial de petróleo?
Pues, la República Islámica de Irán cumplió su amenaza: ¡No se aceptan ya dólares, y todas las transacciones económicas exteriores del país pasan a realizarse o en euros o en yenes!
Ya desde septiembre, una buena parte de las exportaciones petrolíferas iraníes no se computaban en dólares, sino en yenes: Japón es, por vía de excepción, el principal importador de petróleo iraní, siendo Irán el tercer suministrador de la potencia pacífica. Ahora, también los socios comerciales europeos y asiáticos del tercer exportador mundial de petróleo tienen que aceptar que Teherán no recibe ya moneda estadounidense.
El poder mundial de los EEUU se basa en su mega poder militar y en un régimen monetario mundial, conforme al cual la moneda estadounidense rige de facto como el dinero del mundo: casi el 80% del comercio mundial y el 100% del comercio petrolífero mundial se hacía hasta hace poco en dólares (5 mil quinientos millones diarios, un billón y medio al año), y los mercados financieros del mundo –valga decir EEUU, Europa, Asia y Oceanía— son también predominantemente mercados o coto donde rige el dólar.
No hay que ser muy ducho en economía, para deducir que el dólar como moneda regente de las transacciones del comercio exterior, es la moneda que ha marcado la pauta financiera internacional por más de 40 años. No hay que ponerlo en duda y está fuera de discusión: el sistema del petrodólar, en vigor desde hace 40 años y más, es uno de los pilares de ese nefasto régimen.
Cientos de miles de millones fluyen anualmente hacia los EEUU procedentes de las ganancias de los exportadores de petróleo. Y con los petrodólares, estas mega empresas compran valores americanos –sobre todo deuda pública estadounidense— y financian así el gigantesco déficit de la balanza por cuenta corriente y presupuestario de los EEUU.
Bastaría que unos cuantos grandes exportadores de petróleo (no sólo Irán quien recientemente lo adoptó) pasaran del dólar al euro (o al yen), para sacar de quicio al sistema capitalista imperial. Los EEUU temen que haya un efecto dominó si a raíz de lo que hizo recientemente Irán lo hicieran de seguido países como por ejemplo Rusia, Venezuela y Noruega… Y valga decir, es prácticamente un hecho consumado y de muy poco tiempo el que estos países adopten como cobijo la misma decisión de Irán respecto al cambio del dólar por el euro o el yen.
El dólar estadounidense va palo abajo como moneda regente del comercio mundial. La iniciativa de Venezuela al haber pasado al comienzo de este año el 20% de sus reservas en dólares a euros, y la recientemente tomada por Irán, le señala a los estadounidenses un inevitable cambio –de su otrora moneda dura como refugio de transacciones comerciales— por lo que la huida de esta divisa en el panorama monetario mundial es irreversible.
Tal es el caso de países de Asia, América Latina y el Oriente Medio que buscan superar la vinculación de sus monedas con el dólar. Son cada vez menos los Bancos Centrales fuera de los EEUU que están dispuestos a deslastrarse de esa moneda impositiva y colonialista, y no seguir sosteniendo al dólar a costa de sus propias economías.
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