Acabo de leerlo y quiero compartirlo. El asalto estadounidense al mundo ha sido considerablemente más violento –afirma Chomsky– después de la desaparición de la Unión Soviética.
El uso ilegal de su fuerza no tiene tribunal, ni control internacional. Quien condene judicialmente a ese país "se desacredita a sí mismo". Así le respondieron al Tribunal Internacional de Justicia en el caso de Nicaragua. El Secretario de Estado dijo que el tribunal había omitido un elemento esencial de la ecuación: "el poder".
Ese poder que según ellos no debe ser "racional ni cerebral" y el cual, conforme a la "teoría del loco", presuntamente ideada en Israel en los años cincuenta, hace impredecible cualquier conducta. "Volverse loco", según esa teoría, podría ser "beneficioso" para Estados Unidos, toda vez que así se les podría percibir "fuera de control" y eventualmente "disuasivos". Es eso lo que los ha llevado, cuando ya no sirven a sus intereses, tal como ocurrió en la invasión a Irak, a tratar de hacer ineficaces las decisiones de las organizaciones internacionales, como cínicamente lo confesara el embajador Patrick Moynihan en sus memorias publicadas en 1978.
Por ello, esta no es una respuesta originada en el nuevo orden mundial que generaron a partir de la destrucción de las Torres Gemelas. Mucho antes de ese 11 de septiembre, establecieron bajo un nuevo concepto de "seguridad de Estado" su voluntad de intervenir cualquier país. Llamaron la nueva seguridad "confidencialidad corporativa" y la acompañaron de la necesidad de acceder a fuentes de agua y energía, especialmente en regiones ricas en hidrocarburos. Es eso lo que explica las guerras de baja intensidad, sin cañones, ni misiles, ni fusiles, como las acciones económicas y judiciales de la Exxon contra Pdvsa dirigidas a crear desconfianza hacia Venezuela y su gobierno.
Eso explica la disposición de tratar de asesinar moralmente a Pdvsa, a Venezuela y a su gobierno para restarle autoridad y, luego, liquidarlos materialmente. Es la cólera despiadada contra una decisión soberana de hacer migrar a empresas mixtas los convenios petroleros que violaban, en la Faja del Orinoco, la Ley de Hidrocarburos, enmascarando concesiones no permitidas por la Constitución. No es la indemnización sobre el valor contable de los activos afectados lo que está en juego, sino una decisión política con intención intervencionista de una transnacional que ha financiado todas las campañas de Bush.
Ex Fiscal General de la República