Sorprende constatar cómo el análisis político en general llega a la misma conclusión: el presidente de Colombia, Álvaro Uribe Vélez, se desploma de su sitial de hombre fuerte, mismo alcanzado a través de maquinaciones y componendas nada compadecidas con el formato regular de una campaña política, esa que recoge los votos de los adeptos de una manera aceptablemente honesta, para referirnos nomás al principio de su carrera. Tal aseveración se hace en virtud de la lógica política, que hay que buscarla debajo de la alfombra de las apariencias, a contrapelo, por ejemplo, de la percepción que los medios de comunicación "siembran" entre las masas, como ocurrió recientemente con los resultados de unas mediciones que ubicaron a Uribe como el presidente más popular de América Latina (78%) , con una elevadavadísima aceptación entre sus paisanos (84%), encuestas resonadas y multiplicadas por la parafernalia comunicacional de la derecha política del continente (1).
El problema
Y es que nadie que afronte la responsabilidad de un nuevo gobierno, por más que se haya acogido al procedimiento regular de una campaña política, está exento de la posibilidad del descalabro de gestión, dependiendo el curso de los acontecimientos de la factorización política y del talento de supervivencia que tenga su protagonista. Ello no requiere gran disquisición. Pero en el caso del presidente colombiano como que el espíritu pesimista de las precauciones de Edward Murphy (el de la Ley de Morphy) se terminó por hundir en el pantano, con aquello de que "Si algo puede salir mal, saldrá mal", cupiéndole inclusive más derivaciones pesarosas de la susodicha ley, como "Si existe la posibilidad de que varias cosas vayan mal, la que cause más perjuicios será la única que vaya mal" (2). En tal sentido, Uribe y su gobierno como que se instituyeron en emblema.
No podía tener otra salida que tanta gente ganada a la contribución de un fiasco electoral, como fue la elección de Álvaro Uribe, quién por sus nexos paramilitares ha debido estar inhabilitado políticamente desde un principio, finalmente se decidiera a abrir el pico para desembuchar un filón de verdades amargas, de las que seguramente no habrá que esperar gran tiempo para verificar su efecto de sepelio político. No es posible mantener contenta y a flote (con la boca callada) una tripulación cuyo deseo no es precisamente descubrir tierra. Es realmente difícil, por la alta inteligencia del resto de los homo sapiens, que un gobierno se sostenga sobre la base de una política de compensaciones paramilitaristas, vulgares pagos político de servicios prestados en el pasado que invariablemente derivaron en el llamado formato de gobierno parapolítico o parmilistarista en que, de facto, se ha convertido el gobierno uribista.
Ello sin mencionar que la autoría intelectual, esa que se sienta tras bastidores y ejerce el poder a diestro y siniestro, está de hecho en el gobierno, como el mismo presidente Uribe, primo del capo Escobar Gaviria (otro detalle murphiano), o como el recientemente detenido, ex senador Mario Escobar Uribe, primo del presidente, entre cuyos delitos está su nexo con el paramilitarismo; o como el ex también senador Guillermo Gaviria Zapata, cuya más grande virtud fue haber obligado a votar al electorado en favor del ahora presidente, bajo amenaza de violencia paramilitarista. (3) O como cualquiera de los hoy setenta y pico congresistas cuestionados, 31 de ellos ya con condenas en firme, si no falla el recuerdo, hecho que no oblitera que el presidente estadounidense, George W. Bush, tilde de demócrata y aliada a la gestión uribista y llame "valiente" al presidente, denodado luchador mata-monstruos, acuciado por un "vecino hostil y antiestadounidense como Venezuela, donde el régimen ha forjado una alianza con Cuba y ha colaborado con los terroristas de la guerrilla, al tiempo que ha otorgado un santuario a unidades de las FARC" (4). Recuadro que inevitablemente hace pensar en Posada Carrilles y el desparpajo del gobierno de la Casa Blanca en albergarlo en su país, no importándole su demostrada condición de terrorista. En ese sentido, jugando con las palabras y adelantando un poco la conclusión de este artículo, Uribe poco a poco parece encarrilarse hacia la posada norteamericana en condición de exiliado, como ya es sospecha.
En extremo es insostenible que un gobierno configure el pulpo del poder con localizadas y estratégicas células paramilitaristas en los cargos de los cuerpos diplomáticos y agregadurías militares, con el expreso propósito de "perseguir a refugiados y opositores al régimen" (5). Carece la estructura funcional de gobierno (aunque el terror paramilitar penetre en ella) de la flexibilidad operativa y posibilidad de anonimato que pueden caracterizar a una cuadrilla paramilitarista sobre el terreno, cuando, por ejemplo, ataca a un poblado para castigarlo por su presunta relación guerrillera, o para obligarlo a votar. La ceguera de las instancias de gobierno aquí le hace el juego a la impunidad. Pero en la instancia misma de gobierno, dentro de la estructura del monstruo burocrático, no sólo resulta cuesta arriba intentar legitimar la acción vandálica, por la contradicción semántica que hay implicada en la acción, sino que, pasado cierto tiempo, empieza también a pesar el expediente del pasado. ¿Acaso no se cimenta el Estado colombiano, con todo y lo paramilitarista que pueda resultar, sobre un formato idealizado y civilizado de una estructura de gobierno? Que se pretenda aberrar es un cuento de difícil final para sus promotores, dada las encontradas nociones que se buscan conciliar en el acto: civilización y barbarie.
De manera que el sistema conceptual mismo de Estado, picado en su condición existencial, defensivamente, rechazando un uso paramilitar que se le pretende dar, mismo que lo condenaría a la desaparición, ha iniciado una reacción en cadena respecto del “fenómeno” Uribe, con toda la vehemencia de quien aspira a lavar la afrenta recibida. Es completamente ruin un Congreso parapolítico; son verdaderamente deplorables los últimos indicios descubiertos de la reciprocidad del presidente con el capo de la droga, Pablo Escobar Gaviria, su primo, a quien ayudó construir su imperio recibiendo ayuda después para llegar al poder; cínico, por no decir más, resulta que se pretenda paramilitarizar también el cuerpo diplomático, entregándosele los cargos a antiguos asesinos a sueldo. ¿No hay, por ventura, por más que prive la abyección, un corpus legal en Colombia, una jurisprudencia, construida sobre el ideal humano del progreso?
Una vez caídas las primeras cabezas ante la ley colombiana, una vez iniciado este efecto dominó contrauribista, hasta quienes otrora participaron de la felonía para llevar a un jefe pandillero al poder levantarán su mano contra el presidente, por defensa propia, por instinto de conservación, obligados por el sistema mismo, que premia la delación con rebajas de condena o concesión de beneficios. No es posible que la totalidad de la fiscalía como poder en Colombia esté tomada y chantajeada por factorías políticas interesadas; no es posible ejercer el terrorismo de Estado hasta sobre el más recóndito rincón del sistema, donde −necesariamente− habrá de intuirse un baluarte legal conceptual, poco evidente pero fundamental, como la raíz de un árbol. Salvatore Mancuso, jefe paramilitarista recluido en prisión, es una ilustración de lo anteriormente dicho: su testimonio ha generado una onda expansiva cuyas consecuencias aún no se escriben. Eso sin contar con los testimonios de los nuevos imputados.
Y eso sin contar con el hecho devastador de que el nuevo santo del poder en Colombia es el Ministro de la Defensa, Juan Manuel Santos, ahora predilecto de Washington, "por su empeño en endurecer la militarización de la política y el antichavismo" (6); ni con la desgracia política que comporta la no firma del Tratado de Libre Comercio por parte de los EEUU, a pesar de la irrestricta sumisión del gobierno de Uribe a la Casa Blanca, a pesar de prestar su territorio para bases militares y ataques a otros países hermanos, no obstante la permisividad soberana para con el Plan Colombia, la aceptación de inmunidad de la soldadesca norteamericana, no obstante la complacencia de cualquier pedimento que EEUU le haga a Colombia, como la extradición de sus nacionales o lo que sea, bajo la acusación de narcotráfico o terrorismo. No obstante que grupos económicos y políticos pagasen millonarias sumas a personalidades estadounidenses para que le hiciesen el lobby de su firma ante el Congreso, situación de la que se aprovechó hasta el ex presidente Bill Clinton, devengando 800 mil dólares por tal concepto, cosa que no agradece ni su consorte, Hillary, reacia a cualquier relación con el país de la cumbia (7).
No es difícil imaginar que, ante la frustración, los grupos económicos empiecen a pasar facturas, la rancia oligarquía del país, esa, acostumbrada a usar y desusar los más disímiles recursos con tal de mantenerse afianzada en el poder, con la mayor prosperidad y descaro posibles. De manera que no es probable que el presidente de Colombia resista el resto del mandato en el poder, dos largos años plagados de juicios y rebatimiento de confesiones de los imputados. El temor de cómo habrá de terminar la reacción en cadena que sobre el paramilitarismo se desató en Colombia, es demasiado poderoso como para andar cultivando fidelidades. Álvaro Uribe, como ejecutor “legal” de la presidencia del país, está destruido. No le valió de gran cosa que los EEUU desviaran la atención de las sobradas evidencias de su vinculación con el paramilitarismo (en nombre de convertir a Colombia en baluarte de la contraizquierda regional), para evitar la caída. Duró lo que habrá de durar su gobierno. La busca de contrapeso al proceso de izquierda bolivariano es infinita en la región por parte de los EEUU, sirviendo Uribe para lo que sirvió mientras resultó útil; hoy se apuntalan nuevos altares en este sentido, es decir, otros hombres útiles, pasándose la página. Cómo las utilitarias oligarquías criollas, los EEUU también mueven sus fichas en el interior de Colombia.
El plan B o final
Pero como dice el dicho, la fiera herida de muerte es más peligrosa. El presidente colombiano, en comprensión de su situación límite, y a modo de defensa, lo más probable es que se aferre a una medida política que parece invento del Departamento de Estado gringo cuando una gestión presidencial está en problemas: la guerra. Es un recurso de distracción de la caída propia, un modo institucionalizado de salvar el pellejo, en nada ajeno para él después del bombardeó a Ecuador y como alumno avezado de los EEUU que es. Naturalmente, el objetivo y tabla de salvación es su vecino, Hugo Chávez y Venezuela, nombres que parecen dar para todo uso desde hace una década. Esto brilla más que el sol.
A más de ser una medida desesperada de un mandatario tropical en desgracia, EEUU lo conceptúa como el utilizable cartucho último pero poderoso de una gestión agonizante. Encender América Latina en beligerancia es el sagrado propósito imperial, bajo el mandato de la vieja prédica maquiavélica de dividir para gobernar. Y nótese cómo el accionar del paisa encontraría contexto idóneo en los últimos acontecimientos suscitados en el continente: todavía los coletazos del enfrentamiento con Ecuador, el secesionismo flagrante en Bolivia, la operación "Libertad Duradera" lanzada en Centroamérica y el Caribe en el mes de abril, la moción de la IV Flota de la Armada a principios del mayo presente, el arribo y despegue de portaaviones y submarinos nucleares en la isla de Curazao, adyacente a Venezuela (8). De manera que aún el paisa, en un esfuerzo de destino, puede albergar la esperanza de redención política, para no hablar de distracción, contribuyendo a preparar el escenario bélico en la región para que EEUU logre sus propósitos, junto a los propios.
Informaciones hay que lo sitúan ya en reuniones con un gobernador venezolano, con el embajador estadounidense en Colombia, William Brownfield, y el vicepresidente de su país, Francisco Santos. Sobre la ola secesionista del espurio referendo boliviano, parece intentar encabalgar un secesionismo para el estado Zulia, de Venezuela, como primera vía para decretar el conflicto, según documentación consignada por el ex fiscal general del Ministerio Público de Venezuela, Isaías Rodríguez, en donde salta a la luz que las fuentes de inteligencia se sitúan en el mismo Departamento Administrativo de Seguridad de Colombia (DAS)(9). Hechos, en fin, que no parecen augurar horas muy estables para la región, especialmente para Venezuela. La caída de Uribe plantea horas aciagas para sus países vecinos, más cuanto su ministro de la defensa logró imponer la línea militarista de Washington y quitar la batuta a su presidente.
Como destaca Eva Golinger, es un año crítico para las revoluciones en América Latina: Venezuela y sus próximas elecciones regionales, Bolivia con su referendo revocatorio contra Evo Morales y Ecuador con su Asamblea Constituyente (10).
Cualquiera sea el rumbo que tomen los acontecimientos, sea con la caída directa de Álvaro Uribe o a través de traumáticos y lentos estertores para el continente, siempre se desatarán los hechos sobre la base de que el presidente colombiano se encuentra debatiéndose entre serios aprietos de supervivencia política. Véase como el análisis político preveía esta circunstancia en el mes marzo de este año:
… “si Colombia no se afianza como protectorado estadounidense en América Latina, con férreo control interno [...], el presidente colombiano se verá en el trance de mudarse a los EEUU para evadir la tramoya hipócrita de la propia justicia de su patria, haciéndole compañía en el exilio a los cubanos mayameros y a los venezolanos golpistas que mean en la mar gringa. Demás estaría decir que, como Posada Carriles, le acarreará a EEUU un dolor de cabeza como país albergue de terroristas confesos” (11)
Y un poco más tarde, en el mes de abril:
”Se avecina una crisis política sin precedentes en el vecino país con lucha armada. Uribe no aguanta dos años y según mis fuentes, el primo del difundo [sic] Pablo Escobar pudiera estar preparando su exilio en Estados Unidos” (12).
El juego de los engaños
Usted, amigo lector, saque sus conclusiones sobre cuán lejos están de la realidad las apreciaciones inmediatistas de los medios de comunicación, generalmente corporaciones económicas interesadas en sostener determinada factoría política. ¡Qué lejos luce hoy Uribe, quizás un mes después, de esa situación de bonanza prestigiosa que pintaron los medios de la derecha política de América Latina!
(1) El primer resultado lo obtuvo la encuestadora mexicana Mitofsky, durante un período de evaluación que abarca desde noviembre 2007 hasta enero 2008 [puede ver la información en Noticias 24 [en línea]. 24 ene 2008. Págs.: 3 pantallas. - http://www.noticias24.com/actualidad/?p=11501. - (Consulta: 12 mayo 2008)]; el segundo lo obtuvo la medidora Gallup en un sondeo realizado entre el 3 y 6 de marzo de este año [Diario El tiempo [en línea]. 13 mar 2008. Págs.: 5 pantallas. - http://www.eltiempo.com/politica/2008-03-13/ARTICULO-WEB-NOTA_INTERIOR-4007494.html. - (Consulta: 12 mayo 2008)]. Como portales repetidores de la noticias en Venezuela al respecto, puede consultar las siguientes direcciones: la misma Noticias 24 mencionada, A través de Venezuela y la página Martha Colmenares, quienes de manera inmediata y con el respectivo carácter de "bombos y platillos", difundieron los resultados.
(2) En tono curioso, puede sopesar la pertinencia de las restantes ocho leyes: "Ley de Murphy" en Wikipedia [en línea]. 10 mayo 2008. Págs.: 7 pantallas. - http://es.wikipedia.org/wiki/Ley_de_Murphy. - (Consulta: 12 mayo 2008).
(3) Vea la nota y reflexión en: Oscar J. Camero: "El gobierno parapolítico de Colombia", en Tips políticos de Venezuela [en línea]. 28 abr 2008. Págs.: 1 pantalla. - http://politips.blogspot.com/2008/04/el-gobierno-parapoltico-de-colombia.html. - (Consulta: 12 mayo 2008).
(4) "Al final de su gobierno, Bush analiza y justifica su política hacia América Latina" en La Jornada [en línea]. 8 mayo 2008. Págs.: 8 pantallas. - http://www.jornada.unam.mx/2008/05/08/index.php?section=mundo&article=033n1mun. - (Consulta: 12 mayo 2008).
(5) Camero: "Se tambalea Uribe con su gobierno paramilitarista" en Tips... [en línea]. 22 abr 2008. Págs.: 1 pantalla. - http://politips.blogspot.com/2008/04/se-tambalea-uribe-con-su-gobierno.html. - (Consulta: 12 mayo 2008)
(6) José Vicente Rangel: "José Vicente Hoy / Los confidenciales / Intentos golpistas se mantienen" en Aporrea.org [en línea]. 11 mayo 2008. Págs.: 9 pantallas. - http://www.aporrea.org/actualidad/a56761.html. - (Consulta: 12 mayo 2008).
(7) Camero: "Los TLC no se firman, se compran" en Tips... [en línea]. 8 mayo 2008. Págs.: 1 pantalla. - http://politips.blogspot.com/2008/05/los-tlc-no-se-firman-se-compran.html. - (Consulta: 12 mayo 2008)
(8) Eva Golinger: "Maniobras imperiales" en Aporrea.org [en línea]. 11 mayo 2008. Págs.: 6 pantallas. - http://www.aporrea.org/tiburon/a56760.html. - (Consulta: 12 mayo 2008)
(9) "Uribe estaría metido en la 'ofensiva final' en Últimas Noticias. - (2008) abr 25; p. 31. Véala también reeditada, de cuerpo entero, en http://www.ojopelao.com/noticias.php?id=21865
(10) Golinger: Op. cit.
(11) Camero: "La zorra de Uribe" en Animal Político [en línea]. 27 mar 2008. Págs.: 9 pantallas. - http://zoopolitico.blogspot.com/2008/03/la-zorra-de-uribe.html. - (Consulta: 12 mayo 2008) (12) José Luis Carpio: "La Puerta de Alcalá" en Las Verdades de Miguel. - (2008) abr 25-mayo 1; p. 5.
Más del autor en Animal político
camero500@hotmail.com