El discurso del Presidente Hugo Chávez sobre las FARC es equivalente a la demanda de su capitulación incondicional ante el proyecto continental de Washington: unconditional surrender, como lo llamaron los políticos y militares estadounidenses a fines de la Segunda Guerra Mundial.
Este tipo de discursos es característico de una situación militar en la cual el enemigo tiene, o parece tener, una abrumadora superioridad de fuerzas que aparenta dejar una sola alternativa: la propia inmolación o la rendición sin condiciones. En otras palabras, Hugo Chávez parece interpretar la correlación de fuerzas norteamericanas, latinoamericanas y europeas en su contra, como una situación de jaque mate, en la cual la única salida para su sobrevivencia presidencial a mediano plazo reside en una oferta de alianza estratégica con Barack Obama y los presidentes europeos Sarkozy, Zapatero, Merkel, Berlusconi y Browne.
La oferta consiste en dejar el bolivarianismo como un New Deal latinoamericano, uno de tantos que ha habido, dentro de una política imperial de “buen vecino”, es decir, aceptar un papel subordinado dentro de un proyecto continental de good neighbor policy al estilo de Franklin Delano Roosevelt, que es la esencia del proyecto imperial de Barack Obama.
Tanto Hugo Chávez como Barack Obama se encuentran ante difíciles situaciones electorales e internacionales que los inducen hacia una alianza de beneficio mútuo, sacrificándose en ese poker mundial a las fuerzas guerrilleras de Colombia y a Irán. Sin embargo, aunque esta coyuntura esté jugando un papel central en el escenario latinoamericano actual ---al igual que la derrota del gobierno de Evo Morales/Alvaro García Linera en Bolivia, el debilitamiento del gobierno Kirchner en Argentina y el posicionamiento de Brasil--- la correlación de fuerzas en América Latina solo puede entenderse dentro del contexto estructural de la ofensiva de dominación continental de Washington, de la ceguera estratégica de los gobiernos latinoamericanos y del carácter cortesano de su intelectualidad.
Las grandes ofensivas imperiales que han llevado a la actual situación son, en orden cronológico: 1994, el TLCAN, Tratado de Libre Comercio de América del Norte; 1999, el Plan Colombia, modelado según la Operation Phoenix, en Vietnam; 2002, la creación de la Asociación de Prosperidad y Seguridad de América del Norte, ASPAN; 2008, el Plan Merida; 2008, las Autonomías oligárquicas; 2008, la activación de la Cuarta Flota estadounidense.
La siguiente gráfica evidencia los grandes avances que Washington ha logrado en su aseguramiento del “patio trasero”, que ponen en peligro la integración latinoamericana independiente y el destino de los gobiernos progresistas latinoamericanos, incluyendo el futuro de Cuba. ¿Dónde y cuándo nacerá la vanguardia que salvará a la Patria Grande?