En América
Latina, más que en cualquier otra región del llamado tercer mundo,
se han introducido muy eficazmente los valores del capitalismo occidental,
específicamente del capitalismo norteamericano, que es el más aberrado,
aberrante y anti humanista de los que han existido y existen en nuestro
mundo. En Venezuela, desde la llegada al poder de la demagogia populista
adeco-copeyana, se comenzó un proceso intenso de ideologización del
pueblo venezolano basada en la asimilación de patrones de consumo exógenos
y de valores ajenos a la cultura popular que han sido ajustados a los
intereses del capitalismo imperial. La penetración efectiva de la ideología
capitalista se debe, muy probablemente, a que desde la colonización
los valores propios de nuestras culturas americanas han sido perseguidos,
despreciados y depredados por los imperios de turno, primeramente el
español, con su falsa religiosidad, y luego el norteamericano con su
materialismo inhumano y su consumismo insaciable. Todo esto ha dado
lugar a una suerte de vacío cultural, de limbo filosófico, que a su
vez se evidencia con mayor acentuación en los criterios políticos
y económicos que durante muchos años han sido, y siguen siendo (en
una gran parte de los países latinoamericanos en la actualidad) de
origen y propósitos ajenos a los intereses y las realidades latinoamericanas.
De toda esta
atorrante, empalagosa y embrutecedora campaña ideológica capitalista;
promovida, financiada y originada en los EEUU y difundida a sangre y
fuego por la lumpen-burguesía latinoamericana, se había conseguido
una gran victoria evidenciada en el hecho que los oponentes potenciales
y efectivos al imperialismo norteamericano en muchos casos desconfiaron
mucho o no creyeron que fuese posible cambiar en nada esencial al sistema
de dominación norteamericano en la región. Esta ha sido sin duda una
gran victoria cultural y un triunfo en nuestro continente de la ideología
de la clase dominante norteamericana y su lumpen-burguesía local. Una
victoria que hoy comienza a palidecer ante la liberación cultural de
nuestros pueblos y el avance heroico del pueblo inspirado por el nuevo
ideal socialista.
Sin embargo,
es evidente que aún hoy permanecen en grandes sectores de nuestros
pueblos rasgos sumamente extendidos de sometimiento a los parámetros
y valores del imperio, una angustia por alcanzarlos y asimilarlos como
propios, una enfermiza fiebre imitativa y una especie de auto-racismo
muy propio de los pueblos colonizados, como diría Fernando Martínez
Heredia. Ante esa realidad es apremiante la lucha ideológica y el combate
valiente en el campo de las ideas; debemos conquistar los corazones
de lo latinoamericanos para la liberación, la autovaloración y el
socialismo; esa es nuestra única esperanza.
Debemos, por
ejemplo, derrotar el postulado del capitalismo central según el cual
cualquier intento de control sobre la economía nacional responde a
valores autoritarios y anacrónicos que no están de acuerdo a los novedosas
tendencias del mundo moderno, esta es una de las falacias que hay pulverizar.
Ellos utilizan astutamente términos como “flexibilización del trabajo”
y “desregulación” para dar entender que son acciones sugeridas
por los mas sabios analistas económicos del mundo en oposición a lo
rígido y autoritario. Sin embargo, estos términos esconden realidades
como la pérdida de los derechos laborales, el desempleo y los bajos
salarios por un lado y la invasión de mercancías ajenas a nuestras
propias culturas y que acaban con las pequeñas y medianas empresas
nacionales de nuestros países por el otro.
Todos los engaños
del lumpen burgués latinoamericano han podido penetrar las mentes y
corazones de nuestros pueblos gracias a la propaganda y el trabajo ideológico
ejecutado a través de los medios de desinformación que están y han
estado por muchos años en sus manos con el único propósito de adoctrinarnos
con estas falacias. Hemos sido manipulados, hemos sido engañados y
hemos sido envenenados con una ideología ajena a nuestros intereses,
propicia a los intereses imperiales y asesina de nuestra cultura. Contra
eso debemos apuntar nuestras ideas, nuestra propia ideología, nuestra
propia teoría socialista.
¿Como ha podido
mantenerse en América Latina este estado de desigualad, postración
social y marginación sino a través de la manipulación ideológica?...
una manipulación ideológica basada en la depredación de nuestros
propios valores culturales, la destrucción de nuestra autoestima como
pueblos y la enajenación de nuestros intereses nacionales. Hoy contra
esa manipulación estamos llamados a construir y refundar nuestros propios
valores, nuestra propia cosmovisión y nuestra genuina teoría socialista.
La lucha en este campo la fundamental.
En el articulo
anterior (http://www.aporrea.org/ideologia/a63738.html) he intentado explicar los fundamentos
y orígenes de la manipulación ideológica que en este articulo he
procurado dejar en evidencia a través de la realidad que hemos padecido
en nuestra América Latina. En la explicación de las raíces de la
manipulación ideológica y su efecto en la sociedad está una de las
más grandes y apremiantes tareas de los revolucionarios; a esa tarea
debemos avocar grandes esfuerzos escribiendo y conversando clara y concisamente:
para todos y por solidaridad con todos.
Patria, Socialismo o Muerte!... Estamos venciendo!