Los ciclones Gustav
e Ike, que golpearon la región caribeña en agosto y septiembre de
2008, resultaron particularmente mortales para ciertas naciones como
Haití, Jamaica y República Dominicana, en las que varios cientos de
personas perdieron la vida. En Estados Unidos, Gustav causó 26 víctimas
e Ike 51.1
Por su parte, Cuba
sólo tuvo que lamentar cinco fallecimientos por los dos huracanes,
gracias a las evacuaciones preventivas masivas que llevaron a cabo las
autoridades y que permitieron proteger a la población. Más de 2,5
millones de personas fueron puestas a salvo y se utilizaron más de
10.000 vehículos para ello. En total se movilizaron 87.000 personas
para la protección de las vidas humanas.2
El Estado Mayor Nacional
de la Defensa Civil informó de que «la pérdida de las siete vidas
humanas al paso del reciente huracán, en lo esencial, no fueron sólo
consecuencia directa de los efectos de Ike, sino de la falta de observancia
estricta de las medidas ordenadas por el sistema de la Defensa Civil».
En efecto, algunas víctimas regresaron a sus casas antes de que las
autoridades diesen luz verde, otras se negaron a evacuar o dieron prueba
de una lamentable imprudencia tratando de desmontar una antena de televisión
y resultaron electrocutadas.3
En cambio, los daños
materiales fueron considerables. El país está devastado. El huracán
Gustav destruyó cerca de 125.000 viviendas.4 El paso del
ciclón Ike dañó otras 323.800. En total, más de 450.000 viviendas
resultaron afectadas en diversos grados, según el Instituto Nacional
de la Vivienda.5
La agricultura recibió
un golpe terrible. La mayor parte de las cosechas resultaron afectadas
y varios cientos de miles de animales de cría perecieron, lo que puede
crear una grave crisis alimentaria en la nación. Más de 700.000 toneladas
de alimentos se destruyeron. La producción y distribución de alimentos
se han convertido en las prioridades absolutas del gobierno cubano.
Los supermercados de la Isla padecen un grave problema de abastecimiento.6
Las autoridades cubanas
evaluaron las pérdidas en cinco mil millones de dólares. La infraestructura
eléctrica está gravemente dañada, llegando al 100% en la Isla de
la Juventud. Numerosas reservas de agua potable se han destruido. El
gobierno subrayó que «años de trabajo intenso» esperaban a los cubanos.7
Las autoridades se
mostraron explícitas con los ciudadanos y anunciaron tiempos difíciles:
«Sería de ilusos
o malintencionados pensar que las reservas materiales creadas por un
país pequeño como Cuba, con una limitada capacidad financiera y guerra
económica en su contra durante más de medio siglo, pueden ser suficientes
para solucionar el desastre nacional que acaban de provocar los huracanes
Gustav e Ike [...]. Imposible resolver la magnitud de la catástrofe
con los recursos disponibles.8
Todas las reservas
nacionales, creadas en previsión de una agresión militar estadounidense,
se han puesto a disposición de la población: alimentos, combustible,
material de construcción, medicinas etc. El General de división Carlos
M. Lezcano Pérez, Presidente del Instituto Nacional de Reservas Estatales,
subrayó que «todas las reservas, sin excepción, se están empleando
para satisfacer las necesidades del pueblo».9
La hipocresía de
la Casa Blanca
La solidaridad internacional
fue inmediata aunque insuficiente. Varios países como Venezuela, Rusia,
España, China, Perú, Bolivia, Argentina y Brasil, entre otros, ofrecieron
una ayuda humanitaria de emergencia a Cuba que llegó rápidamente.10
España, Rusia, China y Venezuela fueron los primeros en reaccionar
de manera rápida y eficaz11. Desde luego, todas esas naciones
ayudaron de manera incondicional a Cuba.
Por parte de Washington,
el gobierno propuso una ayuda humanitaria de 100.000 dólares a Cuba.
«Estados Unidos informó [...] al gobierno de Cuba de que está preparado
para aportar ayuda humanitaria inmediata a los cubanos afectados por
el huracán Gustav», declaró Sara Mangiaracina, portavoz del Departamento
de Estado.12
Pero la oferta estadounidense
era hipócrita. En efecto, se impusieron dos condiciones a Cuba. Por
una parte, La Habana tenía que aceptar la inspección de un grupo de
expertos estadounidenses para evaluar los daños y las necesidades,
como si los cubanos fueran incapaces de proceder a ese tipo de evaluación.
Por otra parte, la ayuda sería distribuida, exclusivamente, por medio
de organizaciones no gubernamentales, es decir las entidades de extrema
derecha de Florida, ferozmente opuestas al gobierno revolucionario.13
En la Isla, el cinismo
de Washington y la utilización política de la tragedia natural que
golpeó a la población cubana en pleno corazón fueron poco apreciados.
En efecto, Washington es la única capital que ha condicionado su ayuda,
mientras que los demás países ofrecieron inmediatamente su apoyo sin
imponer ninguna exigencia. Cuba es el único país golpeado por los
ciclones al que Washington condiciona su oferta. El carácter discriminatorio
de la posición estadounidense se percibió en Cuba como una ofensa.
Frank Mora, especialista
de Cuba en el National War College de Washington, recordó que:
«En el pasado,
Estados Unidos actuó de forma honorable y rápida en respuesta a los
huracanes en América Central, a los tsunamis en Indonesia y a los terremotos
en Pakistán: eran los primeros en llegar, con los recursos más importantes
y sin imponer ninguna condición. No ha sido así para Cuba. Resulta
embarazoso y vergonzoso que la política se inmiscuya en un momento
en el que el pueblo cubano sufre».14
La oferta estadounidense
no puede considerarse con seriedad. Mientras Cuba sufrió daños equivalentes
a cinco mil millones de dólares, Washington, la primera potencia mundial,
sólo propuso la insignificante suma de 100.000 dólares. Como comparación,
Timor Leste, minúsculo archipiélago del Pacífico, con múltiples
problemas económicos y sociales, ofreció una ayuda cinco veces más
elevada.15
Del mismo modo, la
Casa Blanca otorgó una ayuda de 20 millones de dólares a Haití, es
decir una suma 200 veces mayor que la propuesta para Cuba, mientras
que el país cuenta con una población dos veces inferior a la del archipiélago
del Caribe y los daños materiales, aunque considerables, son menores
que en Cuba.16
Incluso Jorge Mas Santos,
el presidente de la Fundación Nacional Cubano Americana, una organización
de extrema derecha basada en Florida y visceralmente opuesta al gobierno
de La Habana, calificó la ayuda propuesta por la administración Bush
a Cuba «es francamente insultante».17
La respuesta de
La Habana
Por su parte, la diplomacia
cubana respondió con un comunicado al Departamento de Estado poniendo
en evidencia su doble discurso. La Habana recordó, en primer lugar,
que el envío de un equipo de especialistas para evaluar los daños
no era necesario pues «Cuba cuenta con los especialistas suficientes»
para realizar esa labor.18
Luego, el Ministerio
de Relaciones Exteriores se mostró bastante explícito : «Si el Gobierno
de Estados Unidos tiene una auténtica voluntad de cooperar con el pueblo
cubano, se le solicita que permita la venta a Cuba de materiales indispensables,
tales como cubiertas para techos y otros para reparar viviendas y para
restablecer las redes eléctricas», subrayó el comunicado. Cuba también
pidió a Washington que eliminara las restricciones que impiden que
las empresas estadounidenses concedan créditos comerciales privados
a la Isla para la compra de alimentos. En efecto, las sanciones económicas
prohíben a las multinacionales estadounidenses vender alimentos a crédito
a Cuba.19
«El Gobierno de los
Estados Unidos se comporta cínicamente», afirmó La Habana, que no
cree en la voluntad de Washington de cooperar. «¿Por qué el gobierno
de Estados Unidos se niega a permitir a Cuba que compre allí materiales
para reparar viviendas, cubiertas para techos o componentes para restablecer
las redes eléctricas?», preguntó el gobierno de Raúl Castro. «¿Por
qué prohíbe a empresas estadounidenses, y a sus filiales en cualquier
país, que ofrezcan a Cuba créditos privados para comprar alimentos
que actualmente son imprescindibles para garantizar la alimentación
de la población afectada y reponer las reservas del país en previsión
de nuevos huracanes?»20.
Cuba recordó que no
ha pedido ningún favor a Estados Unidos, «Simplemente, que le permita
comprar». «Lo demás, es pura retórica, pretextos y justificaciones
que nadie se cree», señaló La Habana21.
Las autoridades cubanas
recordaron que las sanciones económicas en vigor desde 1960 tienen
para la nación, cada año, un coste superior a los daños causados
por el ciclón Gustav. En el año 2007, el bloqueo económico costó
la bagatela de 3.700 millones de dólares al país. «Lo único correcto,
ético, conforme con el Derecho Internacional y a la voluntad casi unánime
de la Asamblea General de las Naciones Unidas, sería eliminar total
y definitivamente el férreo y cruel bloqueo económico, comercial y
financiero aplicado durante casi medio siglo contra nuestra Patria»,
concluyeron.22
Una actitud cínica
Cuando los medios occidentales
interrogaron al Departamento de Estado sobre el condicionamiento discriminatorio
de la ayuda para Cuba, Sean McCormak fue incapaz de responder.23
Del mismo modo, la Secretaria de Estado Condoleezza Rice rechazó terminantemente
toda idea de flexibilizar las sanciones drásticas que afectan a la
población. «No creo que un levantamiento del embargo en el contexto
actual sea inteligente», declaró.24 Incluso se rechazó
la idea de una moratoria temporal25.
El New York Times
condenó la decisión de la administración Bush en un vibrante editorial:
«El embargo contra
Cuba es una de las peores políticas jamás concebidas. Washington no
ha aceptado la solicitud de Cuba para comprar material de construcción
con el fin de reconstruir las casas y arreglar la red eléctrica devastada.
No permitirá que Cuba compre comida en Estados Unidos a crédito y
hasta ahora se ha negado a levantar las restricciones sobre el dinero
que los cubanos residentes en EEUU pueden mandar a sus familiares».26
En efecto, desde 2004,
la Casa Blanca ha limitado de manera drástica la suma que los cubanos
de Estados Unidos puede mandar a sus familias, con el objetivo de asfixiar
a la población de la Isla. Sólo es de 100 dólares al mes y concierne
únicamente a los abuelos, padres, hermanos y hermanas, cónyuge e hijos.
Los tíos, tías, primos y sobrinos no pueden ni siquiera recibir un
centavo.
El candidato demócrata
a la presidencia, Barack Obama, la Iglesia Católica y varios congresistas
exhortaron a George W. Bush a que levantara las restricciones monetarias
así como las relativas a los viajes. En vano. Actualmente, las estancias
de los cubanos en su país de origen se limitan a 14 días cada tres
años –en el mejor de los casos–, con la condición de conseguir
una autorización del Departamento del Tesoro.27
Otra comparación elocuente:
según la Agencia Internacional para el Desarrollo (USAID), Washington
dedicó en 2007 cerca de 45 millones de dólares para derrocar al gobierno
cubano. A eso se añade el presupuesto de 46 millones de dólares dedicado
a la subversión radial y televisiva mediante Radio y TV Martí. Es
decir, un total de 91 millones de dólares. Para socorrer a las víctimas
de las iras de la naturaleza, sólo ofreció la miserable suma de 100.000
dólares, imponiendo condiciones inaceptables para La Habana.28
Este asunto ilustra
hasta qué punto Estados Unidos puede mostrarse despiadado con respecto
al pueblo cubano. El cinismo y la hipocresía caracterizaron otra vez
a la administración Bush. Mientras la población de la Isla se halla
en un profundo caos y hace frente a una seria crisis alimentaria, Washington
rechazó de modo categórico cualquier ayuda seria a Cuba.
Por otra parte, ¿cómo
sería posible considerar seriamente cualquier propuesta de ayuda de
Estados Unidos cuando se sabe que todos los gobiernos desde 1959, especialmente
la actual administración Bush, han hecho todo lo que han podido para
aniquilar al pueblo de Cuba? ¿Cómo imaginar por un solo instante que
los cubanos aceptarían una donación, aunque fuera sustancial, de la
nación que los asedia de forma despiadada desde hace medio siglo?
El ex presidente Fidel
Castro expresó el sentimiento de los cubanos al respecto tras la última
oferta de Estados Unidos de brindar una ayuda de 5 millones de dólares,
y explicó que fue rechazada «por dignidad».
«Si en vez de
cinco millones fuesen mil millones, se encontrarían con la misma respuesta.
El daño en miles de vidas, sufrimientos y más de 200.000 millones
de dólares que han costado el bloqueo y las agresiones yanquis, no
pueden pagarse con nada».29
Por otra parte, Washington
no vaciló en engañar a la opinión pública afirmando que permitiría
la venta de madera y productos alimentarios a Cuba por un importe de
250 millones de dólares. Los medios occidentales presentaron eso como
una medida excepcional por parte de Estados Unidos en respuesta a la
devastación ciclónica. En realidad, nada más lejos de la verdad ya
que Cuba puede adquirir madera y productos alimentarios a empresas estadounidenses
desde 2002. Así, en 2002 el comercio entre Cuba y Estados Unidos era
de 173,6 millones de dólares, 327 millones en 2003, 431,1 millones
en 2004, 473 millones en 2005, 483,3 millones en 2006, 515,8 millones
en 2007 y 425 millones en el primer semestre 2008. Como se puede comprobar
fácilmente, las declaraciones estadounidenses sólo son una cortina
de humo.30
Una comparación
edificante
Última comparación:
tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, Cuba puso todos sus
aeropuertos a disposición de Estados Unidos sin imponer ninguna condición.
En 2005, después de la tragedia Katrina, que devastó Nueva Orleans,
La Habana propuso el envío de 1.500 médicos para atender a las víctimas
sin exigir nada a cambio.
Por una parte, el gobierno
revolucionario sabe poner a un lado las diferencias para salvar vidas
humanas. Por el otro lado, el odio y el rencor prevalecen sobre el resto,
incluso ante un cataclismo como el ocasionado por Ike y Gustav.31
El fanatismo de la Casa Blanca parece que no tiene límites.
No obstante, el pueblo
de Cuba no siente ninguna animosidad hacia el pueblo estadounidense.
El gobierno de La Habana jamás ha fomentado el resentimiento hacia
el pueblo vecino del norte. Al contrario, siempre ha especificado que
el gobierno de Washington es el único enemigo acérrimo de Cuba.
El equipo estadounidense
de fútbol, que jugó su primer partido en Cuba desde 1947 el 6 de septiembre
de 2008, fue recibido calurosamente por la población de la Isla. Tim
Howard, portero del equipo nacional de Estados Unidos, se quedó deslumbrado
durante su estancia: «Un mensaje para nuestros compatriotas que se
quedaron en casa. Es un lugar fantástico. Aquí, sólo recibimos demostraciones
de amor».32
La Habana ha tendido
varios ramos de olivo a Washington, que fueron rechazados con desdén.
El gobierno estadounidense desea una rendición incondicional de pueblo
de Cuba y sigue sin perdonarle su desobediencia de 1959. Pero los hijos
de José Martí ya han demostrado que no están dispuestos a negociar
su independencia, cualquiera que fuera el precio a pagar. Es hora de
poner fin a sanciones económicas injustas, anacrónicas y sobre todo
inhumanas.
Revisado por Caty R.
Notas
1 The
Associated Press, «Ike-Related Storm Deaths State by State», 17
de septiembre de 2008.
2 Granma,
«Lamentable pérdida de siete vidas humanas al paso de Ike», 12 de
septiembre de 2008.
3 Ibid.
4 Ronald
Suárez Rivas, «Housing, the Greatest Challenge», Granma, 2
de septiembre de 2008.
5 Le
Journal du Dimanche, «Ike a endommagé 200 000 habitations á Cuba»,
11 de septiembre de 2008; Marta Hernández, «Más de 320.000 casas
dañadas», Granma, 11 de septiembre de 2008. Orfilio Pelaez,
«Pérdidas millonarias en la vivienda », Granma, 13 de septiembre
de 2008.
6 Granma,
«Cuba prioriza alimentación de damnificados por huracán Gustav»,
5 de septiembre de 2008, Prensa Latina, «Cuba prosigue evaluación
de daños y recuperación tras huracán Ike», 11 de septiembre de 2008;
Freddy Pérez Cabrera, «Recuperar todo lo relacionado con la producción
de alimentos», Granma, 11 de septiembre de 2008; EFE,
«Los supermercados de La Habana presentan problemas de abastecimiento»,
16 de septiembre de 2008; Wilfredo Cancio Isla, «Perdidas 700.000 toneladas
de alimentos», El Nuevo Herald, 12 de septiembre de 2008.
7 Andrea
Rodríguez, «Cuba estima en 5.000 millones de dólares daños dejados
por Ike y Gustav», The Associated Press/El Nuevo Herald, 15
de septiembre de 2008; The Associated Press, «Cuba Estimates
Gustav, Ike Damages at US$5 Billion», 16 de septiembre de 2008;
Granma, «Información oficial de datos preliminares sobre los daños
ocasionados por los huracanes Gustav e Ike», 16 de septiembre de 2008.
8 María
Julia Mayoral & Raúl Abreu, «Amparan las reservas suministros
vitales al pueblo», Granma, 12 de septiembre de 2008.
9 Ibid.
10 Granma,
«Numerosas muestras de solidaridad y apoyo a Cuba», 4 de septiembre
de 2008;
11 Anneris
Ivette Leyva, «Arriban primeros artículos de ayuda humanitaria rusa»,
Granma, 5 de septiembre de 2008; Granma, «Donación de China
a Cuba para resarcir daños por huracán», 5 de septiembre de 2008;
Granma, «Agradece Cuba ayuda humanitaria de España», 5 de septiembre
de 2008.
12 Juan
Carlos Chávez, «EEUU condiciona la ayuda a Cuba», El Nuevo Herald,
6 de septiembre de 2008.
13 Anita
Snow, «Cuba Declines U.S. Disaster Assessment After Gustav», The
Associated Press, 6 de septiembre de 2008.
14 Frances
Robles, «Political Dispute Delaying U.S. Storm Aid to Cuba», The
Miami Herald, 13 de septiembre de 2008.
15 Granma,
«Acuerda Consejo de Ministros de Timor Leste donación de 500 000 dólares
a Cuba para ayudar a restañar daños del huracán Gustav», 5 de septiembre
de 2008.
16 Frances
Robles, «Political Dispute Delaying U.S. Storm Aid to Cuba», op.
cit.
17 Frances
Robles, «Oferta de ayuda de EEUU provoca choque político», El
Nuevo Herald, 12 de septiembre de 2008.
18 Ministére
cubain des Relations extérieures, «Cuba saldrá adelante», Granma,
11 de septiembre de 2008.
19 Ibid.
20 Ibid.
21 Ibid.
22 Prensa
Latina, «Cuba reclama a EEUU eliminación definitiva del bloqueo»,
7 de septiembre de 2008. Véase también Agence France Presse / El
Nuevo Herald, «Cuba pide a EEUU levantar el embargo», 7 de septiembre
de 2008; Andrea Rodríguez, «Cuba: embargo causa daños por 95.000
millones de dólares», The Associated Press, 18 de septiembre
de 2008.
23
Ministére cubain des Relations extérieures, «Cuba saldrá adelante»,
Granma, op. cit.
24 Matthew
Lee, «Rice: Not Wise to End Cuban Economic Embargo Now», The Associated
Press, 7 de septiembre de 2008.
25 Frances
Robles, «Gobierno cubano rechaza ayuda humanitaria de Estados Unidos»,
El Nuevo Herald, 16 de septiembre de 2008.
26 The
New York Times, «Help for Cuba and Haiti», 11 de septiembre de
2008.
27 Anita
Sow, «Cuba Declines U.S. Disaster Assessment After Gustav», 6 de septiembre
de 2008; Casey Woods & Lesley Clark, «Ike desata debate sobre las
sanciones a Cuba», The Miami Herald, 10 de septiembre de 2008.
28 Granma,
«Ayuda para Cuba y Haití», 13 de septiembre de 2008; Andrea Rodríguez,
«Cuba : embargo causa daños por 95,000 millones de dólares», The
Associated Press, 18 de septiembre de 2008.
29 Fidel
Castro, «El papel de bueno, ¿a costa de quién?», Granma,
17 de septiembre de 2008.
30 Fidel
Castro, «Dos veces la misma mentira», Cuba Debate, 18 septiembre
2008.
31 Maurice
Lemoine, «Cuba dans l’œil du cyclone», Le Monde diplomatique,
11 de septiembre de 2008.
32 Will
Weissert, «US Tops Cuba 1-0 in 1st Trip to Island in 61 Years», 7
de septiembre de 2008.
Salim Lamrani es profesor y periodista francés especialista de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Ha publicado los libros: Washington contre Cuba (Pantin: Le Temps des Cerises, 2005), Cuba face á l’Empire (Genéve: Timeli, 2006) y Fidel Castro, Cuba et les Etats-Unis (Pantin: Le Temps des Cerises, 2006). Acaba de publicar Double Morale. Cuba, l’Union européenne et les droits de l’homme (Paris: Editions Estrella, 2008).
Contacto: lamranisalim@yahoo.fr