En su artículo dominical, el escritor Luís Brito García, hace un señalamiento muy preciso sobre los procesos electorales de los Estados Unidos y su relación con acciones en el exterior. Desde la toma de Guantánamo (en Cuba) y la escisión de Panamá de la República de Colombia a comienzos del siglo XX, hasta las invasiones a Irak, Afganistán. Estas políticas de intromisión directa de los gobiernos de turno de los gringos en los diferentes países, suceden sistemáticamente, en la medida en que favorezcan la tranquilidad interna de la población norteamericana y la votación a determinada corriente ya sean republicanos o demócratas (“el modo de vida de los yankys, es el modo de muerte del planeta”). Por esa razón, hoy día con la campaña sin descanso contra Venezuela desde nuestra propia nación, hacia el mundo, se está creando una condición psicológica muy peligrosa favorable a una acción militar contra nuestro territorio, ya utilizando paramilitares colombianos y mercenarios bien armados pagados por la CIA y el pentágono o una arremetida directa de las fuerzas estadounidenses en tierras venezolanas. Ya se tiene la experiencia del año 2002, con un golpe de estado planificado y apoyado por el gobierno de George Bush en abril y luego el rescate del presidente Chávez por el poder popular en las calles de Caracas y en toda la geografía nacional. Se puso en práctica el plan B, que dejó sin alimentos, transporte, gasolina a la población, unido a la parálisis de la empresa petrolera por el saboteo a sus oleoductos e informática y el abandono de los puestos de trabajo de miles de empleados. El pueblo venezolano, no desesperó ni sucumbió, tuvo la paciencia y la comprensión para esperar la solución y así se logró, el paro petrolero se convirtió en un bumerang contra los opositores golpistas que anhelaban y quieren todavía, no solo tumbar el gobierno socialista, también buscan aniquilar al presidente de la República Bolivariana De Venezuela y para ello en este instante mantienen una serie de denuncias que tocan directamente la administración de PDVSA , la utilización de los fondos de la estatal petrolera en las elecciones de Argentina ,implicando directamente al presidente Chávez. Con toda esta amalgama de guerra sucia, retoman casos (el del maletín), en un momento de gran crisis financiera para los Estados Unidos, en la que el gobierno se ha visto en la obligación de auxiliar a la banca y adquirir las aseguradoras en bancarrota. Si volvemos al comentario inicial tomando como referencia a Luís Brito García, entonces, hoy más que nunca las condiciones políticas y económicas internas de Estados Unidos, hacen viable la utilización de las estrategias divisionistas en los países suramericanos como en Bolivia, estimulando la guerra civil, agitando a los fascistas y tratando de producir secesionismo. Así lo están haciendo en Venezuela, creando odio en los opositores ultraderechistas y conservadores legitimando el asesinato de Chávez y chavistas, como a los campesinos bolivianos muertos por grupos violentos, contrarios a Evo Morales. ¿Cuál es el factor e interés por retomar el control de estas naciones? Pues el petróleo y el gas, energía para la vida de los norteamericanos a costa de la muerte de los suramericanos. Las próximas elecciones en Estados Unidos, definirán sus relaciones internacionales, su orientación hacia el resto del mundo, todos estamos a la expectativa. El triunfo de los demócratas o republicanos, si interesa, los discursos de los dos candidatos han sido espinosos para el gobierno venezolano pero hay ciertos elementos diferenciadores que pueden marcar una rectificación oportuna y a tiempo. Si triunfa Barack Obama, por los demócratas, hay esperanzas de que mejoren las relaciones diplomáticas con Venezuela y se distancie de la agresividad, pero la presión de las grandes trasnacionales puede darle de nuevo el giro imperialista a un posible gobierno de Obama, por esa razón hay que unificar países contra el imperio y por el socialismo.
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