Recuerdo mi niñez cuando, junto a mis hermanos, mi papá nos contaba algún cuento. Era un estupendo cuentista el viejo. Uno de ellos se refería a un médico de pueblo que tenía un cliente muy adinerado, pero de esos que jamás se alejaba de su entorno natal. Este cliente padecía una dolencia crónica en un oído y el médico siempre lo atendía y aliviaba durante un tiempo. Este médico tenía un hijo, el cual pasados los años siguió los pasos del padre y también estudió medicina y volvió al pueblo, para hacerse cargo de la clientela que había logrado reunir su padre, entre los cuales estaba todavía el señor con el padecimiento crónico del oído. La primera vez que al novel médico le tocó atender al viejo y rico paciente le encontró en el oído una garrapata y procedió a extraérsela con unas pinzas especiales. Al llegar a su casa, muy orgulloso, le refiere a su padre la hazaña que acababa de realizar, esperando los elogios por su actuación, pero en cambio su padre lo que hizo fue decirle:”Hijo, esa garrapatica, bien cuidada, ha sido la que más ha contribuido a que yo pueda levantar toda esta familia y la que ha permitido que tú pudieras realizar tus estudios de medicina y a ti no se te ocurre más que acabarla la primera vez que tienes oportunidad”.
¡Y es que esas garrapatas joden como muchos no tienen ni la más pura idea! A mí una vez se me pegó una en una nalga, caminando por el monte, y como casi no me la podía ver sino mediante dos espejos, me costó una y parte de otra quitármela, para lo cual tuve que recurrir a la punta de un cigarrillo encendido, no sin causarme algunas quemaduras, pero al fin logré arrancármela, aunque una parte de ella me quedó adentro por varios días. Y es que esas bichas se pegan como…una garrapata, literalmente hablando y porque no hay mejor ejemplo.
El ejemplo anterior basta para explicar la expresión “se le pegó como una garrapata” que se aplica a una persona cuando está pegada a otra en todos sus movimientos, expresión que es incluso más descriptiva que decir que una persona es “la sombra” de otra, por cuanto tu sombra te deja descansar durante la noche e inclusive durante el día cuando éste está nublado y no te causa ninguna molestia.
Y hablando de garrapatas, no sé por qué me viene a la mente la imagen de una Senadora colombiana que no deja ni a sol ni a sombra al Presidente Chávez, tratando de meterlo en cuanto peo se presente dentro de las fronteras del vecino país, pidiéndole que tome decisiones sobre acciones en las cuales la iniciativa debe partir única y exclusivamente del pueblo colombiano, ya que lo demás sería intervencionismo pura y simplemente.
Piedad, Piedad, deje de ladillar tanto a nuestro Presidente y manténgase discretamente apartada de él durante unos añitos ¿Qué le parece hasta el 2021?
lostienelocos@intercable.net.ve