Muchos analistas políticos intentan establecer una relación entre el desarrollo de la teoría revolucionaria y las distintas etapas de desarrollo de la sociedad burguesa. La intención es muy loable, pero para concretarla es necesario conocer la historia de la sociedad burguesa y la historia de las ideologías. Muchos analistas tratan de obviar lo uno y la otra. Comienzan afirmando que a mediados del siglo XIX la burguesía “consolidó su poder político a escala mundial e inauguró la etapa del imperialismo”. Todo esto es erróneo de principio al fin. A mediados del siglo antepasado la burguesía estaba muy lejos de “detentar el poder político a escala mundial”. No olvidemos que el Manifiesto Comunista se escribió en vísperas de la Revolución de 1848. Después de la derrota de esta revolución la burguesía quedó nacionalmente dispersa, oprimida por numerosas dinastías. La Italia burguesa no era libre ni estaba unificada. En Estados Unidos de Norte-América la burguesía todavía tenía que pasar por la Guerra Civil para lograr la unificación del estado nacional (burgués). En Rusia, España y otras naciones dominaba totalmente el absolutismo y la servidumbre, etcétera.
Además, decir que la época del imperialismo comenzó a mediados del siglo XIX es no tener la menor idea del siglo XIX ni del imperialismo. Este es el sistema económico y político -tanto interno como externo- del capital monopolista. En la mitad de la centuria del siglo antepasado sólo existía el capitalismo “liberal”, es decir el capitalismo basado en la libre competencia, que en ese entonces tendía a la implantación de formas políticas “democráticas”. Los trusts, los sindicatos, las asociaciones, se formaron ya bien entrada la década del 30 del siglo XIX y conquistaron progresivamente una posición predominante. La política imperialista en el sentido científico de la palabra comenzó en el siglo XX. Si nuestros analistas hubiesen leído el conocido librito de Lenin sobre el imperialismo no hubieran cometido errores tan flagrantes. Pero es necesario comprender claramente en cada oportunidad el contenido real de esta diferencia y sus verdaderos límites. Marx predijo el dominio del monopolio. En la URSS una vez que el proletariado, por diversas razones históricas, fue incapaz de tomar el poder y hacerse cargo de la economía para reconstruirla sobre lineamientos socialistas, el capitalismo se empoderó y pudo continuar existiendo mediante la democracia burguesa.
El imperialismo coercitivo de las naciones desarrolladas puede existir solamente porque sigue habiendo naciones atrasadas, nacionalidades oprimidas, y países semicoloniales. Los pueblos no pueden lograr su superación social y su emancipación más que entrando en antagonismo con los defensores interesados del imperialismo, el cual, por su condición misma, debe conducir inevitablemente a la socialización de los medios de producción. Para los venezolanos la lucha por el socialismo, incluyendo la lucha por la independencia nacional, representa una etapa necesaria y progresiva del desarrollo histórico. Por esta razón creemos que el pueblo de nuestro país tiene no sólo el derecho sino el deber de participar todos activamente en defensa de la patria contra el imperialismo, a condición, por supuesto, de que mantengamos la total independencia de nuestras organizaciones de clase y libremos una batalla implacable contra la oligarquía. Aquí la única tarea progresiva es la preparación de la revolución socialista por todos los compatriotas. Nuestro objetivo es romper los marcos de los viejos estamentos nacionales y construir la economía de acuerdo a las condiciones geográficas y tecnológicas de nuestro país, sin impuestos ni obligaciones.
En nuestro tiempo es especialmente importante el estudio pormenorizado de las diversas tendencias del imperialismo en Latinoamérica. El narco Estado colombiano está haciéndole concesiones en varias instalaciones militares de su territorio para la conformación de bases operativas al Gobierno de los Estados Unidos. El narco-paraco Uribe sabe que los gringos lo tienen pillao por su prontuario y vinculación con el narco tráfico y si no se presta a estos requerimientos, lo mandan a hacerle compañía a Manuel Noriega. Este es ahora el mayor factor histórico de mayor peso, el que determina el destino que sufriremos los pueblos de nuestro Hemisferio y los tercer mundistas, el que está arrojando a nuestros países al abismo de la guerra, de nuevas invasiones y ocupaciones militares buscando apoderarse de las materias primas existentes en nuestro espacio geográfico. Impulsados por la necesidad de apoderarse de la Amazonía y de sus riquezas naturales, como son agua, madera y minerales y de dar cada vez mayor salida a sus productos, el imperialismo persiste en seguir invadiéndonos. Necesita anidar en todas partes, establecerse en todos los sitios, crear por doquier sus vínculos. Mediante la explotación del mercado mundial, el imperialismo da un carácter cosmopolita a la producción y al consumo de todos los países.
Más el imperialismo ha perdido todo sentido moral, todo sentimiento de la dignidad humana; cambian cada día los principios de la justicia contra los beneficios del dinero o la gracia de los opresores de la humanidad. Esto es, lo que hay en realidad detrás de toda esta conspiración. La regeneración, por lo tanto, debe venir de abajo, del pueblo, de los “tierruos pata en el suelo” tan despreciados, y desde tanto tiempo. La única salida real a la opresión actual del imperialismo y sus asociados es la movilización regional general y, aun estado consecutivo, la regularización y fiscalización de la producción en los sectores donde los explotadores han alcanzado su más alto desarrollo. Y de la regeneración física y moral de las clases productoras. Tenemos que estar alerta.
Los oposicionistas, llevados por su estupidez y su cinismo, creen posible atemorizarnos. Anteponen como precedente el golpe de estado en Honduras. ¡Se equivocan! Los golpes nos hacen más fuertes. La bestial política del imperialismo no es más que una política desesperada. Pueden encarcelar y matar (como lo están haciendo) a algunos de nuestros dirigentes, pero no atemorizarnos. A este respecto, es curioso señalar que se mantiene una hostilidad permanente contra el Gobierno Revolucionario entre los grupos que rodean a la oposición incluidos los obispos de la CEV. Camaradas, repitamos nuevamente: no nos pueden atemorizar.
La revolución Norteamericana ejerció una profunda influencia sobre las revoluciones Latinoamericanas y su prestigio se mantuvo por algún tiempo; su compromiso político no podía menos que tranquilizar a las clases propietarias y esclavistas de nuestros países más preocupadas por la defensa de sus intereses, que por la igualdad del pueblo.
El Gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica, gasta mucho más de la mitad de sus ingresos en crear nuevas armas de destrucción masiva, para invadir, destruir, y en matar a los ciudadanos de los países invadidos y dominados, donde llega casi al extermino de sus pobladores. ¿Son estas abominaciones, y las doctrinas éticas que las inspiran realmente pruebas de un país democrático?
THOMAS PAINE
Al oír que después de la muerte de Washington, se le iba a levantar una estatua, dirigió las siguientes estrofas al escultor:
Tomad de la mina la piedra más fría y dura.
No necesitáis tallarla: es Washington.
Pero si lo hacéis, esculpidla con rudeza
Y en el corazón grabad... Ingratitud.
“En cuanto a vos Washington, traidor en la amistad privada, e hipócrita en la vida pública, el mundo vacilará en decidir si sois un apóstata o un impostor; si habéis abandonado los buenos principios, o si los habéis tenido.”
Saludos Camaradas.
Hasta la Victoria Siempre.
Patria. Socialismo o Muerte.
¡Venceremos!
manueltaibo@cantv.net