EEUU, la droga y el Pacto de Río

¿Qué derecho tiene el Gobierno de Estados Unidos a publicar anualmente una lista donde critica los esfuerzos de diversos países en sus luchas contra el narcotráfico? La sangre le hierve a cualquier ciudadano mediana- mente patriota cuya nación quede así catalogada como complaciente con el tráfico de narcóticos.

Pero cuando se rebosa la indignación es al momento de constatar, mediante cifras de veracidad inobjetable, que el supuesto juez, el Gobierno acusador de Estados Unidos, es el principal consumidor de drogas a escala mundial y uno de los mayores productores de diversas sustancias, al estilo de la marihuana repotenciada en laboratorios y todo tipo de "pepas", como el éxtasis, LSD y otras basuras que envenenan y envilecen a sus propios habitantes.

Más de una vez se ha planteado la conveniencia de hacer un listado verdaderamente justo y sin segundas intenciones sobre la situación mundial de la producción, tráfico y consumo de drogas.

Vista la actitud contumaz del Departamento de Estado gringo, ya sería hora de que un grupo de los países permanentemente calumniados le pongan el cascabel al gato y señalen sin ambages la hipocresía e intención difamatoria que involucran los señalamientos estadounidenses.

Venezuela podría proponer ante el Grupo de Río u otro organismo similar que se investigue la gravedad del consumo generalizado de drogas al norte del río Grande, donde es innegable que las autoridades, en todos los niveles, están involucradas en una operación de encubrimiento que las convierte en las principales promotoras del narcotráfico.

Le sobra razón al ministro Tareck El Aissami cuando señala que la DEA gringa y el DAS colombiano son conglomerados involucrados en la repartición de drogas.

Resulta cansón repetir que por donde pasa la DEA se incrementa el tráfico de cualquier cultivo prohibido, sea marihuana, cocaína o heroína, como en Colombia o Afganistán.

Cada día se agudiza la sospecha de que el tráfico de drogas lo utilizan los poderes fácticos de EEUU para mantener a raya a ciertos países tercermundistas y hasta a la misma población del imperio norteamericano, para que su control sea menos problemático.

augusther@cantv.net


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Augusto Hernández


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