Cuando Insulza muera probablemente nadie lo notará hasta que lo toquen y se den cuenta que se trata de un liviano coroto de cartón, hueco, inodoro e insípido; es que no se atrevería siquiera a descomponerse, pasando rápidamente de la utilería administrativa a la momificación con su pose omnipresente de “pensador sobre la inmortalidad de los crustáceos”.
Cuando chamo, un par de zagaletones me tenían rodeado porque me negaba a darles unas metras que les gané en buena lid a pesar de que me llevaban unos tres años. El “panita” que andaba conmigo se apartó y tuve que hacerles frente sabiendo que me iban a joder. Sin embargo antes de la andanada de golpes, le dije: chamo si me ayudas no nos ganan. El carajito solo me dijo: Bueno dale que yo te veo desde allá.
El Pueblo hondureño está sufriendo asesinatos, desapariciones, torturas, represión, hambre y pare usted de contar mientras el circunspecto chambelán de imperio, quien hace las veces de secretario general de la OEA, se expresa y opina bajo esquemas parecidos al de mi timorato “panita” de la infancia.
¿Cómo no arrecharse – estimo esa la palabra no dicha por nuestro digno Roy Chaderton- ante la parsimonia de semejante burócrata, con menos movilidad que un buda de yeso? Pero mucho más allá de esta pieza decorativa ¿No es esto demostración de la inutilidad de la OEA? Considero que la indefensión que los Pueblos americanos sienten ante este adefesio paquidérmico, ruedo del circo imperial, debe revertirse pronto en hechos concretos que definan nuevos modelos de unión hemisférica, so pena de que el caso Honduras solo sea abreboca de otros episodios gorilezcos. El ALBA y su iniciativa se abren paso en esa dirección.
Romeo Vásquez, en un mal remedo de Capulina con uniforme, declara que le mandó a dar una serenata a sus tropas, solo que sus monos pusieron los altoparlantes frente a la embajada de Brasil sin percatarse de que el volumen estaba muy alto. Que nadie piense que están torturando a esa gente con sobredosis de decibeles.
Estoy seguro que a pesar de la tortura acústica a la cual está siendo sometido Mel y sus valerosos acompañantes dentro de la embajada de Brasil, debe resultarles irónico que el gorila Romeo haya escogido un temita como “Rata de dos patas” para deleite de unas 10 cuadras a la redonda, por no darse cuenta que eso a quien describe perfectamente es a él.
De allí que hay que decir al compás de la indignación descrita por nuestro embajador, pero extensivo a Goriletti y a la plasta de mampostería: “Rata de dos patas, te estoy hablando a ti, porque un bicho rastrero, comparado contigo, te queda muy chiquito”.
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