Artículo 322 de la Constitución Nacional: “La seguridad de la nación es competencia esencial y responsabilidad del Estado, fundamentada en el desarrollo integral de ésta y su defensa es responsabilidad de los venezolanos y venezolanas; también de las personas naturales y jurídicas, tanto de derecho público como de derecho privado, que se encuentren en el espacio geográfico nacional”. En correspondencia con esto, el Presidente Chávez actúa y fija su posición como jefe de Estado y comandante en jefe de la Fuerza Armada Bolivariana de la nación ante la inminente instalación de las bases militares en el hermano país colombiano. Algunos miembros de la oposición, apoyados por los medios de comunicación privados, pretenden desconocer la gravedad de este hecho, minimizando su verdadera naturaleza y tratando de disfrazarlo como una vieja rencilla limítrofe entre los dos países. Nada más alejado de la realidad. Se trata de un acuerdo firmado entre la más poderosa potencia del mundo y el gobierno de un territorio que está enclavado en el corazón de Suramérica.
La verdad es que son declaraciones repugnantes que sólo demuestran la mentalidad de esclavos de esta oposición golpista que ve en una intervención militar de los Estados Unidos en Venezuela, la posibilidad de derrocar al Presidente venezolano, líder indiscutible de la unidad e independencia latinoamericana. Dijo Simón Bolívar, en la Carta de Jamaica del seis de septiembre de 1815 (enviada a Henry Cullen): “Yo diré a UD., lo que puede ponernos en actitud de expulsar a los españoles y de fundar un gobierno libre: Es la unión, ciertamente; más esta unión no nos vendrá por prodigios divinos, sino por efectos sensibles y esfuerzos bien dirigidos. La América se está encontrando entre sí, porque se halla abandonada de todas las naciones; aislada en medio del universo, sin relaciones diplomáticas, ni auxilios militares y combatida por España que posee mas elementos para la guerra que cuantos nosotros furtivamente podemos adquirir”. Este análisis, de casi doscientos años, tiene hoy mayor vigencia, pues privilegia la unidad continental como fundamento de consolidación de independencia y medio para contrarrestar la arremetida imperial de la Europa de esos tiempos. Actualmente, Venezuela mantiene amplia relación con diferentes países, que ha permitido romper el mundo unipolar, concretando acuerdos económicos y de transferencia tecnológica de gran significación.
La iniciativa de instituir el ALBA como instrumento de unidad latinoamericana, soberanía e independencia es una muestra fehaciente de que Venezuela es una nación para la solidaridad y la paz. Los convenios con países pobres, así lo evidencian. El articulo Nº 13 de la Constitución Nacional, dice: “El espacio geográfico venezolano es una zona de paz. No se podrán establecer en el, bases militares por parte de una potencia o coalición de potencias”. Es muy contundente nuestra Carta Magna. No somos un país guerrerista, pero el hilo histórico de la discordia y la traición, surge de nuevo desde Colombia, gobernada por tiranos fuertemente aliados a los intereses norteamericanos. Ayer fue Santander, traicionando la naturaleza del Congreso de Panamá, invitando a los Estados Unidos sin la consulta a Simón Bolívar, padre de este proyecto. Nuevamente, una autoridad colombiana entrega el territorio para la instalación de bases de guerra estadounidense. ¿Vienen a jugar poker y a bailar reguetón las tropas y oficiales gringos cerca de las fronteras con Venezuela? El proceso de transformación en la revolución bolivariana va consolidando sus cimientos cada vez más. El llamado del Presidente es un grito de defensa de la integridad territorial. En esa línea, el Libertador Simón Bolívar afirma en su Carta de Jamaica:”…Cuando el Estado es débil…todos los hombres vacilan, las opiniones se dividen, las pasiones las agitan.
Los enemigos los animan para triunfar por este fácil medio…Luego, seamos fuertes, seguiremos la marcha majestuosa hacia las grandes prosperidades a que está destinada la América Meridional”.
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