La reciente noticia sobre un nuevo intento de AlQaeda de atentar contra un avión que realizaba un viaje entre las ciudades de Ámsterdam a Detroit, el pasado 25 de diciembre, esta vez por parte de Umar Farouk Abdulmutallab, quien dijo ser adiestrado por un experto en explosivos en Yemen, puso en duda la eficacia de los sofisticados programas de software empleados por las agencias federales norteamericanas en relación con el enfrentamiento al terrorismo.
Según declaraciones de autoridades norteamericanas, el nombre de Umar Farouk había sido incorporado hace menos de un mes a unas sofisticadas bases de datos mantenidas por el gobierno y sus agencias denominadas TIDE y T.S.D.B, la primera de las cuales contiene casi medio millón de personas sospechosas de estar vinculadas a actividades terroristas y extremistas, mientras que la segundad comprende cerca de 400, 000 nombres. Ambas listas implican la prohibición de estos individuos de acceder a vuelos comerciales en aviones norteamericanos o cuyo destino sean los Estados Unidos.
La concesión de una visa de turista a Abdulmutallab en el consulado norteamericano en Londres, actualmente válida, en julio de 2008, usada para viajar a Houston al mes siguiente, sin que se haya realizado al menos una investigación sobre su persona, pone al desnudo la vulnerabilidad de este sistema, cuestionado no solo por sus fallas en cuanto a brechas en su funcionamiento, por su abuso a las libertades individuales de muchos ciudadanos norteamericanos, así como a que, en ocasiones, afecta a personas no positivas cuyos nombres se asemejan a los que aparecen en las mismas.
EL TERRORIST IDENTITIES DATAMART EVIROMENT (TIDE).
El creador de la primera base de datos, conocida como Terrorist Identities Datamart Environment (TIDE), es el Centro Nacional de Antiterrorismo (NCTC), a partir de la Intelligence Reform and Terrorism Prevention Act de 2004, como uno de los soportes de la USG, un amplio sistema de vigilancia de la Comunidad de Inteligencia de EE.UU.
La complicada madeja de intercambio de información interagencias, en las que mucho tiene que ver el Information Sharing & Knowledge Development Directorate (ISKD), sirve de base y mantenimiento al TIDE.
Largas y abultadas listas de sospechosos de estar participando o que han participado en las actividades terroristas, aparecen en este recurso técnico e informático del gobierno norteamericano, controvertido por varias razones principales:
● Muchas de las personas que aparecen en esta lista son simples opositores a las políticas guerreristas del gobierno de Estados Unidos, incluidas durante la administración de George W. Bush y mantenidas en los listados por el gobierno de Obama.
● Centenares de luchadores por los derechos humanos, líderes de las minorías, críticos a las políticas internas y externas del gobierno, engrosan también estas listas.
● Personalidades progresistas de otras naciones, incluidos presidentes, líderes de organizaciones, intelectuales, periodistas, escritores prestigiosos, así como luchadores que se oponen a las políticas sobre el cambio climático de EE UU, nutren las listas del TIDE.
Pero el hecho más significativo de la parcialidad norteamericana al elaborar esta base de datos, de manera secreta y arbitraria, es que en esa lista dicen incluir a personas o grupos que: “Cometen actividades terroristas internacionales; Preparan o ejecutan planes de actividades terroristas internacionales; Recopilan información sobre posibles objetivos para la actividad terrorista internacional; Solicitan fondos u otras cosas de valor para la actividad terrorista internacional o para una organización terrorista; Solicitan la afiliación a una organización terrorista internacional; Proveen apoyo material, es decir, casa de seguridad, transporte, comunicaciones, los fondos, material financieros, documentación falsa identificación, armas, explosivos, o la formación de terroristas; y Son miembros o representar a una organización terrorista extranjera.”
Que yo sepa, a qué negarlo, en los ultra secretos listados del TIDE y en los reportes del Centro Nacional de Antiterrorismo y del FBI, no aparecen los miembros de organizaciones de probado accionar terrorista como la Fundación Nacional Cubano Americana, el Consejo por la Libertad de Cuba, Alpha 66, Movimiento Democracia, y de otras organizaciones, cuyo historial terrorista y múltiples crímenes han sido denunciados sistemáticamente. Todo parece indicar que en las evaluaciones de inteligencia y de cumplimiento de la ley contra el terrorismo, incluidas en el TIDE y en el FBI Screening Center (TSC), los terroristas cubanos, ejecutores de centenares de acciones criminales, incluidos asesinatos, dentro del territorio norteamericano, no son considerados terroristas y, ni tan siquiera, sospechosos de serlo. Esto le veremos más adelante con algunos ejemplos.
Por el contrario, la cifra de personas sospechosas de terrorismo va in crescendo. Para el 2009, existían nada menos que 564, 000 individuos con esta denominación o bajo sospecha de ser terroristas. El propio Vicealmirante retirado de la United States Navy, John Scott Redd, Director del Centro Nacional de Antiterrorismo durante Bush y ahora con Obama, declaró ante la Comisión de Servicios Armados de la Cámara, el 4 de abril de 2006, de manera elocuente: “Como el Presidente ha declarado en numerosas ocasiones - y como objeto de esta audiencia reconoce - estamos en guerra.” (…) “También como la Guerra Fría y la lucha contra el comunismo, esta guerra tiene un contenido ideológico fuerte”
El colmo de ese posicionamiento ideológico a favor de la ultraderecha y la reacción, lo expresó el hecho de que el propio líder sudafricano y presidente de esa nación, Nelson Mandela, fue mantenido durante largo tiempo dentro de la base de datos del TIDE hasta el 2008.
El entarimado antiterrorista en que el Centro Nacional de Antiterrorismo (NCTC) ofrece su base de datos, primero como receptor de información de la CIA, DIA, FBI, NSA y muchas otras, y, en segundo lugar como proveedor de la misma para otras entidades como la TSA No-fly list, Boarder Visa del Departamento de Estado y de base de datos de pasaporte, el Sistema de Seguridad Nacional, FBI y el NCIC (National Crime and Information Center), para las policías estaduales y locales, provoca que sus limitaciones, incongruencias y parcialización en las evaluaciones, constituyan un serio peligro para las libertades civiles, para quienes critican o se oponen a la política belicista gubernamental, para aquellos que enfrentan en el mundo la política hegemónica de EE UU y para cualquiera que no apruebe la labor de su gobierno.
TIDE no ha sido perfecta y está llena de anomalías. Según se informó en una ocasión, la Government Accountability Office reconoció que, entre 2004 y 2005, fueron miles los errores de identificación de los viajeros provocados por el uso del TIDE.
La Transportation Security Administration (TSA), uno de los receptores de los datos de TIDE, ha enfrentado varias demandas por la incongruencia del sistema en que se apoyan, y que se articula en la No Fly List, mediante la que se impide que una persona incluida en TIDE pueda abordar un avión comercial para viajar dentro o fuera de los Estados Unidos. Una de las causas principales han sido los llamados falsos positivos, es decir, una persona cuyos nombres que coinciden o son similares a un nombre en la No Fly List. Se ha dado el caso, por ejemplo, que muchos menores de edad hayan sido evaluados como potenciales extremistas aparecidos en la tenebrosa y dudosa lista.
El colmo de los colmos se dio cuando una admirado amigo mío, el periodista colombiano Hernando Calvo Ospina, experimentó el hecho de que el avión en que viajaba hacia México, procedente de Francia, fuera obligado a no cruzar el espacio aéreo estadounidense en abril de 2009, pues él aparece en la No Fly List.
El carácter discriminatorio de la No Fly List recibió un fuerte golpe legal cuando el 6 de abril de 2004 se inició un diferendo contra la misma por parte de la American Civil Liberties Union (ACLU), proceso que concluyó dos años después con una decisión legal a favor de la ACLU.
La TIDE, sin embargo, es solo una parte de los nutrientes informativos del gobierno, pues junto a la Internal Information About Terrorism (DT), perteneciente al FBI, integran un monstruo de registro aún mayor, la base de datos de Detección de Terroristas (TSDB), el que se emplea como soporte para el Departamento de Seguridad Nacional, el Sistema de Inspección de Fronteras (IBIS), el Consular Lookout and Support System (CLASS) del Departamento de Estado, la División de Servicios de obtención de la información del Departamento de Justicia, la Red de archivos de Información del Departamento de Justicia sobre pandillas violentas y terroristas de la (VGTOF), la Interpol Terrorism Watch, etc.
EL TIDE, EL TSDB Y EL FBI SCREENING CENTER COMO SOCIOS DE LOS TERRORISTAS DE ORIGEN CUBANO.
Una revisión del sitio web del FBI en relación con los grupos y personas vinculados con el terrorismo contra Cuba, permite descubrir, no sin sorpresa, que no existe mención alguna a los mismos y, solo en casos como el Posada Carriles, se nombra al personaje, pero sin hacer una descripción de sus actividades criminales, con independencia de que Cuba les ha ofrecido en varias oportunidades información al respecto.
Por el contrario, parece que el FBI solo reconoce la existencia de Cuba no como víctima de un sostenido terrorismo que parte de organizaciones asentadas en su territorio, sino como un país que atenta contra su seguridad nacional.
La búsqueda hace mención a la captura de Ana Belen Montes, acusada de espiar para Cuba, apenas diez días después de los atentados a Las Torre Gemelas de Nueva York. La analista de la DIA norteamericana, sentenciada a 25 años de cárcel, atestigua el FBI que actuó por motivaciones ideológicas al oponerse a la política norteamericana hacia la Isla.
En otra parte del sitio, que abarca el historial de la División Miami del FBI, se hace referencia, y digo una escueta y tímida referencia, a la actividad terrorista de una sola de las organizaciones radicadas en Miami, el Movimiento Insurreccional de Recuperación Revolucionaria (MIRR), reconociendo la existencia de planes por parte de la misma contra Cuba entre 1964 y 1968. Por lo demás, todo es silencio y sucia omisión.
Más adelante hace referencia al papel del FBI en evaluar a los integrantes de la oleada del Mariel en el año 1980 con vistas a prevenir la infiltración de espías cubanos.
Por último, en otra breve referencia, reconoce que el FBI infiltró con agentes encubiertos a grupos contrarrevolucionarios en Miami, para conocer planes para colocar bombas en territorio norteamericano y los asesinatos de simpatizantes del diálogo entre Cuba y la comunidad cubana en el exilio. Atestigua el FBI haber implementado una operación y detectado algunos involucrados en esos planes, pero no habla de detenidos, ni se dan a conocer sus identidades.
Finalmente, el FBI se vanagloria de la captura de la llamada Red Avispa, que condujo a un amañado e injusto juicio contra nuestros Cinco Héroes.
En un testimonio presentado en el Congreso, ante el Comité Selecto de Inteligencia, en enero 11 de 2007, Robert S. Mueller III, director del FBI, se vanagloria de que su institución haya capturado a otros dos supuestos espías cubanos. No hizo la más breve mención al terrorismo contra Cuba, por supuesto, ni a las enormes pruebas que han ofrecido varios países contra Luis Posada Carriles, actualmente en libertad en Miami y reclamado por varias naciones por sus actos criminales. Para Mueller, solo hay terroristas islámicos, los otros, sus protegidos, no son recogidos en la Internal Information About Terrorism (DT) de su entidad.
Examinar brevemente los casos de algunos terroristas de origen cubano, libres en Estados Unidos y que viajan frecuentemente sin que aparezcan recogidos en el TIDE y en la No Fly List de la TSA, a pesar de sus antecedentes criminales, son la mejor evidencia del doble rasero norteamericano con respecto al terrorismo.
El primero de estos casos es el de Rodolfo Frómeta Caballero, quien cuenta con un pésimo historial como terrorista, así como una personalidad psicopática y violenta.
Miembro inicialmente de la organización Alpha 66, fue detenido en Cuba el 23 de octubre de 1981, cuando arribó para cumplir con varias misiones de corte terrorista y reclutar a diversas personas para que realizaran atentados en la Isla.
Cobarde y oportunista, no vaciló en delatar a otros comprometidos y en ofrecer a la seguridad cubana amplia información sobre los planes anticubanos de Alpha 66.
Liberado de la prisión cubana y ya en Miami, Frómeta Caballero fue detenido por las autoridades norteamericanas en 1994 con un importante cargamento de armas y municiones, cuando violando la Ley de Neutralidad planeaba una infiltración en Cuba.
Separado de Alpha 66 y dirigiendo la organización terrorista Comandos F-4, Frómeta fue capturado por el FBI cuando se disponía a comprar a un agente encubierto cuatro lanzacohetes Stinger. Cumplió una breve condena de prisión.
En abril de 2001 organizó, en unión del contrarrevolucionario Santiago Álvarez Fernández-Magriñá, una infiltración en Cuba para sabotear el cabaret habanero Tropicana y asesinar a Fidel Castro. Los tres infiltrados fueron capturados, siendo uno de ellos Ihosvani Surís, uno de los jefes de Comandos F4 y amigo personal de Frómeta.
Lo sorprendente en relación con Rodolfo Frómeta Caballero es que, a pesar de su historial terrorista, reconocido por el propio FBI, viajó el pasado 21 de agosto a Honduras para ponerse al servicio del golpista Roberto Micheletti, usando aeronaves comerciales procedentes de Estados Unidos sin que fuera molestado, por lo que se debe suponer que no aparece en la No Fly List, ni en las abultadas listas del TIDE, el IT o del TSDB.
Esta es una prueba de que Estados Unidos protege a sus terroristas y no los discrimina incluyéndolos en sus cuestionadas listas como amenazas públicas.
Otro sonado caso es el de Orlando Gutiérrez Boronat, quien perteneció en los años 80 a la organización terrorista Organización para la Liberación de Cuba, codeándose con asesinos como Ramón Saúl Sánchez Rizo y Pedro Crispín Remón, este último vinculado por el FBI al asesinato del diplomático cubano Félix Rodríguez, en Nueva York, y ejecutor del asesinato del emigrado cubano José Luis Negrín, en Nueva Jersey.
Asalariado de la CIA a través de la United States Agency for International Development (USAID) y de la National Endowment for Democracy (NED), el actual presidente del Directorio Revolucionario Cubano, se ha convertido en uno de los más destacados detractores de la Revolución Cubana, promoviendo la campaña desestabilizadora y contrarrevolucionaria dentro de Cuba.
Sus orígenes terroristas no le han impedido desarrollar una labor de turismo ideológico anticubano que lo ha llevado últimamente por Argentina, Honduras y Polonia, sin que sea molestado por el FBI y las autoridades norteamericanas. Ni el TIDE u otra base de datos lo registran como extremista, pues parece que la CIA se ha encargado de borrar su dossier criminal.
Otro de los casos que he escogido, de los que confieso existen cientos, que se refieren a terroristas anticubanos que viajan libremente por Estados Unidos, usando sus aeropuertos con total libertad y que parecen ser borrados del TIDE o de cualquier otra base de datos del gobierno de EE UU, es Eulalio Francisco Castro Paz, conocido como Frank Castro. Participante en la invasión de Playa Girón y miembro de la derrotada Brigada 2506, fue siempre un probado agente de la CIA, por orientaciones de la cual formó el Frente de Liberación Nacional de Cuba y creó campamentos de entrenamiento en la Florida y en Nicaragua.
Frank Castro, en unión de Orlando Bosch, los hermanos Novo Sampoll, Luis Posada Carriles, Armando López Estrada y otros terroristas, formó en 1976, en Bonao, República Dominicana, la Coordinación de Organizaciones Revolucionarias Unidas (CORU), bajo la anuencia del entonces director de la CIA, George HW Bush.
CORU fue la ejecutora directa de cerca de 50 atentados en varios países y ciudades como Miami, Nueva York, Venezuela, Panamá, México y Argentina en menos de un año con posterioridad a su fundación, entre los que se destacaron el asesinato el ex canciller chileno Orlando Letelier y el sabotaje contra una nave de Cubana de Aviación, en Barbados, el 6 de octubre de 1976. Frank Castro no estuvo ajeno a estos hechos.
Como agente de la CIA estuvo relacionado al escándalo Irán Contras. Anteriores investigaciones de la CIA y el FBI, así como con posterioridad, lo vincularon en distintas oportunidades al narcotráfico, llegando a ser el principal contacto entre Pablo Escobar Gaviria y los narcos de Miami. También estuvo emparentado a planes agresivos contra Cuba.
Una de sus obsesiones ha sido la voladura, mediante explosivos, de aviones comerciales cubanos. Su primer intento lo realizó en Mérida, México. Después participaría en otro plan: la frustrada voladura de una aeronave cubana en Trinidad Tobago, mediante la colocación de una poderosa carga de C-3 en la pista del aeropuerto, mientras dicho avión se preparaba para iniciar su despegue. Frank Castro, junto a René Fernández del Valle, serían los ejecutores directos del atentado, mientras que el explosivo lo proveyó Reynol Rodríguez, actual cabecilla de Alpha 66. Luego, Frank Castro conspiraría con Bosch y Posada Carriles, en una reunión en el Anauco Hilton, para planificar la destrucción del DC8 de Cubana, el 6 de octubre de 1976.
Radicado actualmente en la ciudad de Santo Domingo, República Dominicana, estuvo directamente relacionado con un plan de atentado contra Fidel Castro en 1998, en contubernio con directivos de la Fundación Nacional Cubano Americana.
Enriquecido y sin perder sus ilusiones de terrorista, vive cómodamente en el Residencial Antares, en Santo Domingo, viajando a diversos lugares sin que el FBI, la CIA y el Departamento de Seguridad de la Patria usen contra él medida punitiva alguna. Al viajar, por supuesto, nunca apareció en la No Fly List, a pesar de su obsesión por hacer explotar aviones en pleno vuelo.
Otro de los terroristas que viaja libremente en aeronaves norteamericanas y se pasea libremente por sus aeropuertos es Reynol Rodríguez, sin que se le prohíba tomar un vuelo cualquiera o se le aplique la No Fly List. No importa que en un informe desclasificado por el FBI lo hayan involucrado en varios hechos terroristas, tal como abastecedor de los explosivos para volar un avión de Cubana de Aviación en Trinidad Tobago en los años 70 y sobre su comprobado involucramiento en el atroz crimen de Barbados.
No importa tampoco que hoy dirija al grupo terrorista Alpha 66, de largo historial colmado de sabotajes, ametrallamientos contra naves cubanas y poblados pesqueros. Ni tampoco que se vincule a asesinos de la catadura de Luis Posada Carriles y Pedro Crispín Remón.
Para el FBI, Reynol Rodríguez no es un desconocido. Sus oficiales lo han implicado en varias investigaciones sobre contrabando y trasiego de grandes cantidades de armas y explosivos en Puerto Rico y Miami. Llegó a poseer ametralladoras de alto calibre y cañones para atentar contra un barco cubano en la Isla Mona
También el FBI conoció sobre las denuncias sobre su participación en el asesinato del joven emigrado cubano Carlos Muñiz Varela, director de la agencia de viajes Varadero, el 28 de abril de 1983, nada menos que junto a Frank Castro y Pedro Crispín Remón.
De la misma manera, Reynol Rodríguez ha estado embrollado en dos hechos criminales que han afectado directamente al prestigioso líder boricua Juan Mari Bras: el asesinato de su hijo Raúl Mari Bras Pesquera en marzo de 1976 y el posterior intento de homicidio de su otro hijo, Raúl Mari Pesquera, el 25 de enero 1980.
Reynol Rodríguez es otro de los intocables.
CONSIDERACIONES FINALES.
Las supuestas preocupaciones de Mueller, director del FBI, y de John Scott Redd, Director del Centro Nacional de Antiterrorismo, sobre la necesidad de velar por la seguridad nacional de los Estados Unidos, como tarea principal de la comunidad de inteligencia de ese país, se ponen en duda ante la inmovilidad y complacencia de las autoridades norteamericanas ante los terroristas de origen cubano.
Parecen haber olvidado que en el lapso transcurrido entre 1959 y el 2001, casi cuatro décadas, se consumaron 360 hechos terroristas en territorio norteamericano, ejecutados por diferentes organizaciones de origen cubano, protegidas permanentes del gobierno de ese país. No parecen recordar que 186 de ellas afectaron directamente a intereses de los Estados Unidos de América.
Su fingida preocupación por la lucha contra el terrorismo es más frágil que sus compromisos con los terroristas anticubanos, quienes cometieron más de 35 asesinatos en territorio norteamericano. Tampoco, aparentes veladores de la seguridad de la aeronáutica civil en EE UU, han tenido en cuenta que estos mafiosos de Miami y Nueva Jersey realizaron 14 atentados contra aeropuertos norteamericanos, destacándose los de La Guardia y John F. Kennedy (Nueva York), el Miami Internacional Aiport y el de Newark, Nueva Jersey.
Un poco más crítica fue hoy 28 de diciembre la actual Secretaria de Seguridad Nacional, Janet Napolitano, al reconocer ante el USA Today las fallas del sistema de seguridad aérea de Estados Unidos. Le faltó, sin embargo, reconocer que no puede existir seguridad absoluta cuando su propio gobierno protege a terroristas y los excluye de sus bases de datos contra terroristas.
Nadie mejor que uno de nuestros Cinco Héroes, Ramón Labañino, para poner el dedo sobre la llaga. Sus palabras pronunciadas en su Alegato contra la sentencia emitida contra él el 13 de diciembre del 2001, son ricas por la verdad que contienen: Nunca serán seguros los Estados Unidos cuando se libera a los terroristas, en sucia confabulación, y se encarcela injustamente a los luchadores anti terroristas.
Junto al recuerdo de su alegato, mi más eterna admiración por él y mis otros hermanos.
“Nosotros, que hemos dedicado nuestras vidas a luchar contra el terrorismo, a evitar que actos tan atroces como estos ocurran; que hemos tratado de salvar la vida de seres humanos inocentes no solo de Cuba sino del propio Estados Unidos; hoy estamos aquí en esta Sala para que se nos condene precisamente por evitar actos como estos. ¡Esta condena no puede ser más irónica e injusta!”
“Mi país ha sufrido por más de 42 años del terrorismo; hoy sufre Estados Unidos; y si no se erradica de raíz podría sufrirlo también mañana. Aquí en Estados Unidos hay más de 800 organizaciones de índole violenta, este es el país que más vulnerable es a este tipo de actos criminales. El terrorismo es el verdadero enemigo de la seguridad nacional de Estados Unidos. Mantener una actitud de inactividad o indiferencia o, peor aún, de complicidad y encubrimiento de los terroristas y el terrorismo es el peor delito que se puede cometer contra la seguridad nacional de Estados Unidos; y es eso precisamente lo que está sucediendo en este caso. Quienes protegen a estos grupos e individuos son los que realmente ponen en peligro la seguridad nacional de Estados Unidos.” (…) “¡Por eso, desde esta tribuna yo denuncio a estas organizaciones policiales de Estados Unidos, que han encubierto y no actúan contra el terrorismo y los terroristas! Cuba, por años, le ha pasado información a diferentes instancias gubernamentales, hasta el más alto nivel, de Estados Unidos; información detallada, documentada, con nombres y apellidos, evidencias contundentes de actos criminales y asesinos; de todo lo cual nuestra propia evidencia en este caso es una muestra total. Y con toda esa información en sus manos no se ha hecho nada, ni un solo arresto, ni siquiera una sola investigación que se haya llevado o lleve a cabo.”
La verdad está expuesta, solo basta respetarla y tenerla en cuenta.
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