Sobre Venezuela y Latinoamérica soplan vientos de guerra imperialista con la amenazante Cuarta Flota y bases militares en Colombia y el Caribe. El real objetivo político de esta amenaza está dirigido a China. Ahí donde haya posibilidades de suministro de hidrocarburos a China, ahí EE.UU. introduce una cuña, como ocurre en Afganistán y ahora en Pakistán, para impedir el suministro de petróleo desde Irán y Rusia. Venezuela ya le suministra a China una cuota de 300 mil barriles que en los próximos años debe llegar a un millón.
En una posible guerra imperialista contra Venezuela utilizando como agresor a la oligarquía colombiana, hay que tomar en consideración dos aspectos: (1) Venezuela como potencia mundial en hidrocarburos. (2) Colombia como agresor.
Con relación al primer aspecto, cualquier agresión contra Venezuela, según lo ha declarado el presidente Chávez, implica el corte inmediato de suministro de petróleo a EE.UU. Suministro que cubre el 15% de sus importaciones. Pero además, hay que tomar en consideración que Venezuela es miembro de la OPEP, en la cual están Irán, Libia y Argelia (“llamado eje del mal”), países con los cuales Venezuela tiene estrechas relaciones de amistad y cooperación económica. Es de suponer que estas relaciones han de estar blindadas por un pacto de defensa mutua en caso de agresión, el cual debe tener como mecanismo de respuesta inmediata ante el chantaje del poderío militar gringo, el chantaje del suministro de petróleo a Europa: ¡chantaje por chantaje! Son cuatro potencias petroleras (Irán Libia, Argelia y Venezuela), con capacidad de paralizar la economía mundial. De no existir ese pacto de defensa mutua, la alianza sería de simples amores platónicos.
En relación con el segundo aspecto, ya lo hemos analizado en artículos anteriores. Colombia para librar una guerra con cualquiera de sus vecinos confronta serias dificultades estratégicas: (1) Su economía está en bancarrota por el incremento del gasto militar en los últimos ocho años - mantener un ejército de 450 mil hombres no es una pelusa – la oligarquía colombiana no aguanta más y para colmo, su aliado EE.UU., está en idénticas condiciones. ¡La argent c´est la guerre! (decía Napoleón). Sus fuentes seguras de ingresos son el narcotráfico. Colombia como primer productor mundial de cocaína se la suministrada a EE.UU., primer consumidor mundial. Esos dineros son lavados en bancos de EE.UU. y utilizados por éstos para salir de la quiebra. (2) La situación de pobreza del 50% de la población, marginada, reprimida, asesinada, desplazada, sin mística patriótica, condición sine qua non para una guerra. (3) Desde hace cincuenta años existe una guerra interna contra las FARC y el ELN, fuerzas guerrilleras deliberantes que han derrotado todas las campañas militares lanzadas en su contra con el asesoramiento de los EE.UU. La presencia de la guerrilla deja al ejército colombiano sin retaguardia en caso de guerra. (4) Agredir militarmente a Venezuela significa amenazar a los países vecinos. Agresión muy sensible para Ecuador (invadido y bombardeado); para Nicaragua (permanentemente hostigada por la armada colombiana); y Brasil, que ahora suple el mercado que Venezuela tenía con Colombia. Sin duda, además del frente militar oriental con Venezuela, le surgiría a Colombia un frente militar en el Sur y otro en Nicaragua, mientras Brasil pone las barbas en remojo. (5) Colombia carece de unidad de mando: (a) Un presidente desprestigiado a escala mundial y ante sus propios conciudadanos. Un presidente que ha cosechado el repudio de los países de UNASUR por su política antiintegracionista y haber puesto de rodillas la soberanía nacional frente al imperio, con la construcción de bases militares gringas. (b) Un alto mando militar cuyos generales terminan en los tribunales de justicia por ser perpetradores de masacres de campesinos, “falsos positivos”, narcotráfico y paramilitarismo. (c) El Comando Sur de los EE.UU. ¿Quién manda a quién? ¿Cómo librar una guerra sin el concepto y mística de Patria y Soberanía? Habría que preguntarles a los gringos qué les pasó en Vietnam, y de nuevo les ocurre en Irak y Afganistán. El concepto de Patria es una entelequia, una quimera que cumple un objetivo: la unidad nacional.
leonmoraria@cantv.net
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