Leonel Fernández, actuando por cuenta propia y por cuenta de Obama, pactó con el nuevo presidente ilegal e ilegitimo de Honduras, modificó su línea frente al golpe de estado y a su actual continuidad y sirvió de canal para imponerle “elegantemente” al presidente Zelaya un exilio forzado, al tiempo de presentarse como un inofensivo conciliador.
Masacran al pueblo durante seis meses, para con el Lobo “legitimado” como continuador del golpe de Estado y de la hegemonía de EEUU, proponer la “reconciliación”.
No importa asesinar, torturar, ametrallar, secuestrar opositores, aplastar la critica, cerrar emisoras y periódicos, arremeter contra las organizaciones sociales, cercar embajadas incomodas; deportar y cercar al presidente, militarizar el país, llenar los hospitales de heridos y convertir la nación intervenida en una gran cárcel.
Nada de eso importa si se mantenía la fecha de las elecciones, si las llenaron de terror, si prepararon bien el fraude contra la enorme abstención, si daban garantías de que el Lobo las ganarías y Obama y Leonel la santificarían.
El sofisma sirve para engañar y el León dominicano es un sofista. Esta vez ha querido arreglarlo todo separando absurdamente el golpe fascista y el estado de terror de esas elecciones amañadas y del propio Lobo que sacó provecho e hizo causa común con esa ignominia.
Esto estaba planeado desde Washington y en ese orden fue útil la ambivalencia de Obama y la simulación del León… hasta garantizar el relevo de Goriletti por Lobo.
Ese paso fue consumado al tiempo que estructurada una trilogía funesta (Honduras militarmente controlada, Colombia plagada de bases militares gringas y empleando agresivamente su régimen narco-para-terrorista y Haití militarmente intervenido y ocupado en escala mayor a nombre de la “ayuda humanitaria”).
En esos tres casos “made in usa” el León ha estado donde Obama lo vea y aprecie. Y eso –y la corrupción que parece acompañar el paso de la ayuda internacional a Haití- podrían explicar las nuevas reservas de Chávez y del Alba frente al gobierno dominicano, incluido el anuncio de no comprar el 49 por ciento de la refinería dominicana de petróleo después de acordado.
Y es que la simulación se le agota al León por más que el digno y sacrificado presidente Zelaya haya sido usado como “hoja de parra”, empujado a sobrevivir en un exilio forzado al descartar quedarse en Honduras y afrontar la cárcel.
La máscara del León está maltrecha.
El abrazo al Lobo y la campaña para reconocer su “victoria” en tanto supuesto factor de la “reconciliación y de la recuperación democrática”, solo terminará siendo aplaudida por acólitos y tontos.
El León se ha evidenciado como señero colaborador del contra-ataque de Washington a la alborada continental, la cual tiende a debilitarse con la victoria de la ultra-derecha chilena, con la conspiración golpista en Paraguay y el auge de la derecha argentina, si pronto no se desarrollen luchas que contrarresten la contraofensiva imperial. Obama y él son cáscaras de un mismo palo y con formas muy parecidas.
Ojala que nuestra América advierta a tiempo sus esencias camaleónicas.
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