Uribe marcó tarjeta

En el balneario de Cancún (México), se reunió la semana pasada la cumbre de países latinoamericanos y caribeños, para dar el paso trascendental de crear una organización de naciones soberanas y avanzar, por mecanismos de solidaridad y complementariedad, hacia metas comunes de desarrollo, de integración y solución de conflictos, tanto interregionales como a escala mundial.

La unanimidad en las decisiones tomadas marcó el ánimo integracionista: (1) En la creación de un organismo de países latinoamericanos y caribeños, sin la presencia de Estados Unidos ni Canadá. (2) En el respaldo a la Argentina que reclama la soberanía sobre el archipiélago de Las Malvinas, frente al colonialismo de Inglaterra y la pretensión de este país de explotar los recursos naturales en violación de resoluciones de las Naciones Unidas. (3) En la refundación de Haití, como país soberano, dueño de sus recursos naturales, de un desarrollo propio, sin la ingerencia de potencias colonialistas e imperialistas (Francia, Estados Unidos y Canadá). ¡Paradójico! la cumbre no se reunió en la Patagonia, sino, en México, “tan lejos de Dios, pero...”

Estos tres acuerdos, de por sí, definen el carácter de la reunión y la seriedad de propósitos de los representantes de los países latinoamericanos y caribeños allí presentes. En dos reuniones próximas deben concretarse los detalles: Una, en Caracas, en el 2011 (Estatutos). La otra, en Santiago de Chile, en el 2012.

En atención a la situación que persiste en Honduras, como consecuencia del golpe de Estado contra el presidente Zelaya, no fue invitada. Otro ausente a la plenaria, fue el presidente de Colombia, Álvaro Uribe Vélez, la “oveja manchada”. El mismo se discriminó. No podía estar presente en una reunión convocada para establecer fronteras políticas frente a Estados Unidos, aliado incondicional de sus planes guerreristas.

En la plenaria de la cumbre, Uribe nada tenía que decir, en atención a la tradicional política de la oligarquía colombiana que: (1) envía tropas a la guerra de Corea; (2) respalda a Inglaterra en la guerra de las Malvinas; (3) envía tropas para agredir al pueblo afgano; (4) respalda el golpe de Estado en Honduras; (5) respalda la invasión de Haití luego del reciente terremoto; (6) realiza un ataque militar contra Ecuador; (7) abjura de la soberanía de Colombia al arrodillarla ante Estados Unidos para que construya las bases militares que le venga en gana, en abierta amenaza contra los países vecinos de Sudamérica, Centro América y el Caribe. Con este currículo ¿Qué podía decir Uribe en la Cumbre de Países de Latinoamérica y el Caribe? ¡Nada de nada!

Pero, ante un evento de tantísima trascendencia para el futuro integracionista de Latinoamérica y el Caribe, Uribe tenía que “marcar tarjeta”. Tenía, al menos, que aparecer en el centro de la foto, en la segunda fila, al lado del presidente Evo Morales, el más prestigioso líder mundial de las comunidades aborígenes. Ante el acoso político, por los múltiples problemas que confronta en su país, entre los cuales descuella la crisis económica, como consecuencia del elevadísimo presupuesto militar y la pérdida de un mercado de seis mil millones de dólares anuales con Venezuela; Uribe, desatendiendo las opiniones de otros presidentes que lo alentaron a la prudencia, reclamó y agredió de palabra a nuestro presidente, al pretender responsabilizarlo de la crisis total en que naufraga su gobierno. En Cancún, Uribe sólo se presentó a “marcar tarjeta”, y por su torpeza y soberbia, se ganó un elocuente ¡carajo! “expresión de disgusto y, a veces, de sorpresa” (según el diccionario de la Lengua Castellana)


leonmoraria@cantv.net


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León Moraria

Nativo de Bailadores, Mérida, Venezuela (1936). Ha participado en la lucha social en sus diversas formas: Pionero en la transformación agrícola del Valle de Bailadores y en el rechazo a la explotación minera. Participó en la Guerrilla de La Azulita. Fundó y mantuvo durante trece años el periódico gremialista Rescate. Como secretario ejecutivo de FECCAVEN, organizó la movilización nacional de caficultores que coincidió con el estallido social conocido como "el caracazo". Periodista de opinión en la prensa regional y nacional. Autor entre otros libros: Estatuas de la Infamia, El Fantasma del Valle, Camonina, Creencia y Barbarie, EL TRIANGULO NEGRO, La Revolución Villorra, los poemarios Chao Tierra y Golongías. Librepensador y materialista de formación marxista.

 leonmoraria@gmail.com

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