El actual estado de Paraná, en Brasil, fue ocupado por emigrantes alemanes, polacos, italianos, ucranianos, holandeses y judíos. Llegaron atraídos por el oro. Agotado este y exterminados los guaraníes, se dedicaron a la explotación agropecuaria. Acabaron con los bosques. Por todo esto, esa gente blanca, de derecha, que hablan dialectos germanos e italianos constituyen hoy el 70% de la población. Saben que la social democracia, tipo europea, que allí gobierna, les asegura su dominio.
A esos privilegiados les agrada ir a las salas de conciertos, más aún si se trata de La llamada del destino, que iba a tocar la pianista venezolana. Pero, ella, que gusta tanto de la política como del teclado, les dio un discurso: Expliqué cómo Venezuela está tomada por la violencia y la corrupción Dije que millones de venezolanos no tienen la posibilidad de hablar públicamente como yo puedo hacerlo Expliqué que no me interesa la política
Alguien del público le gritó que dejara de mentir y tocara, pero, ella continuó: El público, empezó a defenderme y pedirle que se callara Le gritaron lo que el Rey Juan Carlos de España le dijo a Chávez, ¿Por qué no te callas..? Yo soy venezolana y sé exactamente lo que estoy diciendo y por qué lo estoy diciendoEl hombre que me insultó, demuestra una vez más lo peligrosa que es la ignorancia
Más allá del insólito concierto, donde, la quinta de Beethoven se embarulla con el rey Borbón y Chávez, llama la atención la última frase que cité de esta Maricori de la música: resulta que el quejoso solitario que le dijo mentirosa, además de ser un peligroso ignorante, la insultó, a ella, que sí sabe lo que dice.
La pianista fachosa tardía, ya en otro concierto afirmó que un usignolo con un silbido crescendo, le dijo, en losperfumados jardines primaverales de Lugano, que el presidente Chávez era responsable de miles de asesinatos (a los fachos, a pesar que son de palo, no les crece la nariz). Cuando tocó para Obama nada le dijeron los cuervos carroñeros de Washington, estaba tan feliz que no paró de tocar.