Venezuela no debe convertirse en la nueva Cuba de la política exterior de los Estados Unidos en América Latina.
La aprobación de sanciones por parte del gobierno de los Estados Unidos en contra del gobierno de la República Bolivariana de Venezuela es un ejemplo de las políticas hipócritas e intervencionistas en América Latina. El gobierno de los Estados Unidos no tiene moral de juzgar a Venezuela en momentos cuando salen a la luz pública los informes de tortura de parte de la CIA, que son claramente una violación a la declaración de los derechos humanos universales establecidos por las Naciones Unidas, por otra parte el departamento de estado mira hacia un lado y guarda un silencio hipócrita ante los abusos flagrantes de los derechos humanos entre algunos de sus aliados políticos en la región como los son: México y Honduras. Los EE.UU. no han condenado al gobierno Mexicano responsable de la desaparición y muerte de 43 estudiantes en Ayotzinapa, México. En Honduras más de 300 activistas políticos han sido asesinados desde el golpe de estado que derroco al presidente Manuel Zelaya en el 2009.
El gobierno de Estados Unidos no tiene en cuenta su propia impunidad al no procesar judicialmente a los policías que matan a ciudadanos Afro Americanos y Latinos desarmados y su propio uso excesivo de la fuerza de parte de policías que más bien parecen guardias pretorianas, al usar equipos militares de guerra para aplastar las protestas de civiles en Ferguson Missouri, New York, y otras ciudades. Es contradictorio de parte de los Estados Unidos aprobar sanciones en contra del gobierno de Venezuela, cuando en estos momentos ha dado pasos importantes para la normalización de las relaciones con Cuba, que han tenido 50 años de estancamiento debido al bloqueo económico en contra de la isla. Gracias a diligencias por parte del papa Francisco y la facilitación del gobierno de Canadá, Allan Gross y un espía estadounidense detenidos en Cuba ahora están de regreso con sus familiares, como también fueron liberados Gerardo Hernández, Antonio Guerrero y Ramón Labañino, tres de los cinco Cubanos que aún permanecían presos en los Estados Unidos acusados de espionaje, los otros dos Fernando González y René González ya habían sido liberados al cumplir sus sentencias; a cambio el gobierno Cubano libero también decenas de prisioneros de cárceles Cubanas, a petición de Estados Unidos; se espera pronto el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre ambos países.
Las sanciones estadounidenses son supuestamente en respuesta a las manifestaciones callejeras que tuvieron lugar a principios de Febrero del 2014 en Caracas y otras ciudades, es importante resaltar que estas acciones fueron organizadas por partidos de extrema derecha que trataron por medio de protestas violentas lograr lo que no han sido capaz de lograr en las urnas, el apoyo de la mayoría de los electores en Venezuela. Las protestas arrojaron un saldo de 40 muertos, la gran mayoría simpatizantes del gobierno, o ciudadanos que no tenían que ver nada con las protestas. Muchas de las muertes fueron causadas por las acciones violentas de los que protestaban en contra del gobierno democráticamente electo del presidente Nicolás Maduro. En lugar de manifestar pacíficamente como lo garantiza la constitución de Venezuela, los que protestaban usaron barricadas que prendían con fuego, usando desechos, basura, colchones, talando árboles, quemando neumáticos y en algunos casos hasta perros. Las protestas también causaron la muerte por degollamiento de motorizados al colocar guayas de acero de un lado a otro de las calles amarrados a postes eléctricos. Si este tipo de protestas violentas se dieran en ciudades de Estados Unidos, serian miles las personas que estarían en las cárceles con largas sentencias acusados de terrorismo.
La República Bolivariana de Venezuela no debe convertirse en la nueva “Cuba” de la política exterior de los Estados Unidos hacia América Latina, al sur del continente han habido cambios geo políticos muy importantes, la Venezuela del 2014 no es la Cuba del 1960, Venezuela no está sola y aislada, como lo estuvo Cuba por décadas, toda la América Latina rechazo la injerencia de Estados Unidos en los asuntos internos de una nación soberana, incluyendo al Merco Sur, Unasur, Celac, y Alba. Incluso el Movimiento de Países No Alineados (Mnoal) también rechazo públicamente las sanciones de Estados Unidos hacia Venezuela.
El presidente Obama cometió un serio error al ceder ante las sanciones propuestas por líderes cubanos americanos del congreso como los senadores Bob Melendez y Marcos Rubio, y la diputada Ileana Ros-Lehtinen, les da como premio de consolación las sanciones en contra de Venezuela a cambio de apaciguar sus reacciones viscerales por el restablecimiento de las relaciones diplomáticas con Cuba.
En Venezuela con todas y sus imperfecciones el sistema democrático está funcionando, en el 2015 se realizaran elecciones importantes de diputados a la Asamblea Nacional, donde los partidos de oposición tendrán la oportunidad de mostrar al mundo con cuantos electores cuentan, pues hasta ahora la victoria electoral les ha eludido desde 1999, cuando Hugo Chávez fue electo presidente, terminando con el sistema bi-partidista (demócrata cristiano y social demócrata) que por 40 años domino la política de la tierra de Simón Bolívar. Son los electores de Venezuela los que deben decidir su futuro, y no el gobierno de los Estados Unidos, el presidente Barack Obama debio vetar el proyecto de ley de sanciones en contra de Venezuela, y terminar de una vez por todas la intervención directa e indirecta de su gobierno en los asuntos internos de Venezuela y de Latinoamérica, tal y como lo prometió al comandante Hugo Chávez en su breve encuentro en la V cumbre de las Américas celebrada en Trinidad-Tobago en el 2009.
Ricardo Moreno
Presidente de la Asociación Simón Bolívar de Los Ángeles
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