Presidente Maduro: lo procedente es el cierre indefinido de la frontera

Pasado el proceso electoral colombiano, y vista la predilección de una mayoría de ese pueblo por la vuelta de la guerra a ese territorio vecino, estimamos que lo procedente y conveniente, es avanzar a un proceso de cierre indefinido de esa porción del territorio colombiano que colinda con Venezuela. El triunfo del candidato de Álvaro Uribe, es por demás indicativo que las agresiones se intensificarán desde ese lado. De hecho, toda la campaña realizada por el uribista Duque, consistió en una agresión permanente a la Venezuela Bolivariana, como refería Duque en uno de sus mítines: "La situación que hoy vive Cúcuta, la situación que viven los departamentos de frontera no va a terminar hasta que no tenga fin la dictadura de Nicolás Maduro", explayándose en agresiones y acusaciones de pretender colocar a Venezuela, como una especie de "santuario" de las fuerzas guerrilleras actualmente en armas contra la legalidad burguesa y en negociaciones de paz. En su discurso de campaña, fue recurrente el candidato de Uribe, en llevar a la Corte Penal Internacional e incluso, hasta el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas al "dictador" Nicolás Maduro. Nada amistoso, mucho menos diplomático, para alguien que aspira presidir un país, fue el comportamiento cargado de mucho odio y resentimiento contra el pueblo, Gobierno y demás Instituciones Públicas de la República Bolivariana de Venezuela. Bien, podemos afirmar que los tambores de guerra, pudo tocarlos Duque a su máxima expresión belicista. Hecho, que debe motivar en la Jefatura de Estado, a su más alto nivel, decisiones contundentes en la vía de garantizar la paz y aislar a esa porción territorial llamada Colombia, del territorio de paz que hoy representa Venezuela. Por ello, estimamos, que el cierre de esa frontera, es fundamental para continuar garantizando la paz en nuestro territorio bendecido.

Este cierre indefinido, debe concretarse para hacer realidad la Ley Orgánica de Fronteras de 2016. Debe acompañarse, con medidas certeras que pongan punto final al grifo abierto del contrabando de extracción; no solo de gasolina, alimentos, medicinas y material estratégico, sino del efectivo de la República que –impunemente- es contrabandeado libremente al territorio vecino. Una Autoridad Militar Única, debe designarse para la administración de una amplia Zona o Región de Seguridad Fronteriza que abarque nuestra media luna occidental desde el Estado Zulia, pasando por Mérida, Táchira y cierre en Apure, su área de influencia. Concentrando, en esa Autoridad Única, logística y fuerzas suficientes de disuasión que obliguen a los enemigos de la Patria a repensar su opinión de ver a Venezuela; tal cual, el general español Pablo Morillo veía al Padre Libertador Simón Bolívar, en aquella entrevista de noviembre de 1820 en Santa Ana, cerca de Trujillo, cito: "Poco después –dice O´Leary- se divisó la comitiva del Libertador, en la colina que domina el pueblo de Santana. Morillo, La Torre y los principales oficiales se adelantaron a encontrarle. El General español iba de riguroso uniforme, llevando las órdenes militares y demás insignias recibidas del Soberano por sus servicios. Al aproximarse las dos comitivas, quiso Morillo saber cuál era Bolívar. Al señalárselo, exclamó: "¡Cómo! ¿Aquel hombre pequeño, de levita azul, con gorra de campaña y montado en una mula?" La oligarquía bogotana, se acostumbró a vernos de esa forma en que el imperio español veía a Bolívar, su pueblo, como unos "enanos" posibles de reeducar y someter a sus delirantes deseos de recolonizarnos de la mano de su amo del norte. Olvidan que Morillo derrotado, vuelve a España y allá, el Rey le reclama cómo es posible que unos salvajes lo hayan derrotado a él, que había peleado contra Napoleón y derrotado sus tropas. Morillo, le responde: "Su Majestad, es que no son ningunos salvajes. Si usted me da un Páez y cien mil llaneros de Guárico, Apure y Barinas, le pongo Europa completa a sus pies". De esos barros estamos hechos, los hijos de Bolívar y Chávez, más no quisiéramos que esa oligarquía tenga esa oportunidad, como el general español Pablo Morillo, de conocer la bravura indomable del pueblo de las dificultades, en un campo de guerra. Apostamos por la paz, y ella se garantizará en la medida que construyamos un dique de dignidad que contenga la violencia que amenaza Uribe traer a Venezuela, propagada entonces, nuevamente, en territorio colombiano.

Los efectos positivos de esta medida, no solo como medida de prevención ante la opción guerrerista del pupilo de Uribe, sino que los mismos se propagarán como fuego benefactor sobre la economía venezolana pues como evidencian diversos estudios; en los tiempos de cierre de frontera, el llamado dólar de guerra se ha minimizado, ralentizando su crecimiento. Y, si hablamos de una nueva economía es más que obvio que esa frontera está podrida y no conviene a los altos intereses de la Nación. Potenciar, cualquier vínculo económico con el paramilitarismo que es, a fin de cuentas, quien gobierna los principales medios de producción del lado fronterizo colombiano sería jugar a potenciar los negativos intereses de la oligarquía bogotana. Allí, no hay hueso sano. Una nueva economía, para que produzca bienestar a nuestro pueblo, debe nacer sana y sin raíces, que lo vinculen con la decadente economía capitalista, controlada por mafias y bachaqueros.



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Henry Escalante


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