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Cuando se va en un vuelo, el noventa por ciento de los viajeros va silencioso: no piensan en Dios, ni en sus hijos o mujer, ni en sus padres, ni en la situación del país o del planeta, sino ¡EN SUS MALETAS!
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Por el caso grave de dos nietos (a quienes tenía casi diez años sin ver), me vi en la necesidad de viajar al exterior (Europa). Dos hijos míos me pagaron todo: traslado, alojamiento y comida desde que salí de Mérida.
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(No faltarán por allí los murmuradores de pasillo quienes salgan a decir que me fui con dólares o euros del gobierno. Un acotación necesaria…)
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Pero a lo que quiero referirme en este artículo es al gran horror y al gran pánico que se desata en todos los viajeros que salen o entran a Venezuela relacionado con el robo a las maletas. Ese es un pánico que se vuelve obsesivo, algo que se torna morboso, aterrador, demencial, catatónico, y ultra-viralizado, un cuento que corre por las redes espeluznantemente, de modo que muchos que emprenden un viaje no duermen, les baja o sube la tensión, tragan calmantes, lloran sin saber por qué y andan como zombies y obsesivos con el cuento de los robos a las maletas, por hoteles y aeropuertos.
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Algo que corría de boca en boca era: "La guardia nacional está robando a diestra y siniestra. La guardia te martillará feo, te quitará los dólares o los euros sin escapatoria posible…".
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Yo viajaba con mi esposa, razón por la cual se supondría que en este caso debería ser doble el pánico, la cagaleta, la desazón, la depresión y las pesadillas. Debo confesar que yo trato de tomar todo los rumores contra el gobierno con una dosis de duda razonada, es decir, no creer cuanto con furor y fruición insana difunden los enemigos del chavismo.
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Lo primero que te dicen es que debes embalar las maletas en plástico y colocarle unas correas especiales que yo desconocía. Pero los rumores dicen además que hagas lo que hagas de todas maneras te las abrirán, incluso conocí personas que sostienen que ya ellas no les ponen candados porque de todas maneras las abren.
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Así hagas un ejercicio mágico o milagroso para no pararle a los horrores de los supuestos guardias que te van "saquear", "esquilmar" y "estrujar los bolsillos" en el aeropuerto, sin embargo algo fofo, un vacío esponjoso, frío y asqueroso se te mete en los nervios.
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Pasamos de madrugada el tramo Mérida- El Vigía, nos embarcamos luego hacia Maiquetía y allí en Maiquetía estábamos pues, todos en la zona de las correas esperando el horror de la violación a las maletas. Repentinamente un energúmeno comenzó a delirar: "¡Coño de la madre, me abrieron mi maleta!". El pánico cundió como un torbellino, y vi ojos desorbitados, temblores y gente que se llevó las manos a la cabeza y otros que rezaban un Padre Nuestro. ¡Horror!, ¡Horror! Y a la final resultó ser toda una FALSA ALARMA.
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Tomamos una busetica que nos lleva a un hotel antes de emprender el viaje al exterior el día siguiente. El chofer va advirtiendo que los guardias matraquean y roban objetos de las maletas. Nosotros seguimos escuchando cuentos y nos acogemos a la duda razonada, en medio del pánico latente que estraga a los demás viajeros.
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El día del chequeo para salir al exterior, en la cola, no se oía otra cosa que el tema del robo a las maletas por parte de la guardia. Dos energúmenos que estaban detrás de nosotros en la cola gozaban con el horror de una violación muy próxima. Llegó la Guardia Nacional Bolivariana, nos organizamos en la fila, no hubo ninguna clase de escabrosa revisión como se esperaba. Todo resultó en otra FALSA ALARMA.
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En el regreso a Venezuela, el cuento de los robos a las maletas fue igualmente de terror. En el vuelo nadie piensa en su familia, en su lar nativo, en que volverá a comer queso llanero y arepas con carne desmechada, que beberá cocuy, jugo de mango o de guayaba, o que visitará a los amigos que les esperan, que le dedicará al menos un rezo a la Virgen de la Coromoto, de la Chiquinquirá o a José Gregorio Hernández, sino en que de seguro sólo está pensando en que le abrirán las maletas.
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Y una vez que se llega al aeropuerto internacional de Maiquetía, que pasa por Inmigración y que recoge sus maletas volverá a caerse en la cuenta de todo ese TERROR ES COMPLETAMENTE INFUNDADO.
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NI MÁS NI MENOS, QUERIDOS COMPATRIOTAS!