Maduro no deja de tildar de esclavos, mendigos y "lavapocetas" a los venezolanos que por diversas razones, entre ellas huir de su nefasto gobierno, han decidido emigrar como única alternativa de sobrevivencia, ante el desastre económico y social de un régimen político que además ha violado la Constitución, y ha creado una férrea neodictadura en nuestro país, que también ha convertido en delito ser opositor a su bazofia de gobierno, o incluso, apresar a cientos de jóvenes profesionales –hombres y mujeres -, cuyos actos "criminales" están basados en ser gerentes de comercios y empresas.
Por ello, ante un gobierno cuyo fracaso ha llevado al éxodo – según distintas organizaciones - a más de 4 millones de connacionales hacia distintos naciones, siendo dramático el hecho de ver a cientos de ellos caminando por la cordillera de los andes, buscando acceder desde Colombia hasta países como Ecuador, Perú, Chile o Argentina, o en su defecto, ver a una importante parte de nuestra población, incluyendo indígenas, habitando en difíciles condiciones en la zona limítrofe con Brasil, o saber de venezolanos que están detenidos en Trinidad y Tobago, o que muchos otros están en condiciones similares en diversas islas cercanas del Caribe – curiosamente, exceptuando Cuba – revela que Nicolás Maduro ha sido y será el único responsable en semejante emigración.
El fenómeno de la emigración de un país que sin estar en guerra civil, o en conflicto bélico con otra nación o grupo de naciones, y que presenta cifras que superan el 10% del total de su población, siendo jóvenes en su mayoría, y que en vez de disminuir van en aumento, representa en términos políticos y sociales la autodestrucción de una nación en su condición productiva y de posible desarrollo.
Lo peor de esta situación es que si el gobierno quisiera que retornara cuando menos el 1% de los venezolanos que han decidido abandonar al país, tendría que traer de vuelta no menos de 40 mil emigrantes, razón por la cual, cuando vemos la tautología comunicacional que hace el madurismo por el arribo vía aérea de 89 venezolanos, como si el problema se hubiese solucionado con tal hecho, la única verdad es que tal despliegue noticioso termina siendo demoledor contra el madurismo¹. Es más, si el gobierno con su mal llamada misión "vuelta a la patria" utilizara para ello exclusivamente un avión de la aerolínea estatal Consorcio Venezolano de Industrias Aeronáuticas y Servicios Aéreos (Conviasa), y en promedio regresaran 100 emigrantes diarios, necesitaría unos 400 vuelos con tal cantidad de pasajeros, para alcanzar un máximo de ese 1% de venezolanos. Cifra que ni siquiera en un año sería posible de alcanzar.
Lo contradictorio de esta situación es que mientras el neototalitarismo busca hacer de esta historia una especie de parábola del hijo pródigo, y en donde Maduro se convierte en el "buen pastor" de su rebaño, al ir a buscar a su "oveja perdida"; la verdad es que el resto de ese rebaño termina por abandonarlo, cuando vemos que más de 5 mil venezolanos diarios se estarían ubicando entre las fronteras de Ecuador y Perú², lo que obligó a estos países a tomar medidas migratorias que frenaran la indetenible avalancha de compatriotas que huyen del perverso régimen madurista.
Más aún, las naciones vecinas, afectadas por tal avalancha migratoria se reunieron de emergencia para buscar alternativas conjuntas ante lo que evidentemente seguirá multiplicándose mientras Nicolás Maduro siga aferrado de manera ilegítima en el poder, llamando la atención que sólo por Colombia estaría ingresando un promedio de 35 mil personas diarias, que obviamente han decidido abandonar a Venezuela³, tendencia que de seguir repitiéndose colocaría a nuestra nación sobre los 10 millones de emigrantes en el corto plazo. O sea, simplemente estaríamos ante una posible situación de colapso humanitario que afectaría profundamente el aspecto geopolítico y poblacional en América del Sur.
Esa es la razón por la que el madurismo no otorga pasaportes. No es la falta de "material". ¡Claro que no! Es que si entregara este documento a la creciente demanda que se genera todos los días, no dudaríamos en asegurar que un mínimo del 50% de la población buscaría la forma inmediata de irse de este averno en que el Nicolás Maduro y sus séquitos insensibles han convertido al país.
Cuando el madurismo se alegra por el regreso de 89 venezolanos, a quienes curiosamente, aunque hayan lavado pocetas en el exterior, ahora en un comunicado los llama "hijos e hijas de la patria", debería exhortar a su encuestador estrella de Hinterlaces, y que éste pudiera preguntar a los venezolanos ¿Cuántos de nosotros estaríamos dispuestos a emigrar en el mismo avión en el cual regresó menos de una centena de compatriotas, aunque Maduro nos llamara "esclavos", "mendigos" y "lavapocetas"?
¡Aquí no hay ninguna misión "vuelta a la patria"! Lo que existe es otra misión creada por el propio gobierno para acabar con la patria del Libertador, y sumirnos en el atraso, la miseria, el hambre y la muerte, y ante esta realidad los venezolanos han creado su propia misión: Huir del madurismo. A propósito de ser ciego. Quien tenga ojos que vea.
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