Cuando apenas comenzaba su primer gobierno al inicio de 1999, el Presidente Hugo Chávez Frías anuncio su decisión de gestionar el ingreso de Venezuela al MERCOSUR, provocando de inmediato una reacción negativa de algunos opinadores de oficio cuartorepublicanos, quienes rápidamente le salieron al paso a esa propuesta, calificándola de absurda, argumentando que para ser consistente con su “política de estado”, Venezuela debería ingresar a ese mecanismo de integración pero en conjunto con los demás países de CAN y como resultado de una negociación entre los dos bloques subregionales. Obviaban que esas negociaciones marchaban básicamente centradas en una agenda comercial de corte neoliberal y como consecuencia de ello, estaban empantanadas en un tira y encoge prolongado de aranceles que parecía no tener fin.
Ese primer gesto del naciente Gobierno Bolivariano reflejaba ya desde entonces uno de los ejes de su política internacional, acelerar el proceso de integración latinoamericano y caribeño pero provocando un cambio radical sustantivos en el modelo de integración, invocando el Gran Proyecto Unionista que El Libertador presento en el Congreso Anfictiónico de Panamá, pero rompiendo definitivamente con la tradición del discurso meramente retórico impregnado de hipocresía, para asumir plenamente su profundo contenido social y antiimperialista, dejando atrás el esquema neoliberal promotor de la “integración corporativas” de las grandes transnacionales, la aceleración del proceso de concentración de capital y asimismo, del crecimiento de la pobreza y la exclusión social. Esa solicitud, por supuesto no implicaba abandonar la CAN, sino presionar a los socios andinos para que avanzásemos todos hacia la construcción de la Unión Suramericana, antes de que la estrategia anexionista del imperio estadounidense terminara imponiendo el ALCA. Ese movimiento, dio sus resultados aunque no con la celeridad deseada, en efecto, 5 años después (2004) Ecuador, Colombia y Venezuela ingresan al MERCOSUR como miembros asociados, bajo los Acuerdos de Complementación Económica en el marco de la ALADI. Ya para entonces Bolivia y Perú habían adquirido esa condición.
Ese fue un paso importante en la dirección señalada, que sin duda contribuyo a crear las condiciones para el nacimiento de la Unión Suramericana (UNASUR) en el contexto de la cumbre del MERCOSUR celebrada en el Cuzco en el 2004, con la asistencia de los estados parte, los asociados y como invitados Guyana y Surinam, es decir los 12 países suramericanos. Paralelamente, el Gobierno Bolivariano jugo un papel muy importante en la negociaciones que lideraban Brasil y USA, para impedir la consolidación del ALCA, cuya ruptura se precipito como consecuencia del fracaso de la descarada “política del embudo” que pretendía imponer USA a LAC2, emblematizada en su exigencia a los países de la región de apertura económica indiscriminada, liberación de inversiones y flujo de capitales, restricciones a la propiedad intelectual entre otras “perlas” pero eso si, sin abandonar el disfrute por parte de ellos de subsidios agrícolas y limitaciones al libre flujo de personas entre otras prebendas.
En cada una de las cumbres presidenciales de los distintos mecanismos de integración en los cuales participa Venezuela, sin excepción, el Presidente Hugo Chávez desde su ascenso al poder en 1999, plateo en forma llana y reiterada la necesidad de pasar de la retórica a la acción, reclamándole fuertemente a sus colegas Jefes de Estado y de Gobiernos, que en la agenda siempre quedaban excluido o “no había tiempo” para debatir sobre los temas que realmente afectan la vida de los pueblos, por ejemplo la pobreza y exclusión social, que aqueja a la gran mayoría de los conciudadanos que ellos pretendía representar en esos foros y que por esa razón, no tenían ninguna o muy poca resonancia real. “Los gobiernos van de cumbre en cumbre mientras los pueblos van de abismo en abismo” solía sentenciar.
A mediados del 2006 el Presidente asumió por segunda vez3 la Presidencia de la CAN. Allí ratifico su voluntad de impulsar su relanzamiento bajo los principios del ALBA4, vale decir, la solidaridad, cooperación y complementación respetando la soberanía de los estados y pueblos. En concreto, propuso un plan para llevar la CAN a la gente, para abrirla a la participación de los protagonistas sociales y políticos en sus foros, especialmente de los pueblos indígenas, de los trabajadores, de los jóvenes, de las mujeres y en general de todos los movimientos sociales, promoviendo la formación de redes que faciliten el establecimiento de una relación horizontal y directa, sin intermediarios, entre nuestros pueblos, e igualmente, crear escenarios de participación de dichos actores a través de las cumbres sociales que acompañasen a las cumbres presidenciales para de esa forma compartir y debatir sobre la misma agenda y con ello, ir acortando la distancia entre los ciudadanos y sus gobiernos, para hacer de la integración un proceso realmente sentido y asumido por los pueblos, irreversible, no dependiente de la voluntad de los llamados “agentes económicos” y de sus intereses meramente comerciales o de los gobiernos de turno. En este contexto, el Presidente Chávez propuso enviar como primera señal la creación del Fondo Humanitario Internacional, para financiar parte del pago de la inmensa deuda social en educación, salud y hábitat que padecen los pueblos andinos, a través de un plan de acción que contemplara entre otros programas, la alfabetización masiva, la implementación de la “Misión Milagro” y la integración socio productiva a través de la construcción de un tejido conformados por PYMES, Cooperativas, EPS5 entre otras. Lamentablemente, estas propuestas no produjeron el eco esperado y nuevamente se impuso la inercia economicista neoliberal de la CAN al darle algunos de sus miembros prioridad, principalmente Colombia y Perú, a las negociaciones para firmar los Tratados de Libre Comercio (TLC) con USA. Esto último de hecho, al materializarse, además de liquidar la CAN implicaba de hecho un fortalecimiento del proyecto del ALCA y la negación del gran proyecto de la Unión Suramericana, y por supuesto, de la construcción de la verdadera integración latinoamericana y caribeña. En ese momento, el cuadro político de la región andina favorecía el mantenimiento del “status quo” y por lo tanto, no podía esperarse otra conducta de los gobiernos de Perú y Colombia. Posteriormente el escenario político cambio con el arribo al poder de Evo Morales en Bolivia y Rafael Correa en Ecuador y el triunfo en la primera vuelta electoral de Ollanta Humala en Perú, cuando ya se habían precipitado los acontecimientos en la CAN a raíz de la firma de los TLC con USA, de espalda a sus pueblos, por los Presidentes Uribe y Toledo. Sin embargo, en el MERCOSUR venían produciéndose cambios importantes en la orientación política, con un giro hacia la izquierda, a partir de la llegada al gobierno de Ignacio Lula D’Silva en Brasil, Néstor Kirchner en Argentina, Tabare Vázquez en Uruguay y Nicanor Duarte en Paraguay y es en ese contexto que el Presidente Chávez solicita el ingreso de la Republica Bolivariana de Venezuela como miembro pleno a dicho mecanismo de integración y decide la salida de la CAN ante la inminencia de la entrada en vigor de los TLC entre Colombia y Peru con USA, con las secuelas negativas que ello tendría en la economía productiva del país al entrar USA como socio privilegiado de la CAN, incluso en mejores condiciones que los socios andinos originales, colocándonos además en la antesala del ALCA.
En la Cumbre Presidencial del MERCOSUR, celebrada en Montevideo el 9 de diciembre de 2005, mediante la aprobación de un Acuerdo Marco, Venezuela ingresa al MERCOSUR con derecho a participar en todos los organismos del mismo con derecho a voz, sin derecho a veto6, incluyendo la integración de delegaciones del bloque para negociaciones con terceros. Mediante dicho Acuerdo se crea un Grupo Ad Hoc para negociar bilateralmente, entre Venezuela y el MERCOSUR el “Protocolo de Adhesión” que permitiría perfeccionar la participación como miembro pleno del estado venezolano. Dicho grupo trabajo intensamente y el 4 de julio de 2006, en el Teatro “Teresa Carreño” se firmo dicho protocolo, el cual entraría en vigor una vez que los parlamentos de los ahora 5 estados parte del MERCOSUR lo aprobasen y depositasen el instrumento respecto en la sede del grupo a estos efectos en Asunción, Paraguay. A partir de esa fecha se creo un “Grupo de Trabajo”, previsto en el Protocolo, responsable de negociar los cronogramas de implementación de la normativa del MERCOSUR por parte de Venezuela, para lo cual se estableció como fecha tope el año 2014, negociación que aun no ha concluido, pero la cual en ningún caso condicionaba la entrada en vigencia del Protocolo, ya que este solo depende de la aprobación de los Parlamentos de los estados parte.
El ingreso de Venezuela al MERCOSUR fue sin duda un factor importante en la postura firme que sostuvo el bloque en la “Cumbre de las América” en contra de revivir el ALCA, iniciativa fallida que intento USA con el respaldo de Toledo, Uribe y Fox. En esa batalla por la integración de LAC el MERCOSUR jugo un rol histórico. Al aproximarnos a un balance objetivo de la política internacional del estado venezolano bajo la conducción del Presidente Hugo Chávez Frías, solo es posible que esta es profundamente integracionista, antiimperialista, unionista y esta bien lejos de promover el aislamiento del cual hablan algunos “expertos internacionalistas” que obviamente la aprecian a través del cristal de la vieja política que solo concibe a Venezuela como un satélite del imperio, en una relación perversa, colonial, centro-periférica.
gamarquez2@yahoo.com