“El Mercurio”, diario de Santiago de Chile, es como “El Universal” de Caracas, un periódico de la derecha y para ésta. Pero como bodrio al fin, en lugar de orientar adecuadamente a sus lectores se dedica a confundirles y, sobre todo, a mal informarles e insuflarles odios.
Es asombroso como subestima a aquellos y les trata como si fuesen eunucos mentales.
Pero en este punto uno se pregunta, sobre la conducta de todas las personas detrás de publicaciones como esa, ¿será que la cantidad de odio acumulado y, al mismo tiempo, el temor a que la gente tome conciencia, les tiene aterrorizados? ¿Y este terror les hace perder la sindéresis y repetir disparates y simplezas sin freno alguno?
De lo que duda no cabe es que el presidente venezolano no deja dormir, pensar ni actuar con ponderación y ecuanimidad a toda la derecha de este continente.
Y uno, a la gente de esos periódicos que creía culta y capaz de ver las cosas en su exacta dimensión y dispuesta a orientar sus lectores con opiniones sensatas y sabias, de pronto les descubre rapaces, mentirosos y superficiales. Y eso que “El Mercurio”, tiene un auditorio cautivo compuesto fundamentalmente por personas de las clases altas del país austral, a quienes uno supone de alto nivel cultural. Pero es grandiosa la sabiduría del proverbio popular que reza, “no hay peor ciego que quién no quiere ver”.
Estas reflexiones vienen a cuento por el editorial del diario chileno de este jueves 6, titulado “Críticas a Chávez”. Texto en el cual por cierto, para no dejar dudas de la indisposición del periódico y sus dueños contra el gobierno venezolano, se utilizan como fuentes de información para avalar lo que se dice a Luis Miquilena y Marcel Granier. En este instante, a uno no le provoca otra cosa que repetir lo que tanto menciona el presidente, “por mucho que te menees siempre se te ve el bojote.”
Miquilena, le dijo al diario, cito a éste, “el socialismo del siglo XXI que pretende imponer es lo más parecido al estalinismo”. Y el editorialista remata, ese juicio “es una alarmante confirmación del real objetivo del programa de Chávez”
Con esta sola prueba uno fácilmente concluye las siguientes cosas. El periodista o dueño del periódico que escribió el comentado editorial, es un ignorante a todo trapo o imbuido está de la más asquerosa mala fe y, además, subestima y desprecia a sus mismísimos lectores. Claro, uno inclinado está a creer las dos últimas premisas.
¿En qué cabeza cabe que un gobierno limitado por los preceptos constitucionales venezolanos vigentes y ante el carácter de las reformas que garantizan la propiedad privada y los valores democráticos, la promoción del Poder Popular para darle real participación a las comunidades, como la reiteración de la soberanía popular, el sufragio como medio para elegir los gobernantes, derecho popular de revocar el mandato y otros que seria largo enumerar, tenga algún parecido con el estalinismo como dice Miquilena y complaciente e interesado confirma el diario del país sureño? ¿Qué clase de estalinismo padecemos, cuándo un proyecto de reforma constitucional propuesto por el ejecutivo está siendo sometido a la discusión abierta y sujeto a referendo, en un ejercicio democrático sin parangón en la historia regional? ¿Quién en su sano juicio, o ajeno al proceder de mala fe, conociendo bien lo que sucede ahora en Venezuela, puede afirmar que en este país, desde el Poder Ejecutivo, se trata de imponer algo?
Si fuere verdad que Chávez trata de imponer reformas a la Carta Magna, ¿cómo llamaríamos el proceder de aquellos gobiernos, como sucedió en la IV República, que redactan nuevas constituciones o a éstas enmiendan en círculos cerrados, donde ni siquiera las vanguardias del movimiento popular y la clase media, puede acceder a la discusión y menos votar para decidir en última instancia? ¿Cómo llamar el proceder de gobiernos que en América Latina, han acordado con Estados Unidos el TLC, por encima del rechazo popular de la mayoría de los ciudadanos? ¿Alguna vez “El Mercurio” ha hecho referencia a esas imposiciones?
¿Merecen los lectores de “El Mercurio” aquel razonamiento sobre el asunto venezolano? ¿No es esa una vulgar manera de burlarse de ellos e intentar manipularles con respecto a lo que en Venezuela acontece? ¿Acaso no son merecedores se les informe, no sólo con objetividad, sino hasta con buen gusto y respeto a su inteligencia?
Luego, no conforme con embriagarse con la maledicencia de Miquilena, el editorialista le asignó espacio a Marciel Granier. Este que dìas antes había declarado que el único interés de Chávez es eternizarse en el poder, esta vez denunció, según el editorial “la existencia de listas de opositores que son controlados por funcionarios estatales, como en los desaparecidos gobiernos socialistas”. Es decir, Miquilena y Granier, se alinean para agredir a Venezuela y a la mayoría de este pueblo que respalda al proceso de cambio, repitiendo necedades que no resisten el más mínimo esfuerzo reflexivo.
De paso, es bueno resaltar como el diario chileno, cuyos dueños son “grandes cacaos” en la SIP, se hacen eco de opiniones en descargo del odio y que en nada reflejan lo que acontece en Venezuela, no sólo por aquello que los burros se buscan para rascarse, sino también que lo señalado por Granier, fue parte de la conducta del gobierno brutal de Augusto Pinochet, a quien “El Mercurio” dio todo su apoyo, por lo que todavía no se ha disculpado con sus lectores, que bien lo merecen, y el pueblo todo de Pablo Neruda, Salvador Allende y Manuel Rodríguez.
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