Estimado compañero César Zelada:
Dudo que te pueda llegar esta nota. Aun así quiero brindarte mi solidaridad por lo que te ocurre.
Aunque parezca grotesco, a nuestros enemigos sólo les quedan estos métodos. Ya no tienen una palabra coherente que esgrimir. Eso es bueno, pues se desmantelan hasta los calzones. A Fidel en 1953 le encontraron libros de Lenin. El argumentó “quien no haya leído a Lenin es un inculto”. Pero ahora reclamar cultura de los nuevos bárbaros es pedirle a la Tierra que gire en otro sentido. Creo que incluso llevas a Calderón de la Barca y lo consideran terrorista. Sé que no es mucho lo que puedo hacer, pero sí te digo que lo que lo que te hacen es un punto más de una curva tenebrosa de lo que nos está sucediendo. No sé si sabes que la Moscoso liberó a los asesinos de mis compatriotas en 1976 y que al igual que tú tengo cinco hermanos presos en Estados Unidos acusados de intento de espionaje. Les molesta que amemos al mundo, les molesta tu valentía, les molesta que se les haya acabado el tiempo para maniobras y que tan sólo les quede la corrupción y el terrorismo.
Pero saldrás libre, porque los argumentos de la Fiscal hacen reír, porque están impotentes. El imperialismo está aleteando y sus cómplices le ponen linaza en sus heridas a ver si se compone.
Estoy contigo. Y conmigo te entrego todo esto que ha representado Cuba. Te mando un abrazo solidario de Martí, Mella, el Che y de mi madre Haydee Santamaría que fue encarcelada cuando el Moncada. Allí cuando parecía que las esperanzas volaban junto con los ojos extirpados de mi tío Abel. Seis años después triunfaba nuestra revolución socialista.
Estamos a tu lado y vamos a liberarte porque ellos carecen de razones, carecen de ideas. No están vivos.
Eso sí ahora perteneces a la elite de la revolución americana. Y estás más libre que todos nosotros, porque a decir de Martí “Libertad es el derecho que tiene todo hombre a ser honrado” incluso Hegel sentenció “Sólo si se pone en juego la vida, se conserva la libertad”
Animo camarada, ya nos veremos en algún instante para seguir luchando
Celia Hart