Historia i Filosofía de la Historia

Ya no es la carta la que cambiará la historia sino la bitácora del barco pirata

“Historiador es el que no se atreve

 a decir una mentira, ni deja de

 

 manifestar una verdad”.

 

 Cicerón

Es la Historia el grande espejo de la

 

                                   vida humana, que instruye con la

 

 experiencia corrige con el ejemplo”

 

                                                      Hebbel

II

 Personalmente me fascina la historia i la respeto; coincido con Anatole France, uno de mis autores favoritos en muchos aspectos culturales e históricos que, ciertamente es un arte i que en sus aciertos interviene la imaginación; pero disiento cuando asienta que no es una ciencia, puesto que el tiempo ha demostrado que sí lo es. Algo igual a lo que sucede con la Moral, derivada de las costumbres, códigos religiosos i sentencias por autoridad (la de un gran pensador, por ejemplo) i la Ética que es una reflexión filosófica sobre la moralidad, i que desde autores como George  Edward Moore (autor del PRINCIPIA ÉTHICA, como su maestro i condiscípulo Bertrand Russell escribió con Norberht Whitehead el PRINCIPIA MATHEMATICA, influidos los títulos por Isaac Newton) se fue convirtiendo en una ciencia, con un objeto de estudio i una consiguiente teoría. Esto mismo ha sucedido pues, con la Historia. Al respecto debo decir que, con Anatole France, quien  expresaba que la Historia no es una ciencia sino un arte i que en sus aciertos interviene siempre la imaginación; personalmente disiento de “el no considerarla ciencia”, porque actualmente lo es; como ha sucedido con la Moral que se refiere a las costumbres, a la formación o principios del hogar, a los códigos o imposiciones de las religiones, o a la llamada verdad por autoridad, de algunos personajes o pensadores famosos, como ya expuse al comienzo, la ética es progreso científico. Tan es así que, previo a la Crítica de la Razón Práctica de Kant (que es su Ethica i la ética es, además, una disciplina práctica), sus ideas éticas se asoman en la obra METAFÍSICA DE LAS COSTUMBRES, de la cual ayudé a hacer un trabajo de análisis a mi ex esposa graduada en filosofía. Entonces, la Ética se convierte en una reflexión filosófica sobre la moral, se establece cómo son los juicios éticos i se desarrolla una teoría científico-filosófica como la que parte de la obra citada de George Edward Moore. Por cierto, su obra Principia Éthica, la tengo en español, traducida por quien fue mi extraordinario maestro en filosofía, el inolvidable mexicano Adolfo García Díaz, muerto prematuramente. Actualmente de la ética podemos decir que realmente es una ciencia, con objeto i teoría. Igual sucede con la historia, en la cual, lo primero a cuidar es la objetividad histórica.

 Entonces, hecho esta especie de preámbulo ilustrativo, repito que el Sr. Jorge Mier Hoffman al final de su conferencia i expuestas mis observaciones i cierta preguntas, dijo ante el público presente que, la Carta (carta de prosa poética a Fanny Du Villards) que cambiaría la historia, no era tan importante, a no ser que le sugirió seguir su búsqueda de documentos hasta dar con la Bitácora del Grompus que. según dice, actuó como barco pirata en el mar Caribe, pues fue la que disparó un cañonazo a la goleta “Manuel”, la detuvo, bajó marinos con una carta, secuestró al Libertador, todo por orden del presidente de los Estados Unidos Andrew Jackson, i tanto él como sus marinos, fueron llenando cada hora, la Bitácora del barco; de manera que aparta la carta de poca importancia (aunque dice el libro que cambiará la historia conocida), i dice que lo fundamental de su tesis de que el Libertador fue asesinado, ajusticiado por fusilamiento no se sabe dónde, se fundamenta en la Bitácora. Bitácora era en los barcos, primero que todo un mueble escaparate al lado del timón, donde iba un cuaderno o libro de Bitácora, para anotar los detalles de la navegación. I allí, el capitán que recibía órdenes desde Washington, podía anotar lo que se le ocurriera u ordenara. De manera que destruir todos los documentos, cartas del Libertador, testimonios, estelas, placas conmemorativas, medallas, objetos artísticos, etc, que se han copilado al lado de la historia que afirma haber muerto el Simón Bolívar en San Pedro Alejandrino en Santa Marta, los destruye unas simples líneas en un libro que creo nadie ha leído por completo obviamente.  Se conocía por este documento, que el Dr. Night que cita Reverend le ayudó o confirmó el diagnóstico, era realmente su nombre Mac Nigth. Sin embargo, digamos de la carta que, algunos consideran apócrifa, especialmente Vicente Lecuna, si alguien la escribió, conocía del estilo de Bolívar, pues tenía conocimientos literarios para imitarlo; cité que Bolívar  hizo un juicio crítico mui bueno al poema de Olmedo, había escrito Mi delirio sobre el Chimborazo, hacía brillantes proclamas i discursos, o documentos trascendentales como La Carta de Jamaica . Mas, lo notorio para Mier no es eso, sino que es una carta en clave masónica, denunciando estar preso i en peligro de morir. Se pregunta, ¿cómo iba a estar en esos momentos acordándose de su supuesta prima Fanny? Pidió como última voluntad hacer una carta, para dejar testimonio de su desgracia. La verdad es que se piensa en el ayer con las condiciones civilizadas de nuestro tiempo. Oficialmente se sabe que, en los tiempos en los cuales una carta llevaba meses en llegar, la última carta de Fanny Du Villars fue a finales de enero de 1830, por lo que no sería extraño que pensando en contestar, a pesar de la evolución crónica de su enfermedad, la recordara. Sin embargo Mier no dice cuál es lo subliminar que tiene esa carta, aunque denuncia una conspiración masónica en mayoría, puesto que cuando William Morgan, tal vez un masón arrepentido, denuncia la conspiración en un libro publicado en 1826, posteriormente es asesinado: aparece ahogado en el lago Ontario unos meses después. A todas esta cosas, Mier Hoffman va intercalando menudencia sin mucha relación con el tema; nos citó que el Dr. Humberto Fernández Morán, en una ocasión entró clandestinamente en Venezuela i les dio unas clases o conferencias, a un grupo en la cual Mier tuvo la suerte de estar allí. Conociendo como conocí al Dr. Fernández-Morán (he sido en parte su biógrafo) de principio dudo que eso sea verdad, pero “cosas veredes Sancho” I ya que nombro a Sancho Panza, le escuché algún comentario sobre El Quijote (uno de mis personajes paradigmáticos: Bolívar i Don Quijote), que no recuerdo bien el comentario, aunque creo que no me agradó, la menudencia.

 Por otro lado, Mier Hoffman descarta la muerte por envenenamiento con arsénico propuesta recientemente por un médico norteamericano, que dudo haya leído siquiera uno o dos libros sobre Bolívar. En cambio, insistiendo en una inmensa, monumental i organizada conspiración para asesinar al Libertador Simón Bolívar, en el prólogo del polémico libro lleno de especulaciones como dijo el presidente Chávez, en la página 8, da una lista completa de grandes conspiradores, desde Francisco de Paula Santander, hasta los presidentes norteamericanos James Monroe, Andrew Jackson i Thomas Jefferson, pasando entre muchos, por José María Vargas, José Antonio Páez, Mariano Montilla, Joaquín Mier, Alejandro Próspero Reverend, José Laurencio Silva, Fernando Bolívar, Pedro Briceño Méndez, Santiago Mariño, Juan Bautista Arismendi…i hasta ¡Rafael Urdaneta! Sin olvidar tampoco a Manuel Ujueta y Bisais el celoso cuidador de sus restos. De manera que aquí, en este racimo de conspiradores, traidores i corruptos ciudadanos, sólo escapa el caballo de turno,  el blanco  del escudo i el que utilizan Michelena i Tito Salas, i los perros que dice custodiaban en los campamentos o en las campañas, el recinto que ocupaba el Libertador. El fenómeno social de conspiración colectiva de la historia universal, más extraordinario. Ni la que se hizo contra Napoleón o Hitler, para citar dos solamente, pues hasta el pueblo de Santa Marta lo odiaban i querían arrojarlo al mar desde El Morro de la ciudad. Con que mancha histórica, moral i ética deplorable, quedan hombres como el Dr. José María Vargas, llamado por Andrés Eloy Blanco en una estupenda biografía, “el Albacea de la Angustia”; o cómo, ante la historia i sus conciudadanos colombianos i españoles de hoi, queda la personalidad de Don Joaquín de Mier, tan elogiado como Iturbe, quien ayudó a Bolívar caída la Primera República. ¡Joaquín de Mier, un vulgar conspirador, traidor, i fingidor de altruismo o humanismo! Pero es que de no poner a todos estos hombres como lacras en la historia de América, la tesis de Mier Hoffman no tiene asidero. ¿Estarían financiados, por no decir comprados, por el dinero del norte? ¿Habría por allí una María Corina Machado o sería nada menos que Manuelita, la conspiradora?

                                                                                   (Continuará)



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Roberto Jiménez Maggiolo


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