Venezuela vivió días difíciles, durante el primer semestre de 2010, a causa de un racionamiento eléctrico que impacto la vida de algunos ciudadanos y las finanzas de innumerables empresas.
Hoy, cuando el racionamiento ha sido suspendido, es buen momento para evaluar las acciones emprendidas por diferentes instituciones y grupos de venezolanos, frente a lo que se denominó emergencia eléctrica.
Por un lado nos encontramos con la acción de un gobierno que sin dejar de reconocer que había algunas fallas en la ejecución de algunos proyectos y en la dirección del conjunto de empresas e instituciones que conforman el
sector eléctrico, expuso al país que la causa principal del problema estaba en la profunda sequía que en el territorio nacional ocasionaba el fenómeno del niño.
Siempre dijo el gobierno que con la llegada de las lluvias se solucionaría el problema. Sin embargo, no dejó todo en manos de la naturaleza; se creó un nuevo ministerio para manejar todo lo relacionado con el sector eléctrico; se planificó un programa de racionamiento para evitar el colapso y soportar hasta que regresaran las lluvias; se bombardearon nubes buscando elevar los niveles en las reservas de agua; se aceleraron proyectos que venían en marcha y se invirtió en nuevos proyectos.
En resumen, surgió una crisis y, ante ella, el gobierno explicó al país las causas de la misma, tomó medidas preventivas y asumió el costo político de imponer un racionamiento a efecto de evitar un colapso.
¡Así actúa un gobierno serio! Ahora cuando se suspende el racionamiento de electricidad, a menos de un mes de la llegada de las lluvias, se confirma que habló con la verdad y actuó responsablemente.
Ahora, un país no se construye sólo con un gobierno responsable. Hace falta el concurso de los ciudadanos, especialmente de aquellos, que aún siendo oposición, desean lo mejor para su nación.
Es aquí donde se hace necesario evaluar cuál fue la actitud de la oposición venezolana, sus medios y algunos ciudadanos que les siguen y se definen como demócratas.
Quien tenga tan sólo un poco de objetividad y principios, tendrá que reconocer que ese sector de la sociedad actuó una vez más de manera irresponsable y criminal. Sin reparar en el daño que le hacían a su propia patria, generaron una alarma innecesaria, promovieron disturbios y sembraron angustia y desesperanza en millones de venezolanos. Todo, en conocimiento de que mentían y con el único interés de afectar la imagen y la credibilidad del presidente Hugo Chávez.
Irresponsablemente, como quedó demostrado, negaron que fuese la sequía la causa del problema. A falta de mantenimiento de las plantas y de inversión, a corrupción, a negligencia e incluso a incapacidad del propio
Presidente, atribuyeron los mercenarios de la política, sus medios y miles de sus seguidores, la crisis del sector eléctrico.
La campaña fue feroz, pero por enésima vez quedó demostrado que la oposición venezolana no cree en la democracia y que poco le importa el país. Lo único que los mueve es su ambición de volver al poder para
manejar las finanzas a su antojo como ya hicieron en el pasado. Dios quiera que al Gobierno Bolivariano no deje pasar esta oportunidad de ponerlos al descubierto e inicie una fuerte campaña informativa,
mostrando lo que esos irresponsables decían sobre este tema y la verdad que ha quedado evidenciada.
arellanoa@pdvsa.com