El Doctor Jacinto Convit me curó…¡¡Doy fe de ello!!

¡¡Lo logró, lo logró!!...¡¡Me curó, me curó!!...

Grité en estos días lleno de alegría…

Es que mi cáncer era incurable y estaba alojado en un lugar donde no llegan ni la quimioterapia ni la radioterapia y ni hablar de trasplantes…

¡¡Y su vacuna milagrosa lo logró!!...

Es muy sencillo me dijo, querer es poder muchacho…

Cuando me dijo muchacho, sentí ese algo extraño, de casi no recordar esa palabra…

Volteé mi vista hacia atrás y no pude encontrar a nadie…

Seguramente él lo sabía y me ayudó a comprenderlo…

¡¡En mi alma!!...

Se encontraban los carcinomas que estaban acabando con el niño que llevo adentro…

Todos los tratamientos no son iguales, (me dijo suavemente)…

Los componentes para el “cáncer del alma” son:

Pequeñas dosis de humildad, unas gotitas de humanismo, intentar curar sin pedir nada a cambio…

Y la vacuna dará sus frutos…

Poco a poco…

Dejarás la prisa a un lado…

Pensarás que estás en Michoacán, y no hará falta correr hacia ellas, porque las mariposas Monarcas regresarán a tu encuentro…

Comprenderás el porqué los ancianos regresan a su niñez al jugar con sus nietos…

Porque sabrás, que el que llevas dentro, jamás se marchó…

Ríe muchacho que es mentira que los años cuentan…

¡¡Vamos carajito deja tu bastón y recoge el balón, que tu nieto te espera!!..........

El doctor Jacinto Convit, logró la vacuna que devolverá la risa a millones de seres humanos que padecen de cáncer.

Pero el doctor, no conforme con su extraordinario logro en la historia de la medicina, logró darnos una lección de humanismo sin igual que no tiene precio…

En cada palabra suya nos dice que su juramento hipocrático fue sincero, un galeno inundado de un humanismo sin igual, que nos regala una lección de humildad tan rara en estos tiempos, cada vez que oímos o leemos sus expresiones…

Será por eso que les digo, que me curó el alma, este bendito galeno.

(…)Cargo la triste experiencia de luchar junto a la madre de mi hijo, la batalla contra el cáncer, fui y soy testigo de la lucha sin descanso de un puñado de seres humanos que se niegan a rendirse…

Cada uno de esos rostros que observé en las sesiones de quimioterapia en grupo, reflejan luchas ocultas y no tan ocultas de personas que sufren ante lo que le depara el destino…

Hechos que tal vez nos enseñan a no andar tan deprisa en nuestras vidas, que si corres, no imaginas las cosas que pierdes de observar y querer…

Esas simples cosas que siempre están ahí, pero que la mayoría de las veces no nos damos cuenta…

Los pájaros, al igual que las flores, las estrellas que nunca se marchan, ¡la luna! eterna cómplice de hombres y mujeres enamorados, un simple parque que nos regala todo su embrujo al que cargue la magia de poder observar lo que otros no pueden ven…

Siempre estarán para nuestro disfrute.


josevarela753@hotmail.com



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José Varela


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