Estamos a pocos días de la posesión del presidente Nicolás Maduro como jefe del estado venezolano para un nuevo periodo gubernamental (2025-2031) en el marco de la histórica revolución bolivariana, liderada en sus primeros años por el inolvidable jefe de tal proceso, el presidente Hugo Chávez, fallecido de manera prematura en el año 2013.
Maduro se alzó con un contundente triunfo en las votaciones presidenciales del pasado 28 de julio, cuando asestó una fuerte derrota a Edmundo Gonzales Urrutia, el candidato de la ultraderecha reaccionaria que encabeza la señora Maria Corina Machado, un vástago del obsoleto poder oligárquico venezolano, heredero de la colonia española.
Los poderes imperialistas globales han montado una gigantesca campaña de desinformación sobre las votaciones para vender la idea de un fraude en las votaciones presidenciales, que se instaló con mucha anticipación en las redes mediáticas internacionales, para socavar el pronunciamiento popular en favor de Maduro y de su programa popular de cambios para del pueblo. En la más descarada injerencia en los asuntos internos de Venezuela, se determinó un requisito sobre las Actas de votación, cuando la ley tiene establecido un sistema de escrutinio electoral caracterizado por la más rigurosa validación de las votaciones. Falsa idea que se han comprado algunos de supuesta izquierda en nuestros países.
Mientras en la víspera el presidente Maduro protagoniza una vibrante campaña política para fortalecer el poder comunal, elegir jueces de paz y lanzar una iniciativa de reforma constitucional con el fin de profundizar la democracia, la ultraderecha se ha concentrado en una feroz campaña de manipulación por las redes, especialmente en Tik Tok, para dar una imagen grotesca de los actuales líderes y procesos populares en curso.
La Plataforma opositora ha perfilado un festín contrarrevolucionario violento para ahogar de cualquier forma el poder popular bolivariano con ocasión de la posesión del 10 de enero; pero no son más que fantasías, elucubraciones y posturas aventureras de la ultraderecha que no admite su derrota y aislamiento entre las mayorías populares bolivarianas.
Venezuela marcha con certeza hacia la consolidación de sus procesos de cambio revolucionario que son un referente para las masas populares de Latinoamérica, el Caribe y las naciones del sur.
El 10 de enero habrá gran fiesta bolivariana en Caracas para satisfacción de millones de seres humanos que se regocijan con la lucha heroica de cientos de miles de venezolanos por los cambios que permitan sentar las bases del socialismo y la soberanía nacional.
En Colombia hay gran expectativa por los eventos del 10 de enero y los sectores populares expresan un gran compromiso con el gobierno que encabeza Nicolás Maduro. Los colombianos quieren unas relaciones de hermandad entre los gobiernos, un fortalecimiento de las relaciones económicas y una acción mancomunada en favor de los derechos de miles de ciudadanos que comparten intereses comunes tanto en la frontera como en la profundidad de las naciones constituidas por el Libertador Simón Bolívar.
Por supuesto que las provocaciones del bloque fascista irán creciendo, hay que cuidarse de sorpresas e intentonas violentas que son anunciadas de manera descarada por las mafias asociadas con la sediciente oposición.