más seguros para afianzar su autoridad y para mantener
a los pueblos en absoluta obediencia” *
Una silla de color blanco observada por un individuo, es igual a la silla de color blanco observada por una multitud, que sepa, que eso es una silla y que eso es el color blanco. El hombre y la mujer nuevos que nuestra revolución Bolivariana está formando, ya cuenta con las herramientas necesarias para enfrentar a ese clero castrador y maldito desde su concepción y ya es hora para que esos mentirosos milenarios comiencen a percibirnos como hombres y mujeres revolucionarios nuevos. ¿Pero cómo nos percibe el maldito clero que todavía nos encasilla de su propiedad cuando nos escucha hablar de las creencias que por siglos nos embutieron?
A estas alturas del conocimiento que fluye por todos los medios de información, no nos queda nada bien que pronunciemos “por respeto”, al creyente humilde de conocimiento, discursos y arengas mezclados con creencias anidadas en nuestra psiquis, cuando dichas creencias estúpidas son la causa primera del ciento por ciento de nuestras ignorancias, nuestros temores y la sutil o visible cobardía que habita al interior de nuestras emociones y nos mantiene colapsadas las dendritas cerebrales.
Un revolucionario, se supone que dio un giro de 360 grados en sus concepciones mentales. Y ese nivel mental revolucionario, debe descartar de raíz, toda esa basura que por generaciones traemos en nuestros genes. Y todo revolucionario debe saber, que la mayor cantidad de basuras recibidas por todos los pueblos del mundo, ha sido a través de muchas religiones en especial la religión católica con pocas excepciones.
No es justo seguir hablando en nuestros discursos revolucionarios de vírgenes y santos, cuando sabemos el origen de esas pantomimas. No es justo pronunciar al cristianismo ni aún a Cristo, mientras no desliguemos al Cristo pueblo, de ese Cristo literal que nos entontece y que la iglesia católica enseñó. Bien podemos enseñar al Cristo real, al Cristo pueblo y ese cristianismo, que es igual a pronunciar hermandad, comunidad, humanismo y socialismo.
Esta es una de la razones para que el maldito clero nos perciba como sus ovejas y borregos católicos apostólicos romanizados y tontos, ¿a estas alturas de nuestra revolución Bolivariana socialista?
(*)Periodista
*Simón y Benoit – Gosselin 1850 – 1914
¡Patria socialista o muerte!
¡Chávez es socialismo!