“Al final del invierno, finalmente
aprendí que dentro de mí había
un verano invencible”
Albert Camus
“Es curioso que la valentía física
sea tan común en el mundo,
y tan rara la valentía moral”
Mark Twain
Ω
Creo que por ahora, este sea el artículo que concluya una primera parte de los razonamientos, pensamientos u opiniones que haga, respecto a la exhumación de los restos mortales del Libertador Simón Bolívar, puesto que necesitaré quizá otra serie de artículos, una vez se hayan dado los informes definitivos o concluyentes, de la investigación científica que autentifique los restos que están en el Panteón Nacional i aclare definitivamente el diagnóstico de la enfermedad que ha mantenido los estudios históricos, i descarte por lo menos la tesis del envenenamiento, puesto que el disparate del fusilamiento, ya quedo absolutamente negado, por ser pura invención con una explicación ilógica. Esperemos, antes de enfrentar ese punto del diagnóstico médico, pero considero que queda un punto mui importante por aclarar, seriamente defendido por el Dr. José “Pepe” Izquierdo, el más brillante anatomista que hayamos tenido en el país, quien razonó su posición u opinión, aunque dejó algunos cabos sueltos que a mí me parecieron ilógicos desde hace muchos años cuando me referí a su pequeño libro, donde expuso sus dudas; empero creo que la confusión la originaron los historiadores i los políticos que, a veces, pierden el hilo conductor que nos proporciona la lógica. Esto lo ha comentado el profesor Sant Roz, de la ciudad de Mérida i, sobre todo en su segundo escrito, facilita ver i comprender, como opiniones erradas i temores infundados, no aclararon debidamente el problema i lo más sencillo i estúpido, fue apartar con disimulo i silencio al Dr. Izquierdo el autor de la denuncia. La duda que él presentó, tenía cierto fundamento, era razonable, no los inventos absurdos del autor de la obra LA CARTA. Algunos personeros del gobierno por poca cultura histórica i no mui clara forma de pensar, colaboraron poco o nada, i otros, tanto parlamentarios, como curas i viejos historiadores, en el invierno de la vida, no sintieron el verano invencible que sitió Camus, porque hasta la intervención positiva de Andrés Eloy Blanco –mi admirado poeta cumanés i de Venezuela toda− más que un conocimiento profundo del problema i sus consecuencia en el futuro, tuvo un arranque sentimental, poético i emocional, porque es verdad que, los restos resguardados en plomo, protegía, pero no era un metal noble i que el Libertador merecía un sarcófago de cristal, de oro, perlas i piedras preciosas de su propia tierra venezolana.
Tengo pensado, más adelante, hacer una exposición gráfica del “peregrinar” que tuvieron esos restos una vez que preparado el cadáver por Reverend –que estimo si era médico− velado i enterrado en la Catedral de Santa Marta, por decisión de personas amigas que estimaron que el cementerio no era lo adecuado para aquel hombre excepcional, i lo llevaron a la Catedral. Un difundo excepcional, casi sagrado para por lo menos unos pocos. I cuando un terremoto deterioró el recinto religioso i removió la tumba, el Sr. Manuel Ujueta, ordenó hacer una nueva tumba que se realizó en dos o tres días, durante los cuales tuvo, se dice, las “cenizas” en su casa. Se habla de que la urna de madera se deterioró, por lo que debió colocarlas en un nuevo ataúd antes de llevarlas a su casa, sin mencionar que estuvieran en protección de plomo, como debió ser, porque su importancia para enterrarlo en la catedral, debía exigir eso, i Ujueta no dice que recogió huesos dispersos i menos para colocarlos ensamblados anatómicamente, sin saber anatomía. Posiblemente cuando en 1842, la Comisión presidida por Vargas identificó los restos, i Reverend presente dijo, sí este es el hombre que autopsié i preparé, estaban en ataúd de plomo que se conservó por no estar dañado o se cambió por otro que es el que hemos visto en el Panteón, con una varilla central protectora posiblemente indicada por Vargas. Con resto de la camisa prestada, restos de botas i sobre todo las cajitas con documentos atestiguando que es el Libertador; lo que explica además que, si cómo dice Jorge Mier Hoffman, fue violado el ataúd en 19 ocasiones (¿?) no se robaran el esqueleto o parte de él. La verdad es que en tantos libros que he consultado, lo menos que se ocupan es de estos detalles i yo soi filósofo de la historia i no un investigador de archivos, tumbas, i otros sitios dignos de inspeccionar. Pero veamos estos detalles. Mi amigo a distancia, Sant Roz, con su demostrada inteligencia i capacidad de escritor, le ha expuesto al público que lo lee, los detalles de la denuncia del Dr. Pepe Izquierdo, de manera que no tienen que buscar el libro, aunque si es necesario que El Perro y la Rana, por ejemplo, lo reediten. Cuando se investiga en la tumba de los Bolívar en la Catedral, i se consigue un cráneo aserrado, junto a otros huesos de animales o aves, lo que indica es que en aquellos tiempos, tanto gobierno como la cúpula de la iglesia, tenían eso en completo abandono. Recuerdo entre las cosas que le objetaba a Pepe Izquierdo, era que ¿De dónde tomó o sacó ese cráneo aserrado? ¿Entre la arena de una fosa o en una urna de plomo? Vargas lo trajo de Santa Marta en un ataúd de plomo que había abierto, recompuesto el esqueleto, incluso con falanges faltantes con artesanía de cera i colocando las cajitas encontradas, dando testimonio de que ese era Bolívar. I digo esto porque, aunque ninguno de los familiares de Bolívar, hubiese sido autopsiado, ese cráneo cortado, por la antigüedad no sabríamos si se hizo en el momento de la muerte, o años i años después cuando era esqueleto, Veamos, mi experiencia de estudiante de medicina que abría camino en Maracaibo en 1946, con la reapertura de la Universidad del Zulia; i es que no teníamos huesos para estudiar. Para las clases, se trajeron esqueletos preparados científicamente en el exterior i allí nos enseñaban la osteología; pero nosotros queríamos huesos para estudiarlos en casa detenidamente, especialmente huesos del cráneo, especialmente el peñasco del temporal que era el “cococo” en los exámenes. Por eso conseguimos un permiso municipal i entramos al Osario del Cementerio Redondo de Maracaibo, una especie de aljibe lleno de cadáveres sin parientes, sacados de las tumbas i echados en fosa común. Con varios compañeros entramos allí, i aserramos muchos cráneos para conseguir las mejores piezas, que luego lavábamos, limpiábamos con solución de ácido nítrico, sacudíamos con pinceles i por últimos barnizábamos para protegen i buscar durabilidad. O creo que en muchos sitios con Universidades i escuela de medicina en sus comienzos, eso se hacía. Los grandes maestros de la pintura, aprovechaban cadáveres para estudiar anatomía, así como los antiguos médicos. En Caracas para aquellos tiempos, especialmente los de Vargas i Bolívar que lo puso al frente de la Universidad Central, quizá cuanto estudiante de medicina, más adelante en el tiempo, hizo eso, i más en las criptas de una iglesia cerquita, hasta con la travesura de robar huesos i dejar de animales. Posiblemente uno de esos cráneos aserrados cientos de años después, fue el que impresionó al Dr. Izquierdo, i los oficialistas que lo acompañaban, estaban más asombrados todavía i les entró el miedo físico i no se acordaron del miedo moral, para ser responsables con la historia i con la patria. ¿Por qué no se mencionó el ataúd de plomo, que debió estar por allí, ya que años después el gobierno de Guzmán lo trasladó al Panteón. Como vemos la duda i el asombro de los parlamentarios de entonces, era razonable, no toda la novela de secuestro, desaparición, fusilamiento, i complicidades de la novela LA CARTA. Los médicos que han asomado otros diagnósticos, como Ardilla Gómez, lo han hecho de buena fe, basado en sus conocimientos, aportando, pero no buscando notoriedad ni alarmando con falsedades tal vez buscando vender libros. Repito que, por ahora dejamos el problema aquí, pero una vez tengamos informes i conclusiones de ese magnífico equipo científico, sobre las investigaciones adicionales, pero principales, volveré a escribir sobre tan apasionante, legado a la ciencia, a la historia i a la Revolución Bolivariana i Socialista de Venezuela, i probablemente de otros muchos países de América i el mundo, que seguirán el ejemplo que Caracas dio.
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