Cuando Adolfo Hitler, llegó al poder en Alemania, ascenso que está perfectamente expuesto en una extraordinaria obra de William Shirer, AUGE I CAIDA DEL III REICH ( The Rise and Fall of the Third Reich) (1962), reportero norteamericano en aquellos años de la década de 1930, cuando Eugenio Pacelli, futuro Pío XII convalidaba con su silencio los hechos; Shirer, luego eminente historiador, único a quien se le permitió acceso a los Archivos de Guerra reunidos i guardados en el estado de Virginia, señala que Hitler ya había expresado mucho de lo que realizaría si alcanzaba el poder −quizá con más furor en la práctica que en lo teórico− en su obra escrita en la cárcel, Mein Kampf, i como soldado raso que apenas llegó a Cabo en la Primera Guerra Mundial, tenía odio concentrado contra el resto del mundo i una disposición demoníaca a vengar el Tratado de Versalles, aunque, además, algo similar contra los judíos de sus patrias (Alemania-Austria) considerando que eran una raza impura i corrompida que, eran de hecho alemanes judíos, pero al contrario actuaban i realmente eran, judíos alemanes. Otras locuras fueron disparates de algunos filósofos de tercera, como aquello de la raza pura alemana, o raza aria. De todos modos, era un hombre extremadamente peligroso que, no tenía reparos en utilizar cualquier medio por ilegal o criminal que fuese, para lograr sus propósitos. Por eso comenzó por la anexión de la Renania, la desmembración de Cheoeslovaquia con la trampa de los Sudetes i finalmente la anexión de su Austria natal (en Lintz), una carrera armamentista que le había prohibido el Tratado, etc. para continuar enseguida con: ¡La guerra i la destrucción casi total de la infeliz Polonia! Cuando el mundo tomó conciencia de lo que significaba la alemania nazi, la conflagración era indetenible i entonces se percataron de la ingenuidad, estupidez i haraganería del ministro Clemenceau i del diplomático Chamberlain. Una guerra de cinco años que afectó al mundo entero i produjo más de 50 millones de muertos.
Aunque en la formación de líderes como Adolfo Hitler (siglo pasado) i George W. Bush, (siglo presente) hai muchas diferencias en sus primeros años, las hai menos en la edad madura i quiero señalar parecidos o coincidencias. Aquél alemán había querido ser artista pintor; este debió soñar ser vaquero; aquel fue a la guerra i la sufrió de verdad, éste le sacó el cuerpo con influencias i privilegios; aquél, no hai dudas, amaba a su país con fanatismo o nacionalismo enfermizo, éste no ama tanto a su país como al petróleo i el dinero. Por eso ambos soñaron con el poder. Hitler ambicionó expandir fronteras, posesionarse de países vecinos, aplastar toda oposición, irrespetar todas las soberanías i hacerse de, al menos para su Tercer Reich que duraría mil años, por lo menos del continente europeo; éste norteño, sencillamente no cree en fronteras (las artificiales las puso a su gusto la madre patria, la Pérfida Albión, contaminando al planeta del “mal inglés”), desea apoderarse no de países vecinos (al que le tocó vecino, que fue México, le arrancó casi la cabeza en tiempos pasados), i aplastando toda oposición, desconociendo toda soberanía i posesionándose por la fuerza del dinero primero, i luego por la fuerza bruta de las invasiones, como tantos ejemplos conocidos tenemos, para tomar todas riquezas naturales, de los países “subdesarrollados o en vías de desarrollo”, para imponer un Primer Imperio Planetario. I sería necesario inventarle otro nombre, porque el término “imperio” señala aquellos débiles casos del ayer (Imperio Persa, Imperio de Alejandro, Imperio Romano, Imperio Español) jamás comparables con el poder científico, tecnológico i bélico, del único país que tiene derecho a posesionarse del planeta llamado Tierra (Earth). La única carencia sería el Poder Moral (hoi Poder Ciudadano) concebido por un “guerrillero mestizo con delirios de profeta” que llaman Simón Bolívar, quien tuvo la osadía de decir que “estamos destinados por la providencia a llenar de miserias, a la América, en nombre de la libertad”. Tal vez el presidente reelecto no quiera el título de emperador, pero esos cineasta que fabrican gángsteres i héroes como Bond, Rambo o los duros de matar, podrían conseguirle un título apropiado.
Para el Sr, Bush, la ONU, la OEA, la UNESCO, la OMS, el TRIBUNAL DE LA HAYA, i cuantas instituciones muestre su acronimia, su nombre en siglas, tienen el mismo parecido al Reichstag; llegado el momento tendrán que buscar un piromaníaco que las incendie, pues a ellas no les presta la menor atención u obediencia, ya que todas incluyen una cláusula como destaca Noam Chomsky El Terror, como política exterior de los Estados Unidos, en la que se especifica que, cualquier convenio, acuerdo o resolución, no es válido para los Estados Unidos. De esta manera, se ha producido durante muchos años, una resolución de las Naciones Unidas, 197 votos contra dos o tres en contra, para levantar el inhumano bloqueo contra Cuba, agresión única en la historia que pasa de 42 años, contra un pueblo valiente, creativo, alegre i luchador que tiene el gobierno que haya querido darse. Los Estados Unidos no tienen autoridad moral alguna para justificar ese atropello, por calificar a Fidel Castro de dictador, cuando son ellos los que tradicionalmente han apoyados a todas las dictaduras de América i del mundo, i sus presidentes, especialmente desde Teodoro Roosevelt, han sido dictadores de América. I muchísimas personas que condenan el régimen castrista, lo hacen sin conocer la situación i sin conocer la isla. Tampoco se percatan de ser un país con la mejor educación de América, sin analfabetismo, con la mejor atención en salud, en ciencia i deportes, i en muchísimos aspectos más; superior a todos los países de Latinoamérica, pese a las inmensas limitaciones a las cuales lo somete el bloqueo infame. Visité ese país hace año i medio, i me traje testimonios (fotos, películas, entrevistas, libros, artesanía, etc.) de ser falsas la mayoría de noticias que se difunden por el mundo, gracias al terror mediático que imponen las grandes empresas de comunicación. De Cuba, ha dicho Amnistía Internacional, es la conciencia de América. Es el ejemplo de la valentía i soberanía de un pueblo pequeño, frente a un gigante malvado, que no se deja vencer. Por eso, creo que una de las mejores decisiones del gobierno revolucionario de Venezuela, es tenderles la mano a nuestros amigos cubanos, como ellos nos la han dado con sus adelantos en salud, educación i …¡dignidad! Si algún día, la infamia política me corriera de mi patria, no dudaría en irme a vivir a Cuba como primera i deseada opción.
Empero, volviendo a la reelección del vaquero-petrolero Bush, el que pensaba que Irak (donde el mito de la religión, colocó el Paraíso Terrenal porque no conocían la Amazonia) era un oscuro rincón del mundo i bombardea casi todos los días a Bagdad, porque nunca ha leído Las Mil y una noche, no ama la literatura ni el arte, con la supertecnología de sus aviones i las “bombas inteligentes”i destruye grandes monumentos artísticos e históricos, además de desbaratar viviendas, hospitales, iglesias, mercados, etc., porque los que viven allí no son seres humanos; inauguró en el siglo XXI, como dice el extraordinario Nóbel José Saramago, la Edad de la Mentira. Fue mentira la existencia de las armas de destrucción masiva, de su antiguo aliado Hussein; fueron mentiras los informes de su “maravillosa jauría” de la CIA; fue mentira el uranio traído del África, fue mentira los que pregonaban sus esbirros del gobierno, especialmente su Secretario de Defensa, fue mentira ¡en fin! que ganara honestamente la presidencia frente a Gore. I la gran mentira: que sea la primera democracia del mundo; su sistema electoral lo desmiente i sus ambiciones de poder universal, sin límites, lo demuestran al mundo. ¡Qué mundo de mentiras en el cual vivimos sumergidos! Es un planeta que solamente tiene un fetiche: el dinero, llamado dólar; i solamente un tesoro que codiciar: el petróleo. Que ganara Kerry, hubiese sido lo mismo; para mí, con su experiencia de Vietnam i sus condecoraciones rojas i una cara acromegálica a lo Herman de Los Monsters, no me entusiasmaba i como le oí decir al amigo Mario Silva, terciando un tanto el proverbio, “Más vale un malo conocido que, otro más malo por conocer”. La política del imperio, respecto a la América Latina, de ninguna manera iba a cambiar o mejorar mucho.
La “primera democracia del mundo” tiene la particularidad de, igual como hizo Hitler en su ascenso al poder, poniendo de lado al anciano Mariscal Hindenburg, o desapareciendo contendores como Ernst Roehm Capitán del Estado Mayor del Ejército de Munich i a muchos de sus seguidores, en los Estados Unidos van eliminando a quienes no convienen a los intereses del dinero, i así hicieron desparecer a John i Robert Kennedy, Luther Martin King, Malcom X i otros asesinándolos o como desparecieron a Nixon sin necesidad de matarlo. Si ellos allá, aun los altos políticos, no son mui conocedores de la historia del mundo i hasta en geografía fallan, porque no saben ni donde están situados los países que explotan o atropellan, en América Latina i en Europa si conocemos de esas materias fundamentales para la cultura, por lo que no pueden engañarnos con mentiras. George W. Bush, buen hijo de su padre, quien como gobernador i presidente tiene en su haber la firma de más de 1.600 ejecuciones, en un país donde todavía impera la tortura i la pena de muerte, seguirá hostigando a Venezuela pese a tener una democracia protagónica i participativa, mui superior en Derechos Humanos i en herencia libertaria, por poseer la más bella epopeya de independencia, i la más brillante constelación de héroes con Simón Bolívar como ejemplo; lo mismo otros países de América con hombres como San Martín, Morelos, Martí, O’Higgins, Artigas i otros, sembradores de libertad i de conciencia ciudadana, cuyos ideales i sacrificios fueron por la grandeza i la felicidad de sus pueblos. Esos mismos ideales, ojalá se vayan sembrando en el pueblo norteamericano para que algún día experimente que todos los habitantes del planeta, somos seres humanos i que, tal vez sea necesario en su suelo, una revolución que eleve i dignifique a la igualdad, i a la justicia.
Sin embargo, Venezuela tiene petróleo i una de las reservas más grandes del mundo; Bush, su Vicepresidente, su Secretario de Defensa, su Condoleta Arroz i quizá muchos a su alrededor, son una comparsa de magnates petroleros que, tienen negocios hasta con la familia de Bin Laden. Ahora la consigna es combatir el terrorismo i el narcotráfico, mientras ellos son los consumidores número uno del planeta i su gobierno que ahora se prolonga, es el terror del resto de los países del globo terráqueo. Tenemos ya el adelanto estratégico del Plan Colombia. El siglo XX lo denominamos “el siglo de las guerras” porque fuera de las dos grandes conflagraciones, fueron miles; pero ¿Cómo denominaremos al siglo XXI? ¿De las super guerras (léase, super negocios) o, acaso, el de la última guerra? Tal parece que ha aparecido ratificado en escena, el primer gran actor de la tragedia. ¡Países de América i del mundo, uníos!