Padre esa bandera era nuestra, pero a la vez era foránea…
Padre la trajeron del viejo continente los que siempre se equivocan…
¡¡Que tricolor puede igualar a la bandera bordada con nuestras manos Libertador!!
Gritan las que intentaban multiplicarse al igual que Manuela…
Manos inundadas de lucha…
Manos de pescadoras portadoras de conciencia revolucionaria bolivariana, estamparon una estrella para ti Don Simón…
Campesinas y obreras de todos los rincones que representan las estrellas de la patria, que el cielo nos regaló al ver nuestro regocijo, también bordaron la suya…
¡Madres guerreras que jamás renuncian!
En todas las plazas que llevan tu nombre
nos agrupamos para rendirte tributo Libertador…………..
(…) “Así es como le gustaba al niño Simón”…
Dijo una anciana de color que caminaba la Plaza Bolívar de Caracas, con atuendos de otro siglo…
Mientras una niña se despedía de ella diciéndole: “Quédate Hipólita”…
Mientras un niño, regresaba en el tiempo, con gritos alegres que decían:
“Maestro Rodríguez, porque esas estrellas son para mi”…
“Porque la historia se esta reescribiendo niño Simón, y la patria te necesita nuevamente muchacho” le dijo su maestro…
Y el niño con su mano en alto empuñando una espada de madera, pareció comprenderlo:
“¡Vamos al Monte Sacro a jurarlo otra vez maestro!
¡Recorramos juntos los campos de Carabobo!…
¡Refundemos la república otra vez!
¡¡Llamamos a Miranda que esta vez el pueblo dejara el bochinche de lado!!
¡¡Rescatemos a Sucre y evitemos la emboscada!!
¡¡ Hablaremos con Páez para que entre en razón y evitamos la traición!!
¡¡Tráiganme a mi capitana…que la lucha continua!!
¡¡Mi bandera, mi bandera!!
¡¡Tráiganme mi bandera para abrasarme a ella, para refundar la república!!…
La abuela de color que se marchaba de la plaza, volteándose le dijo a la niña:
¡¡Ese es mi niño Simón!! …
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