Es bueno, entonces, que tengamos la conciencia de que todo cuanto está pasando
no sólo es inevitable, sino que es el mejor signo de que estamos en el camino
correcto. Creo, que los más lúcidos cerebros del establecimiento imperial han
comprendido muy bien la naturaleza del proceso revolucionario que se está
verificando en Venezuela y en Latinoamérica. Han percibido suficientemente que
no están frente a un fenómeno populista de consecuencias más o menos manejables
para el sistema. Están claramente persuadidos del peligro que representa para
sus sempiternos privilegios el proceso revolucionario bolivariano, de allí la
mencionada ferocidad salvaje, la tenacidad y consecuencia con la cual buscan
fabricar la coyuntura que les permita borrar de una buena vez la causa de sus
pesadillas más horribles: la Revolución Bolivariana.
Por cierto que saben muy bien que la pesadilla no es Chávez en cuanto persona,
intuyen correctamente que están frente a un fenómeno de dimensiones muy
superiores. Están frente a un pueblo que ha adquirido aguda conciencia de su
condición de dependencia y esclavitud y está decidido a romper las cadenas de
la mano de su líder. Un pueblo, motor y actor de su propio destino que se ha
descubierto, eso sí, gracias al fenómeno catalítico que encarna Chávez, capaz
de su propia libertad. Un pueblo que se apresta, con sabiduría infinita, a
romper la red de dependencias que lo separa de un estadio superior de libertad.
Por tanto, no importa cuantas veces repitamos que revolución es pacífica y
democrática, la anciana oligarquía sabe que esa revolución popular significa el
fin de siglos de privilegios. Así que, será cada vez más difícil impedir que la
ruptura no alcance estadios de violencia y dolor. No porque el pueblo en su
camino los busque, no, sino porque ellos jugarán la carta más determinante de
su poder, aún intacto, la carta del contraataque cruento y brutal.
Estamos en momentos, en los cuales, la ruptura deviene en conflictos. Un
conflicto que se inicia en el desenmascaramiento ideológico que pone de relieve
ante los ojos del pueblo los mecanismos de dependencia y dominación. Un
análisis socio-político que conduce a un estado de autorrealización,
participación y protagonismo capaz de romper con los mecanismos de la
dependencia y hacerse hábil para crear su propio destino.
Por tratarse de un proceso que acontece entre dos categorías de correlación
opuesta: dependencia-independencia, éste no acontece en forma armónica
recorriendo fases sucesivas y lineales, sino que se da en el marco de una
ruptura con el estatus, no para buscar a otros de quienes depender sino para
alcanzar un estado de convivencia libre, igualitario y universal.
Por otro lado, nada ni nadie puede conquistar el nuevo estatus para o por el
pueblo, sino que ha de ser el pueblo mismo quien conquiste su propia liberación
e independencia, pasando de un estado de conciencia ingenua, apenas suficiente
para detectar su propia situación de excluido, hasta una conciencia crítica por
la cual adquiere noción de sí mismo y de su propio estado, extroyecta las
categorías dominantes que habían en su interior y se abre al proceso crítico y
a la verdadera creatividad. Todo esto ocurre, casi indefectiblemente, en un proceso
que es difícil, complejo y conflictivo.
Es bueno entonces, ir transmitiendo ese estado de conciencia crítica que nos
permita hacer frente al sinnúmero de provocaciones que la oligarquía irá
colocando en el camino. Estamos en el umbral de una nueva época histórica para
nuestro continente, y quizás para el mundo, una época plena de emancipación
total, de integración colectiva, puede percibirse claramente en el horizonte
del tiempo histórico, el preanuncio en la dolorosa gestación de una nueva civilización
basada en la igualdad, la justicia plena y el amor. La guerra es por la vida,
la batalla tiene como escenario el proceso eleccionario del próximo 26 de
septiembre. Con esta conciencia crítica debe el pueblo ir a esta batalla
sabiendo que del balance de ella dependerá el éxito o el fracaso de la guerra.
martinguedez@gmail.com
LA PATRIA SERÁ SOCIALISTA O NO SERÁ
¡PATRIA SOCIALISTA O MUERTE!
¡¡¡VENCEREMOS!!!