Se dieron las elecciones y la situación nacional es otra. Era de esperarse que la derecha aprovechara, manipulara y resaltara cualquier dato o situación que le pudiera favorecer, y debemos desmontar todo tipo de matriz creada por la burguesía y sus partidos tradicionales. Ahora una cosa es darle coñazos a la derecha y otra cosa es ignorar la realidad.
Aunque los resultados arrojan una mayoría en diputados para el PSUV, la cantidad de votos a nivel nacional refleja otra cosa. La diferencia de votos entre la mesa de la unidad y el partido socialista, a penas es de 70000 aproximadamente. La lectura de este escenario no puede depender de emociones o voluntades, el análisis se enmarca en el debate de fondo que se viene dando en el país de unos años para acá, “socialismo vs capitalismo”, y caer en el discurso de supuesta “victoria contundente” es una posición que prácticamente ridiculiza lo que representa un empate técnico. Y surgen preguntas validas como ¿Por qué la votación del PSUV disminuye prácticamente en un millón de votos en comparación con los resultados de la enmienda constitucional?, ¿Sobre quién recae la mayor responsabilidad?, ante una situación donde sabemos que tenemos corregir las deficiencias que están presentes en el proceso ¿a quién le conviene el discurso de victoria contundente? ¿Cuál es la lectura de estas elecciones?
Hacer pasar derrotas por victorias es punto fundamental de la ideología de la burocracia. Como son los principales responsables, se agazapan tras el discurso del presidente y tras la confusión numérica, pero realmente (una vez más) organizaron una derrota, a través de su ineficiencia, su incapacidad, su política de conciliación y negocios con la derecha tradicional, funcionales al imperialismo y totalmente opuestos a los intereses de la clase obrera y popular, desconvocaron a los sectores más humildes de la población a responder con el voto el 26 de septiembre. Y una vez más tuvo el presidente que ponerse en el hombro la campana para salvarnos de un resultado aun peor. Sin embargo, no fue suficiente.
No fue suficiente porque el pueblo está cansado. Aun con las esperanzas que mantenemos en Chávez, resulta muy difícil creer que a 10 años de la revolución aun no tengamos un sistema de salud integral y gratuito que de verdad funcione, y que la democracia en las empresas “tomadas” por los trabajadores sean un derecho que muchas veces se vea obstaculizada por un gerente “socialista”. EL PUEBLO BOLIVARIANO ESTÁ ENVIANDO UN MENSAJE, CONCRETO Y DIRECTO A LA ACTUAL DIRECCION.
Y peor es cuando un sector de la burocracia es capaz de esgrimir argumentos como que las derrotas obtenidas “son culpa del pueblo” o “por falta de conciencia”. Caer en esta afirmación pequeño burgués es ignorar las condiciones materiales de súper explotación al que está sometido el pueblo, y pretender que por puro espontaneismo se hagan las transformaciones sociales. Marx decía que “El Ser social determina la conciencia social” y es de ahí en que podemos partir y asumir de que para hacer la revolución es necesario una dirección revolucionaria, y el pueblo lo que está diciendo es que la actual está muy lejos de serla con la política burocrática que tiene.
Ante estos resultados la salida revolucionaria no es la desmoralización, ya que la auto derrota del chavismo no significa necesariamente una victoria de la oposición. Mas bien este llamado de atención que nos lanzo la clase obrera y popular nos convoca a que los tiempos difíciles que se acercan libremos las luchas mas encarnizadas con la derecha tradicional y contra la derecha endógena, nuestra principal herramienta es la organización, nuestro único objetivo la profundización.
¡Yo no me quedo en la casa porque al combate me voy, voy a defender la clase de los golpes del patrón!
ORGANIZACIÓN PARA PROFUNDIZAR LA REVOLUCIÓN
