En la exposición de motivo del proyecto de Ley de Las Comunas expresa en sus primeros párrafos lo siguiente:
“Con la aprobación de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela se inicia un proceso de cambio político, que abarca todos los ámbitos estructurales para la transformación del país desde un capitalismo dependiente hacia un socialismo de contenidos socioeconómicos y geopolíticos innovadores.
Sin embargo, uno de los aspectos que se confabula contra la capacidad del Estado para ejecutar políticas, se refleja en la distancia que el pueblo debe recorrer para alcanzar el centro de toma de decisiones, independientemente del gobierno territorial a que hacer referencia (nacional, estadal o municipal), entre una ciudad y el ámbito territorial que lo rodea; de ahí el desequilibrio territorial existente y los resquicios que diferencian a una región de otra en cuanto al funcionamiento de sus servicios y hasta la existencia o no de estos.”
Me parece que los legisladores teóricamente han dado en el clavo con la necesidad impostergable de avanzar en la aceleración del desmontaje del estado burgués y a partir de ese planteamiento considero que la acción política a la luz de la aplicación de las 3 R en los actuales momentos nos llama a romper el dique contra el cambio en lo que se han convertido los gobiernos municipales y las oficinas locales dependiente de los distintos ministerios así como las empresas del estado a ese nivel.
Las entidades municipales siguen siendo la polea más cercana a la comunidad en el sistema de engranajes que constituye la relación estado-pueblo y ese pueblo por razones culturales impuestas, continua en gran medida unido umbilicalmente a la mamá Alcaldía, tal situación es una causa en mi modesta percepción de los resultados del 26 de Septiembre como los del referendo para la reforma.
Si algo debemos auto criticarnos, como un solo gobierno es el hecho que no hemos significado el papel de las alcaldías en la transición, el municipio que es el eslabón de gobierno más próximo a la gente, mantiene su composición burguesa intacta; esa estructura, valga la redundancia estructura el comportamiento de los alcaldes y concejales, máxima cuando no se tiene una mayor claridad y una mayor conexión con los objetivos estratégicos del gobierno revolucionario. Y aun cuando se pueda ser un buen gerente no se trasciende lo que para el pueblo es una necesidad objetiva; transformación revolucionaria, otorgar mayor responsabilidad a las comunidades organizadas, en la ejecución de políticas públicas; transferir poder.
Esa realidad hace que los alcaldes lejos de ser los facilitadores directos en tal transferencia, se conviertan en los obstaculizadores; y repito, el resultado de las elecciones del 26 entre otras tantas causas tiene su protagonismo para bien o para mal en las gestiones locales, como también la pérdida del referendo para la reforma tuvo gran responsabilidad las alcaldías.
“…el mejor alcalde es el que desbarate más rápidamente su alcaldía" así lo dijo Aristóbulo y al parecer no fue bien entendido, inclusive por dirigentes municipales de la revolución, allí podemos ver la debilidad política, la falta de visión, de horizonte. Se trata de una labor de ingeniería social, de desbaratar para construir, de ser arquitectos junto con el pueblo de las nuevas estructuras, del estado de todo el pueblo, del estado socialista. Para lograr tal hazaña, no vasta la buena intención, pasa también por tener clara la concepción del nuevo liderazgo; con alcaldes, concejales y directores municipales, que utilicen el poder y los recursos en todas su formas que por ley llegan a la municipalidad como único elemento para afianzar o consolidar su “liderazgo” son simplemente unos figurines, unos lideres de cartón piedra que al pasar su reinado ya nadie se recordara de ellos, con un liderazgo así no construiremos nada, por el contrario fortaleceríamos las viejas estructuras, porque desde el estrabismo políticos de estos compatriotas aun creyéndose revolucionarios, su subsistencia dependerá del estado burgués y llegara el momento que por lógica natural se encontraran con ellos mismos y tendrán que deslindar y asumir lo que siempre han sido, romperán con la revolución y nosotros diremos; “brinco la talanquera” no, el no brinco nada, el siempre estuvo del otro lado de la cerca.
Considero que esa debilidad en la sincronización a la hora de la concreción de las políticas nacionales con el municipio ha permitido que estos últimos se conviertan en mordazas para desacelerar el proceso transformador, el proceso hacia la democracia directa.
Las batallas que vienen serán bonitas, sabrosas y decisivas, para sumarnos con todo el entusiasmo que el momento exige, se necesita ahorita; que el Partido llame a todos nuestros alcaldes, y los ministros a sus dependencias locales, no solo a reflexionar, porque eso seria un encuentro para el bostezo, y twitteo vía blackberry es sobre todo para la implementación de acciones coordinadas, planificadas y bajo mecanismos de seguimientos efectivos que permitan paso a paso medir resultados y obtener indicadores tangible en proceso de hacer realidad la democracia participativa y protagonica, esto significa solución a necesidades de nuestro pueblo pero con la participación de nuestro pueblo, no es el estado benefactor, es el estado facilitador, eso da mas sentido de pertenencia, da mas satisfacción al pueblo cuando siente que participo en la solución. Para esto también se necesita que cada instancia de gobierno deje de andar por su lado, tenemos que entender que el nivel de integración es el ámbito comunal, esto lo debemos entender todos, hasta el mismo Ministerio del Poder Popular para las Comunas.
PATRIA SOCIALISTA O MUERTE
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