Una Revolución sirve para los pueblos mientras resuelva sus problemas y satisfaga con eficacia y eficiencia sus necesidades, si no lo hace su fracaso es inminente. Este es el nivel más básico del pensamiento político de la población y el más peligroso para la Revolución.
Esa prueba ha sido superada por la Revolución Bolivariana que propuso (después de superar el golpe de estado y el saboteo petrolero) la opción de una Sociedad Socialista, transcurrido 4 años de esa propuesta, hoy nos encontramos en el seno del pueblo con pensamientos políticos más complejos, a pesar de su pragmatismo.
He aquí algunas expresiones que corroboran la elevación en los “niveles” de conciencia: “La Revolución no ha resuelto el problema pero está haciendo lo necesario para lograrlo”, “la Revolución no puede resolver el problema sino a largo plazo pero está trabajando en ello”. Y nos encontramos con niveles de conciencia revolucionaria de un pueblo que participa y se transfigura en Revolución con la expresión “Estamos construyendo el Socialismo, estamos construyendo soluciones”.
Por el contrario, la oposición y sus medios han impuesto a sectores de la población la expresión: “La Revolución no resuelve, ni trabaja para ello”.
Hay que diseñar una estrategia eficaz para comunicarse directamente con esos sectores y romper el bloque comunicacional, sin olvidar jamás que la revolución se consolida en lo cotidiano.
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