Letra Muerta

Pero ya estaba escrito

Harold Salvatierra se encontraba en su quinta “Ni Un Paso Atrás”, leyendo por internet el New York Time y sonreía cada vez que se encontraba con una referencia del periódico a la dictadura venezolana. “Así me gusta, que en Estados Unidos le den duro a esta dictadura, ya la veo en el suelo, y mucho más ahora que ganamos 65 a 98”. Entonces pensó en su amigo Jean Brillembourg y decidió llamarlo, y tomó su celular último modelo y cuando Jean contestó le dijo: “Léete el New York Time, ese sí es un periódico, no ese panfleto pornográfico, como lo llaman los chavistas que es El Nacional”. “No me hables de chavistas que no puedo evitar acordarme de Kiki”. Y Harold sabía que Jean estaba que se moría por Kiki Aranguren, y que ya Kathy estaba enterada de esos amoríos, y que pronto iba a estallar una guerra entre familias, es decir entre los Brillembourg y los Mendoza y eso se iba a poner bien bueno. “Mejor te dejo, entonces, Jean para que leas el periódico en internet y veas cómo se le dice tirano y dictador al hombre este que está gobernando aquí, y no como dice el Pompeyo, que sí el autócrata y eso nadie sabe qué significa”. Okey, Harold, gracias”.

Jean fue a su discoteca personal y sacó un cd de Mozart y colocó la sinfonía número 40, mientras sonaba, imaginaba que estaba con Kiki Aranguren en una playa solitaria, “bien lejos de este socialismo del siglo XXI”. En eso estaba cuando escuchó la voz de Kathy Mendoza que le dijo: “Jean, quiero hablar seriamente contigo”. Jean se despertó de un sueño placentero donde ya estaba a punto de besar a Kiki Aranguren y vio a Kathy frente a él y le dijo: “Si, ya sé Kathy, estás preocupada porque piensas que me estoy enamorando de Kiki, y quiero decirte que eso es mentira”. “No es mentira, Jean, te he escuchado hablar de ella, te he visto con ella, y toda mujer sabe cuando un hombre está enamorado.” Jean se puso de pie y colocó la pausa en el aparato reproductor, y la sinfonía numero 40 se detuvo, pero Kathy dijo: “Déjala correr, me gusta escuchar a Mozart cuando estoy peleando”. Jean la dejó correr, y la música extraordinaria y maravillosa de Mozart sonaba como nunca. Jean se acercó a Kathy y la abrazó. “Dime, Kathy, tú crees que yo, quizá el venezolano que más odie a este señor presidente que tenemos, es capaz de enamorarse de una chavista que no la quieren ni en su casa”.

Jean besaba a Kathy cuando escuchó un ruido en la sala, se volvió y descubrió a la señora de servicio que tenía un papelito en la mano que se podía leer desde lejos: Jean, quiero verte ya. Kiki.

robertomalaver@gmail.com


Esta nota ha sido leída aproximadamente 3010 veces.



Roberto Malaver

Periodista y escritor. Niega ser humorista, a pesar de algunas evidencias que indican lo contrario. Co-moderador del popular programa "Los Robertos", al cual insisten en llamar "Como Ustedes Pueden Ver". Co-editor del suplemento comico-politico "El Especulador Precóz". "Co-algo" de muchos otros proyectos porque le gusta jugar en equipo.

 robertomalaver@gmail.com      @robertomalaver

Visite el perfil de Roberto Malaver para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes: