Trataron de hacernos creer que los pueblos originarios entraron a la historia con el grito de ¡tierra! de Rodrigo de Triana. Se llegó a legislar sobre si eran personas o animales y hoy, en algunas regiones de Nuestra América los pueblos originarios siguen siendo tratados como animales.
Tierra, esa grito marcó nuestro destino en manos de los invasores. La tierra y las riquezas contenidas en ella, motivaron el genocidio más grande de la humanidad.
La forma de vida sedentaria en que vivimos la mayoría en este planeta, es producto de la tierra y de ese maravilloso logro humano vinculado a ésta; llamado Agricultura.
Desde el periodo de invasión, conquista y colonización europea, hasta hoy, la tierra sigue siendo un tema central, motivo de guerras y asesinatos; y de acuerdo a todos los pronósticos, la supervivencia humana dependerá sobre la forma en que nos relacionemos con la Pachamama.
En Venezuela, el Gobierno Revolucionario decretó “guerra contra el latifundio” el presidente Chávez denunció que: “El último censo que se hizo arrojó que menos de 5% de los propietarios u ocupantes de tierras en Venezuela es dueño de casi 80% de las tierras venezolanas, es una situación aberrante”
El problema de la tierra y la lucha contra el latifundio exige de una estrategia comunicacional excepcional, de largo aliento y de una campaña constante por todos los medios posibles. Ésta es una lucha esencial de la revolución contra un germen capitalista.
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