Me cansé de decirle

Jean Brillembourg le sirve un trago de la botella de whisky 18 años a su amigo Armando Zuloaga, mientras de fondo se escucha la sinfonía número 40 de Mozart. Armando toma el trago, lo agita y dice: “Ahora sí es verdad que la dictadura nos tiene bien agarrados. Esto de las constructoras y de Sivensa tiene a mi familia muy mal. Lo peor es que durante más de 40 años nuestros familiares estuvieron viviendo de las estafas, apoyados por los gobiernos adecos y copeyanos, y ahora llegó la dictadura, y mandó a parar”.

Los dos, Jean y Armando, tienen rato conversando de lo que está pasando en el país. De las expropiaciones a los constructores que estafaron a más de 52 mil familias, porque todavía no les han entregado el apartamento que les prometieron. A pesar de que esas familias han pagado y pagado más dinero del que en un principio costaba la vivienda.

La sinfonía de Mozart recorre los rincones de la Quinta Prohibido Olvidar. Jean levanta su vaso: “Yo, a pesar de que era muy chamo, me cansé de decirle a mi padre, cuando la crisis bancaria con el presidente Caldera, que estaban abusando, y que ese abuso podría traer un gobierno como este, porque como diría el difunto Luis Herrera, bueno es cilantro, pero no tanto”.

En su cuarto, Kathy Mendoza está en la cama. Vive con el recuerdo de Gregorio en la cabeza. No puede olvidar que por un momento sintió lo que no había sentido nunca. Y que la noche anterior cuando lo vio llegar con Kiki Aranguren, tembló de emoción. “Lo malo es que es chavista, y este gobierno chavista está acabando con nosotros, los constructores del país”. Piensa Kathy.

Kathy sabe que Jean y Armando están en la sala discutiendo de política. Tumbando al gobierno del dictador Chávez. Se levanta de la cama y en ese momento suena su celular. Mira en la pantalla el nombre de la persona que la llama, y ve que es Teodora, el nombre falso que le dio Gregorio para que su marido no la descubra por si acaso se le ocurre revisar su celular. Kathy tiembla. Se lleva el celular al oído y no dice nada, y escucha la voz de Gregorio que le pregunta: “¿Eres tú, Kathy?”. “Sí”, “¿Qué te pasa?, si quieres cuelgo”. “No, no, no”. “Entonces, ponle alegría a la vida”. “Dime, Gregorio, ¿por qué me llamas?” “Porque quiero verte una vez más”. “No puedo, tú sabes que soy una mujer casada y antichavista”. “Sí, pero podemos negociar”. “Los chavistas no negocian, según dijo tu presidente”. “No negociamos en política, pero negociamos en el amor”. “Te llamo después”, dijo Kathy y colgó.

Cuando vio hacia atrás, su esposo Jean estaba parado en la puerta.

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Roberto Malaver

Periodista y escritor. Niega ser humorista, a pesar de algunas evidencias que indican lo contrario. Co-moderador del popular programa "Los Robertos", al cual insisten en llamar "Como Ustedes Pueden Ver". Co-editor del suplemento comico-politico "El Especulador Precóz". "Co-algo" de muchos otros proyectos porque le gusta jugar en equipo.

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