Si alguna vez nuestros enemigos
se hacen de nuestras cabezas,
será sólo por culpa de los malandros
que se encuentran en nuestras filas.
V.I. Lenin
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Desde las filas de la revolución se escuchan con permanente tintinear palabras que invocan la formación de una oposición necesaria, y no acabamos de entender la ingenuidad política que encierra el término, la superficialidad ideológica del concepto y lo peligroso de la invocación.
En el campo de la revolución, algunas voces autorizadas repiten el vacuo eco de la falta de oposición, al tiempo que se hacen sordos a las denuncias y observaciones que surgen desde las filas del proceso, ciegos ante una de las dinámicas más energizantes que tiene la revolución bolivariana de Venezuela, como lo es la participación, en la que cada voz y cada acción están destinadas a fortalecer la nueva realidad que se fragua día a día. Precisamente la capacidad de autocrítica (consciente, constructiva y aliada) es lo que hará a la revolución refractaria ante la corrupción que emprendan las personas a las que se les haya asignado cargos de responsabilidad, desde donde puedan reiniciar los actos delictivos que tanto caracterizaron a los gobiernos de la IV República.
El Poder Popular, el pueblo en el ejercicio directo del gobierno, el pueblo vigilante, elevando denuncias, implantando políticas, simplificando los procesos administrativos, apuntando hacia las desviaciones, corrigiendo conductas, esa es la oposición aliada, la verdadera y útil, no la de la alharaca parlamentaria, la de las objeciones legislativas, la del fastidio entorpecedor y el sabotaje encubierto. En esta hora de afianzamiento del proceso bolivariano, el gobierno debe tornarse popular, para dar paso a la oposición por contraste, por antagonismo, de antítesis, que libere las contradicciones y que genere soluciones auténticas y enriquecedoras.
William Izarra habla de analfabetismo ideológico, que sería la única justificación que podríamos encontrar a tamaño desafuero ¡Nosotros pidiéndole al diablo que se yerga, que lo necesitamos, que extrañamos sus triquiñuelas, sus necedades y crímenes!
Lo peor sería que los gatopardianos reconstruyan lo de antes para entronizarse en un gobierno de antichavismo con Chávez, y mucho peor aún sería que lo consigan ante nuestras propias narices. Los rábanos, esa hortaliza roja por fuera y blanca por dentro se cosecha a granel y se reproduce con velocidad de la legna, es el oportunismo a todo trance que quiere enraizarse y que sabe que las condiciones ideales para su supervivencia están en la simbiosis con la contra escuálida.
Esas voces están afinadas en el mismo tono del coro de cantinelas tales como: oposición necesaria, perdón guarimbero, vacío de poder, todo esto preñado de las mismas buenas intenciones de los generales y los conspiradores de C4…
Llegamos a sospechar que esas atipladas voces tratan de ocultar la necesaria implantación del Poder Popular, que exige la corrección urgente de leyes que traicionan a la Constitución.
Ahora, después de todas las victorias alcanzadas justamente debemos identificar y aislar a los elementos que desde nuestras filas pretenden servir la cabeza de la revolución en bandeja de plata a los enemigos de la República Bolivariana.
elmacaurelio@yahoo.es
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