La crítica es un instrumento, una herramienta de invalorable importancia. Por ella, puede el hombre rectificar sus procedimientos, enrumbar su camino, levantarse y llegar victorioso, pese todas las dificultades; como diría el Quijote, hasta “enderezar entuertos”.
Lo contrario de aquélla es la adulancia que generalmente atiende a pequeños intereses de quienes la ejercen. Al adulante poco importa el destino final del adulado, lo que éste quiere, busca y menos la grandeza. La adulancia es un veneno que todo hombre justo y preclaro desecha.
La grandeza de los hombres se descubre cuando se es capaz de advertir entre el crítico que les tiende la mano, ayuda a pesar sus ideas, sentimientos y revisar cuidadosamente lo que bien debe hacerse y el adulante que, en veces, cuando se es por lo menos ladino, busca sacar ventajas personales.
Por eso, uno puede decir con satisfacción que el Psuv está lleno gente de buena fe, claridad política y exquisitamente desinteresada.
El PCV, como partido, desde tiempo atrás, de manera muy comedida, unitaria, respetuosa y hasta con sutileza, ha hecho serias críticas a la forma como se conduce el proceso. En cada coyuntura advierte la tendencia a manejar el asunto de la política de aliados desde una óptica puramente electoral y por supuesto cuantitativa. Cuántos votos tienes, orienta el nivel y carácter de la participación que te permito. Comportamiento que ha venido generando dificultades y favoreciendo a los divisionistas y deseosos de desertar del proceso. Estos, amparados en esos procederes en veces excesivamente sectarios, han podido llevarse consigo mucho más que gente de la que debería.
Por eso, el partido del gallo rojo, ha sido persistente al reclamar una dirección colectiva para el proceso; proposición que acaba de volver a colocar sobre la mesa. Para los comunistas venezolanos, el Polo Patriótico, no puede ser sólo una especie de comando coyuntural, transitorio para abordar las venideras elecciones presidenciales. Reclaman su constitución con el fin de darle más coherencia y compromiso a la conducción del proceso revolucionario. Por esas manifestaciones, acompañadas de un desprendimiento digno de resaltarse, lo menos que uno puede hacer es reconocer eso de los camaradas.
Pero el Psuv, ese partido que pugna por nacer, en medio de concepciones en veces contradictorias, pese su juventud y presunta inmadurez, ha dado muestras de grandeza y poseer enormes y valiosas reservas. La discusión que los miembros de este partido han dado, por distintos medios, aún no habiendo mecanismos formales para darla internamente como debería hacerse, ha sido portentosa, creativa, plural y hasta aguda. Desde grupos formales del partido en Caracas u otros sitios del país, hasta multitud de reunidos espontáneamente, con profunda preocupación dejaron que se oyesen o leyesen sus opiniones.
Digno de resaltar, es como ese debate se ha dado con la mayor libertad. Que uno sepa, a nadie se le coartado su derecho a disentir de las prácticas hasta de quienes han estado al frente del partido y el gobierno. Muchos, en sus juicios críticos, llegaron a tocar de cerca la figura presidencial. Todo ello dentro del sano y revolucionario espíritu de contribuir a llamar la atención y a rectificar. También resalta la riqueza de las ideas. Hay un tesoro de opiniones que vale la pena recoger.
Al final, de lo más hermoso, hay en las declaraciones del presidente Chávez, producidas a través del programa “Dando y Dando”, la noche de este lunes, en las cuales se evidencia que la dirección del Psuv y el propio presidente, han evaluado convenientemente el valor de aquellas opiniones y el interés de abordar las cuestiones puntuales en las cuales se han centrado las mismas. Eso incluye, como lo señaló Chávez, la política de aliados, la deseada eficiencia de organismos del Estado y su funcionariado, proyecto de país socialista, coyuntura, operatividad del partido y relaciones entre éste y el gobierno.
Atendiendo la opinión más comúnmente expresada, el presidente ha reclamado un partido que, en lugar de la oposición misma, encabece la crítica al gobierno. Pide uno que se vincule al pueblo y le lidere en sus luchas.
Ha dicho el líder venezolano, interpretando cabalmente aquel vocerío enorme de hombres libres, “Más que una maquinaria política, debe (el partido) ser vanguardia del pueblo y en la transformación de la realidad venezolana”.
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