En ese tiempo los Guaraguaos cantaban aquella canción que dice “se ponen tristes los versos al ver a los hijos muertos que la lluvia nos dejó. Nos llaman damnificados y nos regalan las urnas para enterrar nuestro honor”.
Pero en esos tiempos nadie veía a Betancourt, ni a Leoni, ni a Caldera, ni a Lusinchi el pediatra, ni a Luís Herrera, ni a Carlos Andrés, a ninguno de esos se les veía por ahí mortificados por la pobre gente afectada. No se veían presidentes ni para un remedio.
Por eso uno se enorgullece de ser chavista.
Nunca antes en la historia de este país se vio a un líder entregarse con tanto amor a un pueblo. El Presidente Chávez se ha dedicado en cuerpo y alma a atender personalmente la situación de calamidad que azota a cientos de miles de compatriotas como consecuencia de las excesivas lluvias de estos días.
Chávez se ha trasladado a cada zona afectada a constatar directamente las dimensiones de la tragedia. Ha pulsado el dolor de la gente y ha calculado por ojo propio el tamaño del esfuerzo que debemos realizar como gobierno para paliar la emergencia y asumir las soluciones duraderas de mediano plazo.
Ese compromiso personal del Jefe del Estado contagia a todo un gobierno que se ha desplegado nacionalmente a atender a los urgidos de auxilio. Particularmente nuestra Fuerza Armada se ha destacado en esta gigantesca operación logística que ha salvado decenas de vidas y devuelto la tranquilidad a miles de venezolanas y venezolanos en un momento tan aciago de sus vidas.
Ya no somos aquél pueblo desprevenido y desprotegido de 1999. Ahora los Consejos Comunales y todas las otras formas de organización del Poder Popular somos parte de las soluciones y nos damos con fuerte solidaridad a colaborar con los más necesitados.
En medio del ejemplo de sensibilidad y efectividad del Gobierno Bolivariano y del sentimiento mayoritario de apoyo a las medidas adoptadas, no faltan las voces agoreras y egoístas que nos producen vergüenza ajena a la vez que nos reafirman en nuestras convicciones.
Cómo es posible que alguien se oponga al uso de instalaciones hoteleras para albergar a los miles de damnificados de Iguerote. Qué querrían? Que se les dejase a la intemperie con el agua al cuello? Hay que ser bien desgraciado para sugerir tal mezquindad.
Algunas mentes alienadas llegan a criticar la suspensión de clases en los estados más afectados por las inundaciones, cuando es ésta una medida elemental, ya que no sólo tiene impacto inmediato en una disminución del tráfico automotor, si no que previene contra cualquier eventualidad negativa que pueda poner en riesgo a nuestras niñas, niños y adolescentes; amén de la disponibilidad de espacios que pudieran servir de refugios momentáneos.
La naturaleza está trastocada por tanta depredación en su contra. Toda conciencia social nos obliga a mejor tratarla y a estar unidos para enfrentar las secuelas de estos problemas climáticos. Pueblo y Gobierno contra inundaciones. Chávez y todo un pueblo contra avaricia criminal. Tal es la pelea de esta mala hora. La tenemos que ganar.
Constituyente de 1999
(*) Presidente de la Comisión Nacional de Refugiados.
caciquenigale@yahoo.es
"... los Estados Unidos que parecen destinados por la providencia a plagar la América de miserias en nombre de la libertad..."
Simón Bolívar, El Libertador. Guayaquil 5 de agosto de 1829.