En Europa,
Estados Unidos, en Rusia, en China y otros, junto al desarrollo prodigioso
de la producción está ocurriendo un ahondamiento de la fractura social
con instancias de derrumbe de la seguridad social y el crecimiento del
trabajo “chatarra”. Es el ensanchamiento de una crisis que pone
en el orden del día hasta el uso de las armas nucleares con el consabido
peligro del exterminio total de la especie.
Venezuela -pese
a la instancia climática sufrida- debe aprovechar coyunturalmente su
producción en aumento para en el futuro, no pecar de ser ajena a esta
realidad.
Sin embargo
hay empresarios -confesos bolivarianos- que defienden por ejemplo, el
cumplimiento puntual con el aporte tributario al SENIAT (de los demás),
pero cuando sus empresas eluden estas aportaciones con el argumento
de que es para que esas empresas sigan viviendo y que de lo contrario
tendrían que cerrar las puertas, podemos imaginar como se jubilarán
y/o pensionarán muchos de los trabajadores de esas empresas cuando
finalice el lapso de regalías y facilidades decretado por Chávez en
2012.
¿Acaso el PSUV ha discutido y analizado cómo deben ser los impuestos, cómo deben ser los ingresos de los trabajadores aceptando una política económica que admite que los impuestos en la realidad, no se pueden cobrar a los capitalistas y nadie se explica
-excepto ellos
y algunos funcionarios a su servicio- el por qué, ni hasta cuando ello
seguirá ocurriendo?
Mientras el
Presidente ha tenido el coraje y la humildad de hablar a los trabajadores
en un plano de igualdad, no agrediéndolos con corporativismo en un
país que tiene necesidad de debatirse contra el corporativismo financiero
y los paraísos narco-fiscales, las retribuciones y donde los impuestos
están regidos por la lógica del modo de producción.
¿Por qué un administrativo o un portero de un banco, uno de PDVSA u otras instituciones -tras bastidores- dolarizadas, gana más que un administrativo o un portero de un hospital?
Bueno, porque
su remuneración está en relación con lo que significan sus servicios
al sistema capitalista. Algo inconcebible en un proceso revolucionario
que intenta construir sobre el estiércol heredado aplicando el concepto
socialista.
Cuando salen dirigentes políticos a mostrar esta contradicción, lo hacen “golpeando” a los sectores relativamente mejor remunerados en lugar de plantearse el equilibrio salarial necesario. Así eluden la necesidad de sanear las relaciones humanas regidas por este capitalismo miserable y corrupto, que se concentra fundamentalmente en la explotación y los paraísos fiscales para sostener sus catacumbas financieras en todos los órdenes.
Además, el
exacerbado consumismo capitalista hace que sean pocos los sectores que
en esta situación aparente de privilegio, adquieren un nivel de vida
razonable.
Ningún sector
del PSUV analiza hoy la crisis del sistema y sus posibles consecuencias
globales, todos desarrollan sus aspiraciones teniendo como marco los
límites del estado nacional.
Dentro de esos
límites, si bien es verdad que se ha hecho mucho en el campo social
reivindicativo de los más desposeídos, muy poco más se podrá hacer.
No quiere decir esto que aceptemos muchas de las formas “non santas”
en que se desarrolla la política bolivariana en nuestro país.
Entendemos que nuestros dirigentes sindicales muestran a diario su falta de orientación política. “Basculan” entre el apoyo a un gobierno que llegó a ser tal por el respaldo cívico-militar en conjunto, luego de una histórica y mal manejada independencia de clases. De ese manejo dependerá su permanencia más allá del 2012, de esa independencia necesaria que para ser tal, necesita hoy de un programa articulado entre el partido de gobierno -el PSUV- y las fuerzas de izquierda organizada, aunque sean muy pocas las que con moral suficiente hayan sobrevivido a los últimos cien años de exterminio.
diverio@yahoo.com