El avión de la línea aérea Copa aterriza en el Aeropuerto Internacional de Tocumen, en Panamá. Y ya en los salones del aeropuerto Harold Salvatierra y Heinz Machado caminan en busca de la persona que los iba a recibir para trasladarlos al hotel Sheraton.
De repente, Heinz grita: “Johnny. Johnny”. Johnny se acerca y le da un beso a Heinz. Se abrazan fuertemente: “Te esperaba con paciencia”, le dice Johnny. Y Heinz lo presenta: “Mira Harold, este es mi compañero Johnny”. Harold le estrecha la mano y siguen caminando hasta salir al estacionamiento. “Me esperan aquí mientras busco el vehículo”. Cuando quedan solos, Harold le comenta a su amigo. “Heinz, yo sé que eres gay, y lo respeto, pero trata de disimular un poco”.
Mientras tanto, en la quinta Prohibido Olvidar, Jean Brillembourg está viendo el canal ocho. “Estos chavistas se están quedando con todo. Ahora, con la aprobación de la Ley Habilitante seguro que vienen por las casas nuestras, y Kiki defendiendo a estos delincuentes”. En ese momento, la periodista Lucía Córdoba está informando desde el refugio que se creó en la Casa Amarilla. “Ahora los marginales se pusieron a valer. Unos en la Cancillería. Otros en Miraflores. Otros en el Banco Central, en fin, esto de ponerse a ayudar a los pobres no conduce a nada bueno”, dice Jean. Y entonces ve que la periodista está entrevistando a una mujer despampanante, sí, es Kiki Aranguren que llegó con unos compañeros y dice que “hemos creado el comando Guardianes de los Damnificados y estamos recorriendo todos los refugios para dar nuestra ayuda. Pedimos a todos que colaboren, que traigan alimentos, y colchonetas y sábanas”. “Lo que falta es que la dejen en el canal ocho como periodista”, pensó Jean.
Jenny Alcock estaciona su Mercedes Benz en el Centro San Ignacio y sube al Nivel Jardín. Una vez allí, mira para todos lados y sigue avanzando por el pasillo. “No sé qué me está pasando con este chavista. Necesito verlo. Tenerlo cerca, porque el beso que me dio todavía lo estoy sintiendo muy adentro”, va pensando… Se detiene frente a una tienda y se mira en el espejo. Se alarga un poco la falda y se acomoda el pelo. Y sigue caminando. Cuando va a dar la vuelta al final del pasillo, siente que la abrazan y grita “Auxi…”, pero una mano le impide seguir gritando. Entonces se ríe, cuando descubre que es Ramón Pérez. Éste no espera que se reponga de la sorpresa y le da un beso apasionado. Después, Jenny le dice al oído.”Suéltame, chavista marginal”. “No te suelto, mi querida oligarca”.
En ese momento se escucha una voz de mujer que grita: Jenny, Jenny.
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